RESUMEN

El presente trabajo explora comparativamente los determinantes de la membrecía a partidos políticos y organizaciones de movimientos sociales en el contexto político ecuatoriano del periodo 2017-‍2019. El diseño metodológico corresponde a una investigación transversal repetida, con tres muestras recolectadas en Quito-Ecuador en los años 2017 (n1 = 1136), 2018 (n2 = 1520) y 2019 (n3 = 824), mediante la aplicación de encuestas presenciales. Para el análisis de datos se elaboraron modelos de regresión logística con el fin de detectar los factores que influyen en la probabilidad individual de pertenecer a partidos políticos o, por otra parte, a movimientos sociales. Los resultados empíricos revelan que si bien factores como la eficacia política interna y la exposición online a acciones de reclutamiento favorecen generalizadamente la pertenencia a organizaciones políticas, también existen diferencias en el patrón explicativo de la membrecía según se trate de partidos políticos o movimientos sociales. Específicamente, los predictores socioeconómicos y psicológicos que resultan relevantes para la pertenencia a partidos políticos tienden a variar, de manera importante, en el caso de los movimientos sociales. Dado que el estudio cuantitativo de los determinantes de la pertenencia a grupos políticos ha sido un tópico poco explorado en Ecuador y América Latina, este estudio busca realizar un aporte inicial al conocimiento explicativo sobre dicho fenómeno político.

Palabras clave: Predictores; pertenencia; partidos políticos; movimientos sociales; miembros; Ecuador.

ABSTRACT

This study comparatively explores the determinants of membership in political parties and social movement organizations in the Ecuadorian context of 2017-‍2019. The methodological design corresponds to a repeated cross-sectional research, with three samples collected in Quito-Ecuador in 2017 (n1 = 1136), 2018 (n2 = 1520) and 2019 (n3 = 824), through the application of face-to-face surveys. For data analysis, logistic regression models were developed to detect the factors that influence the individual probability of belonging to political parties or, on the other hand, to social movements. Empirical findings reveal that while factors such as internal political efficacy and online exposure to recruiting actions generally favor membership in political organizations, there are also differences in the explanatory pattern of membership depending on whether they are political parties or social movements. Specifically, socioeconomic and psychological predictors that are relevant to political party membership tend to vary significantly in the case of social movements. Given that the quantitative study of the determinants of membership in political groups has been a topic little explored in Ecuador, and Latin America, this study seeks to make an initial contribution to the explanatory knowledge about this political phenomenon.

Keywords: Predictors; membership; political parties; social movements; members; Ecuador.

Cómo citar este artículo / Citation: Zumárraga-Espinosa, M. (2022). Predictores de la pertenencia a partidos políticos y movimientos sociales en Quito-Ecuador. Revista de Estudios Políticos, 197, 295-‍331. doi: https://doi.org/10.18042/cepc/rep.197.10

SUMARIO
  1. RESUMEN
  2. ABSTRACT
  3. I. INTRODUCCIÓN
  4. II. LA MEMBRECÍA A PARTIDOS POLÍTICOS Y MOVIMIENTOS SOCIALES
  5. III. EXPLICACIONES TEÓRICAS DE LA PERTENENCIA A GRUPOS POLÍTICOS
    1. 1. Modelo del voluntarismo cívico
    2. 2. Modelo de vinculación cognitiva
    3. 3. Teoría del comportamiento planificado
  6. IV. PARTIDOS POLÍTICOS, MOVIMIENTOS SOCIALES Y CONTEXTO ECUATORIANO
  7. V. PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN
  8. VI. MÉTODO
    1. 1. Muestreo
    2. 2. Procedimiento
    3. 3. Variables dependientes
    4. 4. Variables independientes
    5. 5. Análisis de datos
  9. VII. RESULTADOS
    1. 1. Membrecía a partidos políticos
    2. 2. Membrecía a movimientos sociales
  10. VIII. CONCLUSIONES
    1. 1. Limitaciones y futuros estudios
  11. NOTAS
  12. Bibliografía

