RESUMEN
Esta nota examina varios volúmenes recientes centrados en la articulación política
de la diversidad cultural ( Hooghe, L., Lenz, T. y Marks, G. (2019). A theory of international organization. Oxford: Oxford University Press. Disponible en:
Palabras clave: Gobernanza territorial; Comunidad; Nación; Federalismo; Organizaciones Internacionales.
ABSTRACT
This book review examines some recent contributions to the study of the political
articulation of cultural diversity ( Hooghe, L., Lenz, T. y Marks, G. (2019). A theory of international organization. Oxford: Oxford University Press. Disponible en:
Keywords: Territorial Governance; Community; Nation; Federalism; International Organizations.
SUMARIO
Comunidad y diversidad, homogeneidad y pluralidad, autodeterminación del demos y autonomía de las minorías, tales son algunos de los problemas clásicos confrontados por la teoría política de la democracia y del federalismo. Estos problemas, dilemas en algunos casos, tienen un carácter inescapablemente normativo. Al mismo tiempo, su abordaje exige comprender, teórica y empíricamente, los procesos de conformación de las comunidades políticas y nacionales, las alternativas de su articulación institucional y las implicaciones de dichas alternativas para la democracia y para las políticas públicas. Los volúmenes que se recogen aquí abordan estas cuestiones desde perspectivas y en planos complementarios. El libro de Ramón Máiz analiza el nacionalismo y el federalismo combinando distintos estudios de carácter teórico e histórico. En el primer terreno, el libro estudia la naturaleza de los procesos de construcción de la nación, reinterpreta la relación de esta con la democracia y sienta sobre estas bases su defensa del federalismo plurinacional. En el segundo, el libro analiza diferentes trayectorias y modalidades de construcción de teorías sobre la nación, narrativas nacionales y configuraciones institucionales en distintos países (Francia, España, los Estados Unidos y el Imperio austrohúngaro). El resultado es una exploración extensa, profunda, innovadora y compleja sobre los diferentes planos del entrelazamiento entre la nación, el federalismo y la democracia. Por su parte, la ambiciosa serie de volúmenes elaborada por Liesbet Hooghe, Gary Marks y otros colegas analiza y explica diferentes modalidades de organización territorial de la gobernanza. Los dos primeros volúmenes de la serie se centran en el estudio de la autoridad subestatal o regional, mientras que los volúmenes publicados en 2017 y 2019 abordan la construcción de organizaciones internacionales. Estos trabajos tienen un carácter empírico-analítico (cuantitativo y cualitativo) y teórico a la vez. Se basan en una detallada reflexión teórica y metodológica sobre las dimensiones de la gobernanza territorial, aportan una enorme evidencia empírica sobre las modalidades y evolución de la autoridad regional e internacional y articulan un marco teórico que aborda las tensiones entre los beneficios de las escalas amplias y los de la comunidad. Aunque con aproximaciones diferentes (más normativa e histórica en el caso de Máiz y más empírico-analítica en el caso de Hooghe, Marks y sus coautores), todos los textos abordan la cuestión de la articulación de la diversidad cultural y territorial en las democracias contemporáneas. En el caso de Máiz, los análisis se enmarcan en la teoría política republicana de la democracia. En el de Hooghe, Marks y sus coautores, es la teoría postfuncionalista desarrollada por ellos mismos la que guía el análisis de la realidad empírica. Esta nota bibliográfica aborda primero el papel y el carácter de la comunidad y de la nación en los análisis de estos autores. A continuación, se examinan las alternativas político-institucionales discutidas por los autores (el federalismo, la autoridad regional, la gobernanza multinivel, las organizaciones internacionales) y se consideran algunos de los retos y constricciones a los que se enfrentan estos modelos en las democracias actuales.
Hooghe y Marks ( Hooghe, L. y Marks, G. (2016). Community, scale, and regional governance: A postfunctionalist theory of governance.