I. INTRODUCCIÓN [Subir]

El escenario democrático global se define actualmente por la coexistencia de dos actores políticos centrales para la intermediación de intereses entre ciudadanía y Estado: los partidos políticos y los movimientos sociales. Dicha coexistencia, con frecuencia tensa, ha ido configurando tendencias contrapuestas, con los partidos políticos inclinándose hacia el poder público mientras se alejan de la sociedad civil, y los movimientos sociales, especialmente aquellos situados en la categoría de «nuevos», asumiendo cada vez más la función de vinculación entre ciudadanía y acción gubernamental (‍Albala y Vieira, 2014; ‍Pardo-Beneyto y Abellán-López, 2017; ‍De Souza Santos, 2001; ‍Katz y Mair, 1993, ‍1995; ‍Peruzzotti, 2008). Al respecto, la realidad política latinoamericana de los años recientes no difiere en gran medida del contexto descrito. Si bien el giro al progresismo experimentado en la última década fue el producto de alianzas decisivas entre partidos de izquierda y movimientos sociales, esto degeneró, en la mayoría de casos, en situaciones de distanciamiento y ruptura debido a la incapacidad de los primeros para, una vez en el poder, responder adecuadamente a las agendas, expectativas y demandas sociales impulsadas por los segundos. Lo cual, sumado a los escándalos de corrupción que empañaron a los Gobiernos progresistas, consumó la retirada de apoyo por parte de los movimientos sociales (‍Lo Brutto y Aceves López, 2017).

Sin embargo, a pesar sus particularidades evolutivas, tanto los partidos políticos como los movimientos sociales juegan un rol fundamental en términos de representación y movilización política de la ciudadanía. Los partidos políticos constituyen el pilar institucional central e irreemplazable para la existencia de una democracia representativa, y están a cargo de la tarea de canalizar formalmente la voluntad popular hacia la acción estatal (‍Kitschelt, 2000; ‍Mair, 1997). Por su parte, los movimientos sociales han irrumpido como agentes no convencionales encargados de la canalización, habitualmente extrainstitucional, de demandas y reivindicaciones sociales. Con una relevancia representativa que se refuerza cuando la confianza ciudadana hacia los partidos políticos decrece (‍Eberhardt, 2015; ‍Oñate, 2005; ‍Somuano Ventura, 2007).

Considerando su función de vinculación, partidos políticos y movimientos sociales dependen fuertemente de sus miembros como medio para conectar su agenda política con los segmentos de la población a representarse[1]. En otras palabras, los miembros actúan como los «ojos y oídos» de las organizaciones políticas, incidiendo en la identificación de las demandas, aspiraciones e intereses que serán canalizados y promovidos (‍Panebianco, 1988; ‍Bruter y Harrison, 2009; ‍Van Haute, 2011). Asimismo, los miembros operan como fuerzas de primera línea en términos de movilización y apoyo a las iniciativas de acción política emprendidas por cada organización (‍Carty, 2010; ‍Rucht, 1996). Por lo tanto, el estudio del fenómeno de pertenencia a partidos políticos y movimientos sociales resulta clave para un mayor entendimiento del modo en que estos actores políticos influyen sobre el funcionamiento del sistema democrático. Especialmente en cuanto a la responsividad del accionar estatal y el direccionamiento de la misma hacia diferentes sectores y grupos sociales según los intereses objeto de canalización política. Por lo dicho, el estudio del perfil y características de quienes deciden volverse miembros de partidos políticos se ha mantenido como una cuestión de amplio interés para la ciencia política (‍Van Haute, 2011), interés que también se ha extrapolado al plano de los movimientos sociales (‍Cohn et al., 1993).

Si bien varios estudios, dentro y fuera de América Latina, han comparado y analizado la interacción entre partidos políticos y movimientos sociales (‍Albala, 2017; ‍Schwartz, 2010; ‍Somuano Ventura, 2007), dejando en claro que a pesar de sus diferencias estos dos tipos de actores colectivos desempeñan un papel complementario como agentes de representación política (‍Jenkins, 1995; ‍Oñate, 2005), un recorrido por la literatura empírica sobre los factores explicativos de la membrecía a partidos políticos o movimientos sociales revela una escasez importante de este tipo de trabajos para el caso latinoamericano. De igual manera, considerando que, según la tipología de acción política planteada por Pippa Norris (‍2004), la pertenencia a agrupaciones políticas constituye una forma de participación política caracterizada por desarrollarse y canalizarse a partir de una agencia u organización, cabe preguntarse en qué medida los predictores de la membrecía política difieren al pasar de una alternativa organizacional a otra; es decir, de partidos políticos a las organizaciones de movimientos sociales.

Con base en estos antecedentes, la presente investigación tiene por propósito explorar, desde una perspectiva comparativa, los determinantes de la pertenencia a estos dos tipos de agrupaciones políticas: partidos políticos y las organizaciones de movimientos sociales. La realidad política específica sobre la cual se pretende dar cuenta mediante esta investigación corresponde al contexto político ecuatoriano. Ecuador a partir del año 2017 se ha caracterizado por la evolución de su sistema de partidos hacia un mayor pluralismo y fragmentación del poder, así como la recuperación del protagonismo de los movimientos sociales, especialmente a raíz de las protestas sociales de octubre de 2019.

Este trabajo posee el siguiente ordenamiento. Como punto de partida, se presentan las principales características y diferencias de la membrecía a partidos políticos y movimientos sociales. En el siguiente apartado se exponen las perspectivas teóricas empleadas para la formulación de un modelo explicativo integrador de la pertenencia a estas dos clases de agrupaciones políticas. Después, se realiza una breve contextualización de la realidad política ecuatoriana como caso de estudio. Hecho esto, se explicitan las preguntas de investigación. La siguiente sección corresponde al planteamiento metodológico y la estrategia analítica utilizada en la investigación empírica. A continuación, se presentan los resultados de los análisis de regresión logística desarrollados para identificar, de manera comparativa, los predictores de la pertenencia a partidos políticos y movimientos sociales. Finalmente, se plantean las conclusiones del trabajo, sus limitaciones y recomendaciones para futuras líneas de investigación.

II. LA MEMBRECÍA A PARTIDOS POLÍTICOS Y MOVIMIENTOS SOCIALES[Subir]

La membrecía a agrupaciones políticas se mantiene como una forma de participación política poco estudiada en la literatura empírica, ya sea en el campo de la participación política, los partidos políticos o los movimientos sociales. No obstante, los miembros cumplen un rol esencial para el funcionamiento de las organizaciones de naturaleza política. En el caso de los partidos políticos, dado que se trata de agrupaciones especializadas en tareas de representación política, caracterizadas por un alto grado de profesionalización y concentrarse crecientemente en cuestiones de marketing político con fines electorales, la movilización colectiva de sus miembros no constituye, en la actualidad, una actividad central para este tipo de organizaciones (‍Albala, 2020; ‍Albala y Vieira, 2014; ‍Pardo-Beneyto y Abellán-López, 2017; ‍Somuano Ventura, 2007). Sin embargo, la capacidad de los partidos para desempeñar efectivamente su función de vinculación entre los intereses sociales y la acción del Estado depende fuertemente de su base de miembros. Los miembros permiten conectar a los líderes de partido con la sociedad civil y sus demandas, lo cual define, en gran medida, la calidad representativa de la agenda política partidista (‍Scarrow y Gezgor, 2010; ‍Martin y Cowley, 1999). Así, las raíces sociales que los partidos políticos puedan echar están mediadas por el perfil de su membrecía, y los sectores o grupos sociales concretos a los que pertenece (‍Bruter y Harrison, 2009). Complementariamente, los miembros juegan un rol simbólico y electoral muy importante para los partidos. En cuanto a lo simbólico, los miembros contribuyen a configurar la imagen pública del partido, influyendo en la identificación y simpatía que pueda generar hacia diferentes sectores de la población (‍Scarrow y Gezgor, 2010). En lo electoral, la revolución digital ha posibilitado que los miembros de base adquieran mucha más autonomía y capacidad de movilización de apoyos electorales a favor de su partido, especialmente a través del uso de medios sociales como las redes sociales o aplicaciones de mensajería instantánea (‍Carty, 2010; ‍Gibson, 2015).