Vol.2. Oxford: Oxford University Press. Disponible en:
Aunque la obra de Máiz hace uso también del concepto de comunidad cultural en la discusión
de las aportaciones de Bauer ( Máiz, R. (2018). Nacionalismo y federalismo. Una aproximación desde la teoría política. Madrid: Siglo xxi.Máiz, 2018: 373), sus análisis y propuestas giran ya directamente en torno a la nación como elemento
central para la construcción de espacios políticos y modelos institucionales. La importancia
de la narrativa nacionalista y del sentido común nacional es examinada en líneas que son en buena medida convergentes con las de Hooghe y Marks
(ibid.: 161-164). Máiz, sin embargo, sí se detiene en el análisis de los procesos de construcción
nacional (entendidos como procesos políticos hegemónicos) y en la exploración de diversas
configuraciones nacionalistas (discursivas y político-institucionales). El estudio
de estas cuestiones brilla tanto por su complejidad teórica (por ejemplo en el tercer
capítulo) como por su riqueza histórica (en los capítulos que de un modo u otro se
centran en Francia, España y el Imperio austrohúngaro). El marco analítico de Máiz
es constructivista y realista (ibid.: 149): reconoce la existencia de hechos y elementos diacríticos objetivos, pero también
afirma la necesidad de que los mismos sean interpretados discursiva y emocionalmente
a fin de que puedan resultar constitutivos de realidades nacionales. En este terreno
el análisis de Máiz —especialmente centrado en procesos de construcción nacional de
carácter no estatal— discurre por un estrecho sendero, separándose tanto del modelo
primordialista, en el que la etnicidad es exógena y el nacionalismo es expresivo (ibid.: 144-145), como del modelo constructivista radical, en el cual las naciones no serían
más que el resultado de las ideologías nacionalistas (ibid.: 149). Frente a ambas interpretaciones Máiz identifica de manera persuasiva la importancia
de distintos elementos conducentes a los procesos de construcción nacional (precondiciones
étnico-culturales y socioeconómicas, estructuras de oportunidad políticas y procesos
de movilización política). Se trata de un marco interpretativo particularmente adecuado
para los procesos de construcción nacional no dirigidos por élites estatales. Cabe
añadir dos cualificaciones adicionales al marco propuesto por Máiz. En primer lugar
porque, aunque todas las variables identificadas en el modelo sean relevantes, su
orden de importancia no puede ser equiparable a los efectos de la producción del objeto
de estudio. La movilización política o las precondiciones económicas pueden haber
jugado importantes papeles en los procesos de construcción nacional. Pero sin unas
precondiciones étnicas adecuadas su fuerza causal puede resultar directamente inapreciable.
En este sentido, en términos del modelo propuesto por Máiz, las precondiciones étnicas
podrían ser interpretadas como condiciones necesarias pero no suficientes de los procesos
de construcción nacional. En segundo lugar, aunque el modelo interpretativo del libro
reconoce la existencia de precondiciones étnicas objetivas, el análisis también presenta
aquellas como una «materia prima reelaborada, seleccionada y, en su caso, abiertamente
inventada por los intelectuales y los movimientos nacionalistas» (ibid.: 151), y recalca que «el nacionalismo no expresa ni refleja ni exterioriza una nación previa […], sino que a través de la movilización, el discurso y el conflicto,
la construye políticamente» (ibid.: 153). Esta interpretación es persuasiva, pero desplaza los interrogantes causales
unos pasos hacia atrás. El primero remite a las causas que llevan a los intelectuales
y movilizadores políticos nacionalistas a desarrollar marcos interpretativos de esta
naturaleza y a organizar exitosamente redes políticas ajustadas a sus fines. ¿Se trata
de un proceso aleatorio en el que la creatividad individual es decisiva, o están operando
ya aquí constricciones discursivas y simbólicas arraigadas en territorios definidos
y derivadas de rasgos etnoculturales, realidades institucionales y memorias políticas
compartidas? Y el segundo se refiere a las razones y a las emociones que permiten
que esos discursos y esos esfuerzos de movilización popular se vean coronados por
el éxito. Cabe imaginar una infinidad de modalidades discursivas nacionalistas fundadas
en una gama amplísima de potenciales elementos diacríticos. Pero es probable que solo
unas pocas variantes tengan capacidad de tracción en un contexto cultural y político
dado. Estas consideraciones indican la importancia de endogeneizar tanto los procesos