Por su parte, la membrecía ocupa un lugar central para el activismo militante de las organizaciones de movimientos sociales. A diferencia de los partidos políticos, la producción de acciones colectivas es, con mucha frecuencia, la actividad principal de los movimientos sociales (‍Kriesi, 1996). Si bien las acciones políticas colectivas desarrolladas por los movimientos sociales suelen estar integradas por los propios miembros de las organizaciones que conforman el movimiento, además de aquellas personas que sin ser miembros participan en dichas actividades como forma de apoyo, son los miembros quienes realizan el impulso inicial de las iniciativas políticas del movimiento (‍McAdam y Paulsen, 1993; ‍Rucht, 1996). De igual manera, como ocurre con los partidos, los miembros y sus tareas de movilización, especialmente online, son cruciales para sumar respaldos de la ciudadanía en torno a las acciones colectivas que el movimiento ponga en marcha, tales como manifestaciones, plantones, marchas, entre otras (‍Vissers et al., 2012; ‍Ward, 2016). Por último, dado que los movimientos sociales y sus organizaciones operan bajo modalidades más democráticas y horizontales que los partidos, sus agendas políticas están incluso más determinadas por el perfil de sus miembros y los intereses que representan (‍Cohn et al., 1993; ‍Modonesi e Iglesias, 2016). En conclusión, los miembros actúan como los sentidos de una organización política, incidiendo en buena medida en las demandas, preocupaciones e intereses que serán captados desde la ciudadanía para la construcción de sus agendas políticas. Esto, a su vez, define los sectores sociales hacia los que se inclinará la responsividad del sistema política y la acción gubernamental, como producto de la canalización formal de las agendas partidistas o de la promoción, generalmente por vías no convencionales, de las agendas a cargo de los movimientos. Dicho de otra manera, conocer el perfil de los miembros de estos tipos de agrupaciones políticas contribuye a mapear los intereses y sectores de la ciudadanía, que actúan sobre el proceso político en un momento dado.

III. EXPLICACIONES TEÓRICAS DE LA PERTENENCIA A GRUPOS POLÍTICOS[Subir]

La pertenencia a agrupaciones políticas como forma de participación política, puede explicarse desde una variedad de perspectivas teóricas. Con el fin de configurar un modelo explicativo integrador, capaz de aplicarse a tanto a la membrecía a partidos políticos como de movimientos sociales, se procederá a revisar tres apuestas teóricas, pertinentes y relevantes según la literatura para la identificación de potenciales factores explicativos a nivel individual. Estos esquemas teóricos son: el modelo del voluntarismo cívico, el modelo de vinculación cognitiva y la teoría del comportamiento planificado.

Cabe señalar que la pertenencia individual a agrupaciones políticas ha venido estudiándose en la literatura principalmente desde perspectivas teóricas como el modelo de recursos, el modelo sociopolítico y el modelo de elección racional (‍Van Haute, 2011). En relación con dichos enfoques, el modelo del voluntarismo cívico se ha posicionado como la apuesta teórica predominante para el entendimiento de las conductas de participación política (‍Verba et al., 1995), incorporando en sus dimensiones explicativas tanto al modelo de recursos como el modelo sociopolítico (definido como vinculación psicológica o political engagement) y el enfoque de disponibilidad estructural (‍Brady et al., 1995). Partiendo de esto, el modelo de vinculación cognitiva constituye un refinamiento del componente «vinculación psicológica» contemplado por el modelo del voluntarismo cívico, habiéndose empleado en estudios relevantes sobre membrecía política (‍Hager et al., 2016; ‍Tosun et al., 2018; ‍Whiteley, 2009, ‍2011). Complementariamente, la teoría del comportamiento planificado también ha adquirido relevancia en la literatura sobre comportamiento político individual, proporcionado valiosos aportes explicativos, especialmente en lo referente a efectos de grupo (‍Baber, 2020; ‍Bošnjak et al., 2020). Considerando las razones expuestas, el presente estudio considera pertinente el uso de las teorías explicativas señaladas inicialmente.

1. Modelo del voluntarismo cívico[Subir]

Formulado por Verba et al. (‍1995), puede considerarse como el enfoque explicativo que goza de mayor aceptación en el ámbito de la participación política. Este modelo teórico propone que las actividades de participación política dependen de tres factores fundamentales: los recursos, la vinculación psicológica y el contacto con acciones de movilización. El factor recursos hace referencia a las barreras de acceso objetivas que impiden el activismo político, pues cada actividad de participación política cuenta con una estructura de costos concreta, entre los que destacan los costos monetarios, la disponibilidad de tiempo libre o la necesidad de competencias individuales específicas (‍Best y Krueger, 2005; ‍Brady et al., 1995). Así, dada una actividad política determinada, aunque dos personas tengan la misma intención de involucrarse, quien carezca de los recursos requeridos para cubrir los costos asociados simplemente no podrá hacerlo. La situación financiera puede resultar especialmente relevante para la membrecía a partidos políticos, pues al tratarse de una membrecía formal suele conllevar un costo financiero, además de los costos asociados al sostenimiento de dicha membrecía, como el pago de cuotas o aportaciones (‍Achury et al., 2020).

El factor de vinculación psicológica, centrado en aspectos motivacionales, será tratado en detalle al abordar el modelo de vinculación cognitiva. Sin embargo, aunque una persona cuente con la motivación y los recursos necesarios para participar políticamente, esto solo se cristalizará al entrar en contacto con oportunidades efectivas de movilización (‍McAdam y Paulsen, 1993). Tales oportunidades incluyen el acceso a información movilizadora (agendas activistas, avisos, cronogramas, horarios, lugares en los que se desarrollarán iniciativas políticas, etc.) y las acciones de reclutamiento efectuadas por las organizaciones políticas (‍Heiss y Matthes, 2016; ‍Lemert, 1981; ‍Ward, 2016). Al respecto, las dinámicas de reclutamiento juegan un rol explicativo crucial para la membrecía política (‍Shi et al., 2017). Normalmente, los esfuerzos de reclutamiento de los grupos políticos suelen desarrollarse de manera directa e indirecta. La vía directa se concentra en la generación de convocatorias masivas a nombre del partido político o movimiento social, mientras que los mecanismos indirectos reposan en el accionar más autónomo de los miembros de la agrupación política, quienes desarrollan estrategias especializadas para el reclutamiento de nuevos miembros a través de su red de contactos (‍Klandermans y Oegema, 1987; ‍Gustafsson, 2012; ‍Ward, 2016). Cabe resaltar que, en la actualidad, las prácticas de reclutamiento se han trasladado crecientemente al plano online, principalmente mediante el aprovechamiento de las potencialidades que brindan los medios sociales en términos de interconectividad y difusión de información (‍Enjolras et al., 2013; ‍Theocharis et al., 2015; ‍Vissers et al., 2012). En consecuencia, se esperaría que mientras mayor exposición tenga una persona a las acciones de reclutamiento de partidos políticos o movimientos sociales, mayor será su probabilidad de convertirse en miembro de dichas organizaciones.

Dado este enfoque teórico, las variables predictoras de la membrecía a grupos políticos (partidos y movimientos sociales) que se contemplan en el presente estudio son los ingresos financieros y el contacto online con acciones de movilización generadas por agrupaciones políticas o sus miembros. Adicionalmente, el sexo y la edad se incluyen como variables de control.

2. Modelo de vinculación cognitiva[Subir]

Este esquema explicativo pude concebirse como un perfeccionamiento del componente vinculación psicológica del modelo del voluntarismo cívico. Si bien se sigue considerando al involucramiento psicológico que el individuo establece con la política como fuente de motivaciones y actitudes favorables para la implicación en actividades políticas (‍Brady et al., 1995; ‍Kim y Khang, 2014), el modelo de vinculación cognitiva sostiene que esto depende en gran medida de elementos cognitivos. Es decir, la posibilidad de que un individuo se interese por la política, y la asuma como algo importante en su vida, está condicionada por su capacidad para procesar y entender la información relacionada con la política y los asuntos de interés público (‍Dalton, 2005; ‍Norris, 2000). En este sentido, la educación opera como un indicador de la habilidad individual para darle sentido a la política y adquirir consciencia de su relevancia (‍Whiteley, 2011). De este modo, no solo interesarse en la política, sino también el grado de escolaridad, puede motivar el involucramiento en actividades de participación política.