de emergencia nacionalista como su éxito social y político. Y en este terreno, más
allá de la mayor creatividad o acierto de los intelectuales nacionalistas, las precondiciones
etnoculturales distintivas (incluyendo aquí no solo la lengua, la religión o el linaje,
sino también las memorias políticas y los legados intersubjetivamente compartidos)
aparecen como condiciones necesarias (y limitadamente maleables) del desarrollo y
del éxito de las movilizaciones nacionalistas. En este terreno, como señala Roux ( Roux, Ch. (2017). Forty years later. Eugen Weber’s contribution to an empirical approach
of European State-Led Nation-Building. National Identities. 21 (1), 1-19. Disponible en:
El marco analítico de Máiz revela la importancia de los procesos políticos contingentes de construcción de identidades y narrativas nacionales en búsqueda de la hegemonía. Este análisis del discurso evita, sin embargo, las carencias identificadas por Anderson en su crítica de la obra de Laclau: la inconcreción, la desatención a los anclajes estructurales de la política y la correspondiente sobreeenfatización de la contingencia ( Anderson, P. (2018). La palabra H. Peripecias de la hegemonía. Madrid: Akal. Anderson, 2018). El trabajo de Máiz brilla de manera especial al reconstruir la historia de la idea de nación en la República Francesa. El rastreo histórico de las ideas nacionalistas francesas en el capítulo dos (desde Renan hasta los debates contemporáneos sobre el velo, pasando por el núcleo ideológico de la Tercera República) muestra tanto la importante presencia de elementos étnicos y particularistas en las ideas nacionalistas francesas como las variedades en la articulación de diferentes contenidos ideacionales. Alejándose de las dicotomías reductoras entre nacionalismo político y étnico, Máiz propone reinterpretar las diferencias entre las modalidades de nacionalismo atendiendo al carácter de los factores de nacionalización (mítico-simbólicos o político-voluntaristas) y a la articulación política, autoritaria o democrático-liberal de tales elementos ( Máiz, R. (2018). Nacionalismo y federalismo. Una aproximación desde la teoría política. Madrid: Siglo xxi.Máiz, 2018: 99). Es en este espacio bidimensional donde Máiz ubica los nacionalismos de Renan, Barrès, Maurras, Michelet o Sieyès, por citar solo algunos casos. Igualmente interesantes son las discusiones centradas en algunos prominentes autores de la tradición intelectual española. El capítulo dedicado al primer constitucionalismo español muestra el enorme peso, institucionalmente inducido, de los elementos historicistas, religiosos, organicistas, particularistas y antifederales en el primer nacionalismo liberal en España. Como el capítulo dedicado a Pi i Margall muestra, ello no significa que estuviesen ausentes en la tradición política española otras corrientes ideológicas como la federal, aunque sin duda con menor fuerza política.
Tanto la obra de Máiz como las de Hooghe y Marks abordan la cuestión de la articulación político-institucional de la diversidad cultural e identitaria. Sobre la base de su examen histórico del nacionalismo y de la teoría democrática, Máiz elabora una propuesta federal adecuada al pluralismo cultural y político y consistente con la teoría democrática republicana y deliberativa, esquivando y rechazando, por razones fácticas y normativas, los monismos nacionalistas de la soberanía estatal y del principio de las nacionalidades. Su propuesta no busca excluir absolutamente los elementos históricos y particularistas de la cultura nacional (lo cual sería directamente imposible), pero sí reducirlos a su expresión más liviana (ibid.: 196), haciendo así posible una cultura nacional pluralista y policéntrica. En las sociedades multinacionales, ese pluralismo (político y cultural) se desplegaría tanto al nivel de la politeia completa (el espacio federal en su conjunto) como dentro de sus respectivas partes constitutivas. Ello permitiría escapar de la cadena de equivalencias pueblo-nación-Estado en la que estarían comúnmente presos tanto los nacionalismos estatales como los nacionalismos minoritarios. El marco propuesto sería el de un federalismo multinacional pluralista, caracterizado por el gobierno multinivel, la democratización participativo-deliberativa y la cohesión territorial derivada de la deliberación conjunta (ibid.: 234). El arreglo institucional implicaría además la participación de las naciones internas en la reforma constitucional, el reconocimiento de las diferencias nacionales internas, «las regulaciones asimétricas o los mecanismos de opting out respecto a la legislación general del Estado» y la solidaridad económica (ibid.: 227).
Los textos de Hooghe y Marks giran también en torno a las alternativas y modalidades
de articulación de la diversidad en la gobernanza territorial, aunque como se señaló
antes, su análisis es empírico-analítico antes que normativo. Por otra parte, su apuesta
analítica se orienta a la medición continua más que dicotómica de las principales
dimensiones constitutivas de la gobernanza territorial. Así, su análisis de la autoridad
regional descompone esta en dos dimensiones básicas (autogobierno y gobierno compartido),
que son a su vez medidas, para todos los niveles de gobierno territorial —en España
por ejemplo se incluyen ayuntamientos, provincias y comunidades autónomas— a partir
de varios indicadores ( Hooghe, L. y Marks, G. (2016). Community, scale, and regional governance: A postfunctionalist theory of governance.
Vol.2. Oxford: Oxford University Press. Disponible en:
El modelo de federalismo multinacional analizado por Máiz se ajusta más claramente
a los diseños basados en el vigor de las comunidades. Además, normativamente, cabe
entender la propuesta de Máiz como un ideal regulativo al que deberían tender a acomodarse
las democracias contemporáneas. Considerando la diversidad política y cultural interna
de las sociedades democráticas y también la tendencia a la constitución de espacios
de ampliados de gobernanza política internacional, el modelo federal multinacional,
más allá de su precisa concreción institucional, aparece como la forma más razonable
y pragmática de articulación política de la diversidad, particularmente si se aspira
a un régimen político que asegure tanto el pluralismo y la democracia como la estabilidad
de los marcos político-territoriales. En el caso de los Estados multinacionales, ese
marco permitiría evitar las alternativas fuertemente costosas del centralismo y la
secesión. Este arreglo se ajustaría también a lo que Stepan et al. ( Stepan, A. , Linz, J. J. and Yadav, Y. (2011). Crafting State-Nations: India and other multinational democracies. Baltimore: The Johns Hopkins University Press.2011) denominaron state-nations, es decir, sistemas cuya solidaridad y legitimidad descansaría sobre sus instituciones
políticas federales y pluralistas, por contraposición a los clásicos nation-states, cuyo fundamento legitimador residía en una identidad nacional compartida. Con todo,
el análisis normativo debe considerar inevitablemente las limitaciones y costes de
las alternativas consideradas, también a partir de nuestra experiencia fáctica sobre
las implicaciones de las mismas. Así, por ejemplo, son varios los estudios empíricos
(de caso, comparativos y cuantitativos) que recalcan los efectos negativos de las
instituciones federales para el desarrollo del Estado del bienestar y para la expansión
del gasto social ( Immergut, E. (1992). The political construction of interests: National Health Insurance in Switzerland,
France, and Sweden, 1930-1970. Nueva York: Cambridge University Press. Immergut, 1992; Huber, E. y Stephens, J. D. (2001). Development and crisis of the welfare state: parties and policies in global markets.
Chicago: The University of Chicago Press. Disponible en:
La teoría postfuncionalista desarrollada por Hooghe y Marks va más allá del estudio
de las instituciones políticas nacionales y analiza cómo el pluralismo de comunidades
nacionales dificulta el establecimiento y el empoderamiento de las instituciones políticas
supranacionales, incluso cuando aquellos puedan parecer óptimos desde una perspectiva
económica. Estas comunidades pueden también imponer límites a la coordinación y la
solidaridad en el seno de los marcos políticos establecidos. En particular, en la
medida en que la solidaridad siga teniendo lugar de manera preferente dentro de las
comunidades nacionales los flujos redistributivos se verán sometidos a fuertes limitaciones.
Es por eso que, como señala Marks, la respuesta de la Unión Europea a esas restricciones
ha sido «to tax little and redistribute less» ( Marks, G. (2011). Europe and its empires: From Rome to the European Union. Journal of Common Market Studies, 50 (1). Disponible en:
En general, las reacciones políticas hostiles a la globalización y el multiculturalismo
que han experimentado recientemente numerosos países de Europa y Norteamérica revelan
el vigor actual de los anclajes nacionales y étnicos y los límites que los mismos
pueden imponer a la construcción de espacios políticos ampliados y a la solidaridad
entre grupos sociales y entidades político-territoriales, sean estas estatales o subestatales.