Asimismo, la capacidad para comprender la política e intervenir en actividades de este tipo puede verse reflejada por medio de una categoría explicativa fundamental para la participación política: la eficacia política interna. La dimensión interna del sentido de eficacia política hace referencia a la competencia autopercibida por el individuo, en términos de información, conocimiento y preparación, para lograr resultados favorables en caso de intervenir en acciones políticas (‍Zumárraga-Espinosa, 2020). Por lo tanto, mayor eficacia política interna favorecería una propensión más alta a participar políticamente. En este punto, se esperaría que el interés por la política, el nivel de educación y la eficacia política interna actúen como predictores de la pertenencia a partidos políticos y movimientos sociales.

Junto a lo propuesto por el modelo de vinculación cognitiva, existen otras actitudes políticas relevantes para la explicación de las conductas de participación política y el fenómeno de membrecía política en particular. En primer lugar, la ley de May propone que la ideología política se relaciona con la pertenencia a partidos políticos. Según este planteamiento (‍May, 1973), quienes poseen posturas políticas más extremas tienen mayor tendencia a convertirse en miembros de partidos políticos. Esto se debe a que la intensidad de sus creencias y puntos de vista posibilitan que los costos de membrecía puedan asumirse con mayor facilidad en comparación con aquellas personas que poseen ideologías políticas más moderadas. Por otro lado, aspectos como la confianza en el Gobierno y la satisfacción con la democracia operan como indicadores de la percepción ciudadana en torno a la responsividad del sistema político (‍Sousa-Braga y Fukushima, 2020). Tales evaluaciones de responsividad pueden inclinar las preferencias hacia organismos representativos formales como los partidos políticos o, en su defecto, a favor de agentes no convencionales de canalización de intereses, como los movimientos sociales (‍Oñate, 2005). Esto puede explicarse por el grado de confianza que, partiendo de la responsividad percibida, se deposite en los canales participativos convencionales. Si la confianza en los canales participativos institucionales es baja, es probable que exista una mayor preferencia hacia formas de acción colectiva de naturaleza contenciosa y extrainstitucional (‍Craig y Maggiotto, 1982), generalmente ofertadas por los movimientos sociales. Finalmente, dada la condición socialmente interactiva de la experiencia militante, sea en partidos políticos u organizaciones de movimientos sociales, el grado de confianza interpersonal puede condicionar de manera importante la decisión de pertenecer o no a este tipo de organizaciones. La confianza en los otros constituye una actitud necesaria para la cooperación y la organización de actividades políticas colectivas, que constituyen un elemento central en la agenda política de estas agrupaciones (‍Morales Diez de Ulzurrun, 2001). Además, la confianza interpersonal se encuentra asociada con el capital social, que favorece la membrecía a organizaciones de todo tipo (‍Putnam, 1995). Por tanto, una mayor confianza interpersonal volverá más atractivo el adentrarse en las dinámicas sociales ligadas a la pertenencia a partidos políticos o movimientos sociales.

3. Teoría del comportamiento planificado[Subir]

Según uno de los componentes de esta perspectiva teórica, propuesta por Ajzen (‍1991), la intención para desarrollar una conducta específica se relaciona de manera importante con la existencia de normas subjetivas[2]. Las normas subjetivas se refieren a la percepción que el individuo tiene de que su círculo social (o un grupo de referencia importante) apruebe o desapruebe su comportamiento. Así, la intención del individuo para tomar un determinado curso de acción depende, en parte, de lo que sus vínculos sociales relevantes piensen al respecto. Pues tanto, la importancia atribuida, así como los juicios normativos que dichos vínculos emiten sobre la conducta en cuestión, definen un determinado grado de presión social hacia la misma, actuando como una fuerza externa promotora o inhibidora (‍Bošnjak et al., 2008). En este sentido, la aplicación de este modelo explicativo a la membrecía a grupos políticas conduce a la siguiente expectativa teórica: quienes perciban opiniones más favorables hacia el activismo político de parte de su círculo social cercano, tendrán una mayor predisposición a convertirse en miembros de partidos políticos o movimientos sociales.

IV. PARTIDOS POLÍTICOS, MOVIMIENTOS SOCIALES Y CONTEXTO ECUATORIANO[Subir]

El mandato de una década de Rafael Correa (2007-‍2017), junto con la consolidación del proceso político de la Revolución Ciudadana, produjo una serie de cambios en el escenario político ecuatoriano, con implicaciones importantes para los partidos políticos y los movimientos sociales. Aunque la llegada al poder de Correa fue el producto de una amplia alianza con movimientos sociales, organizaciones civiles y partidos de izquierda, estas relaciones se deterioraron progresivamente a causa de la creciente concentración de poder en torno al Ejecutivo y un estilo de gobierno cada vez más confrontativo por parte de Correa (‍Wolff, 2018; ‍Zumárraga-Espinosa, 2020). Así, el mandato de Correa se caracterizó por una baja tolerancia hacia la oposición, haciendo uso de la represión estatal como medio para disciplinar la actuación de los movimientos sociales, desembocando, de esta manera, en una situación de criminalización de la protesta social (‍Ortiz Lemos, 2014). Sin embargo, a pesar de las condiciones desfavorables para la movilización social, la etapa correísta vino acompañada de un mayor posicionamiento de nuevos movimientos sociales: movimientos ambientalistas, organizaciones de defensa de los derechos animales, grupos feministas y a favor de los derechos de la mujer, y asociaciones de consumidores (‍Basabe-Serrano y Martínez, 2014; ‍Cabrera Cruz, 2015; ‍Ninahualpa Cuzme, 2019). Destaca, además, la vigencia que siguen manteniendo, a nivel de América Latina, movimientos sociales más tradicionales como sindicatos y asociaciones profesionales, con mención especial para el movimiento indígena en el caso ecuatoriano, formado con base en organizaciones altamente vinculadas a formas de acción comunitaria y redes de economía popular y solidaria (‍Almeida y Cordero-Ulate, 2017; ‍Jiménez, 2016).

En la esfera de los partidos políticos, el periodo correísta destaca por dos cambios fundamentales: el reordenamiento provocado por el emergente partido de gobierno Alianza PAIS y los cambios institucionales en torno a las reglas de financiamiento. Si bien la victoria electoral de Correa en el 2006 respondió a una coalición de partidos y fuerzas políticas de izquierda, con el paso de los años el partido oficialista Alianza PAIS se posicionaría como el principal referente de la izquierda partidista, así como la fuerza parlamentaría dominante, hasta lograr mayorías en los procesos electorales de 2008, 2009, 2013 y 2017 (Olivares y Medina, 2020; ‍Meléndez y Moncagatta, 2017). En consecuencia, el sistema de partidos ecuatoriano pasó de un esquema previo de pluralismo extremo a una estructura de partido dominante (‍Pachano, 2008). Por otra parte, en el Gobierno de Correa se introducirían modificaciones importantes en el sostenimiento financiero de los partidos políticos, pues a partir de la puesta en vigor del Código de la Democracia en el año 2009, el gasto electoral de los partidos pasaría a estar principalmente financiado por recursos públicos, esto con el fin de alcanzar mayor equidad en las actividades de campaña. De igual manera, los partidos pueden acceder a un fondo partidario permanente según sus resultados electorales. Desde la perspectiva teórica de la «captura del Estado», un mayor acceso a fondos públicos puede repercutir en que los partidos pierdan incentivos en cuanto al reclutamiento de nuevos miembros, provocando un declive progresivo en los niveles de pertenencia a dichas organizaciones (‍Whiteley, 2011). El debilitamiento de la conexión entre ciudadanía y partidos, a su vez, puede asociarse con una caída en la legitimidad del rol representativo de estos últimos (‍Albala, 2020). En este sentido, un potencial declive en la membrecía a partidos puede inferirse a partir de evolución en los niveles de confianza reportada por los ciudadanos hacia estas organizaciones. Al respecto, las cifras del Latinobarómetro para el caso ecuatoriano muestran que, efectivamente, la confianza en los partidos políticos ha disminuido del 34 % en 2011 al 27 % en el 2016, y al 17 % en 2018.

Finalmente, la pérdida de confianza en los partidos parece haberse agravado a partir del año 2017, producto de la transición del Gobierno de Correa hacia quien fue su vicepresidente en el periodo 2009-‍2013, Lenin Moreno. Moreno, una vez en el poder, dio un giro significativo hacia la derecha y rompió rápidamente relaciones con el presidente saliente, lo cual desembocó en una fragmentación del partido oficialista entre morenistas y correístas (‍Labarthe y Saint-Upéry, 2017; ‍Wolff, 2018). El fraccionamiento de Alianza PAIS, que se había situado como la principal fuerza política del país, generó las condiciones para que el sistema de partidos transite nuevamente hacia una situación de mayor pluralismo (‍Pachano, 2017). Con la izquierda correísta enfrentando la arremetida anticorrupción del Gobierno de Moreno, y una izquierda anticorreísta dispersa, los sectores populares comenzaron a experimentar vacíos de representatividad crecientes, con retrocesos importantes en términos de responsividad estatal.