En Europa hemos sido testigos del surgimiento y ascenso de partidos de derecha radical
populista que han sacudido sus respectivos sistemas políticos a partir de la afirmación
de nacionalismos etnicistas. Los casos del Rassemblement National francés (antes Front
National), del Freiheitliche Partei Österreichs austriaco, de la Lega italiana o del
Fidesz húngaro (por citar solo los más exitosos) ilustran el vigor de los anclajes
étnicos en la política de las sociedades democráticas y capitalistas avanzadas. Pero
también lo hacen otros casos en los que son los grandes partidos establecidos (como
el Partido Conservador británico o el Partido Republicano en Estados Unidos) los que
giran hacia posiciones fuertemente nacionalistas y/o etnicistas. Como han revelado
distintos estudios empíricos, la vinculación negativa entre identidades fuertes y
orientaciones hacia la construcción europea abarca también a los miembros de minorías
nacionales ( Brigevich, A. (2012). Peeling back the layers: Territorial identity and EU support
in Spain. Regional and Federal Studies, 22 (2), 205-230. Disponible en:
Las posiciones nacionalistas y etnicistas han permitido a distintos actores políticos
articular coaliciones electorales exitosas, apelando al descontento de muchos votantes
con el marco político globalizador, con la inmigración y/o con la sociedad multicultural.
Se trata en particular de ciudadanos con menores recursos educativos, con empleos
más vulnerables y que están más expuestos a la competición en una economía globalizada.
Muchos de estos votantes se han sentido alienados no solo respecto a los grandes partidos
de la izquierda socialdemócrata ( Streeck, W. (2018). Between charity and justice. Remarks on the social construction
of immigration policy in rich democracies. Culture, Practice and Europeanization, 3 (2), 3-22.Streeck, 2018; Kaufmann, E. (2018). Whiteshift. Populism, immigration, and the future of white majorities. London: Allen Lane. Kaufmann, 2018), sino también frente a los partidos de la izquierda radical europea, en la medida
en que estos han pasado a abrazar una política de inmigración liberal y han desconsiderado
las ansiedades de amplios grupos de votantes en favor del cosmopolitismo y el multiculturalismo
( Streeck, W. (2018). Between charity and justice. Remarks on the social construction
of immigration policy in rich democracies. Culture, Practice and Europeanization, 3 (2), 3-22.Streeck, 2018, Streeck, W. (2019) ¿Qué Pasa con la izquierda radical en Europa? El Salto, 12-06-2019. Disponible en:
Debido a su complejidad teórica y su riqueza empírica, las obras abordadas en esta nota suponen contribuciones extraordinarias a nuestro conocimiento de las relaciones entre la comunidad, la nación y los marcos políticos e institucionales. Metodológicamente, las obras de Hooghe y Marks se orientan especialmente a búsqueda de la validez externa gracias a la definición y operacionalización analítica de conceptos e indicadores, a la obtención de mediciones para un alto número de casos y a la realización de análisis estadísticos multivariantes sincrónicos y diacrónicos. Por su parte, la obra de Máiz se orienta más bien a la búsqueda de la validez interna mediante el examen histórico y en profundidad de algunos casos configurativamente considerados. El análisis de Máiz tiene el valor de abordar la importancia de los elementos ideacionales y narrativos, no simplemente ideológicos, que operan en cada uno de los casos y que siguen informando además nuestra interpretación fáctica y normativa sobre la relación entre poder político, democracia y diversidad cultural. Cuando nos enfrentamos a esos dos tipos de análisis comprobamos la fertilidad intelectual que comporta el uso de diferentes perspectivas metodológicas en la ciencia política contemporánea.
En términos sustantivos, estas obras enriquecen nuestro conocimiento sobre las alternativas de articulación entre la diversidad cultural y las instituciones políticas democráticas. El trabajo de Máiz nos orienta en particular en la búsqueda de un espacio político e institucional que facilite la deliberación, la solidaridad y reconocimiento mutuo en sociedades diversas. Las obras de Hooghe y Marks nos revelan por su parte las constricciones fácticas con las que debe lidiar la búsqueda de soluciones democráticas a los problemas de la gobernanza territorial en las arenas estatal y supranacional. Solo a partir de la consideración equilibrada de ambos tipos de elementos, requisitos normativos y constricciones fácticas, será posible afrontar productivamente los retos y las oportunidades que se abren para la articulación de la solidaridad y de la diversidad en Europa y en España.
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Hooghe, L. , Schakel, A. H., Osterkatz, S. C., Niedzwiecki, S. y Shair-Rosenfield, S. (2017). Measuring International Authority. A Postfunctionalist Theory of Governance. Vol.3. Oxford: Oxford University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1093/oso/9780198724490.001.0001. |
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