Esta situación alcanzó el punto más álgido en octubre de 2019, cuando producto de las condiciones de austeridad fiscal impuestas por el FMI, el Gobierno de Moreno, mediante el decreto 883, tomó la decisión de eliminar el subsidio a los combustibles. La falta de una respuesta de los actores políticos tradicionales en favor de los sectores populares provocó que los movimientos sociales, severamente desmovilizados en la época correísta, recuperaran protagonismo en la escena política nacional[3]. Con el liderazgo del movimiento indígena, las protestas sociales en contra del decreto 883 se mantuvieron por más de diez días y culminarían con la derogación de tal medida (‍Olivares y Medina, 2020).

V. PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN[Subir]

Con base en los objetos de estudio planteados, los abordajes explicativos revisados y el contexto político de interés, el presente estudio formaliza las siguientes preguntas de investigación:

  • ¿En qué medida los factores socioeconómicos, psicológicos y de reclutamiento se relacionan con la membrecía a partidos políticos?

  • ¿En qué medida los factores socioeconómicos, psicológicos y de reclutamiento se relacionan con la membrecía a organizaciones de movimientos sociales?

VI. MÉTODO[Subir]

1. Muestreo [Subir]

Con el propósito de explorar las preguntas de investigación de una forma más consistente, este trabajo se basa en información proveniente de tres muestras recolectadas en los años 2017, 2018 y 2019. En todos los casos, las muestras estuvieron conformadas por personas mayores de edad (dieciocho años o más) residentes del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ), Ecuador. La selección de los participantes se realizó de forma no probabilística, combinando procedimientos accidentales y por conveniencia. Complementariamente, se introdujeron cuotas de sexo y edad. La caracterización sociodemográfica de cada muestra se presenta en la tabla 1.

Tabla 1.

Características sociodemográficas de las muestras de estudio

n1 n2 n3
Año 2017 2018 2019
Fecha de recolección de datos Marzo Junio-julio Junio-julio
Coyuntura política Electoral No electoral No electoral
Tamaño muestral 1136 1520 824
% mujeres 53.1 % 49.7 % 50.6 %
Edad promedio (DT) 34.3 años (DT = 14.7) 31.9 años (DT = 13.0) 38.5 años (DT = 16.5)
Rango de edad 18-83 años 18-85 años 18-89 años
Estudios universitarios o más 42.2 % 55.5 % 52.2 %
Participantes miembros de partidos políticos 69 61 21
Participantes miembros de movimientos sociales 160 259 144

Fuente: datos recolectados por el Grupo de Investigaciones Psicosociales (GIPS-UPS) entre los años 2017 y 2019. Elaboración propia.

Cabe resaltar que la naturaleza del tipo de muestreo empleado, aunque posee el beneficio de ser costo-efectivo, restringe la posibilidad de generalizar los resultados empíricos a la totalidad de la población ecuatoriana, teniendo en cuenta además que los datos recolectados corresponden al DMQ (centro político del país). No obstante, una vez descrito el perfil sociodemográfico de las muestras disponibles, es posible delimitar el segmento poblacional que goza de mayor representatividad en la presente investigación. Esto encaja con la recomendación de especificar, de forma ex post, el grupo poblacional para el cual son aplicables los resultados de un estudio en caso de trabajar con muestras no probabilísticas (‍Sarstedt et al., 2018; ‍Vehovar et al., 2016). Siguiendo la tabla 1, el perfil muestral obtenido, en términos generales, corresponde a una población predominantemente joven, urbana y bien educada. Por tanto, es posible afirmar que es más probable que los posibles hallazgos sean aplicables para este sector de la ciudadanía. Asimismo, con base en las recomendaciones de Guo y Hussey (‍2004) para el uso de muestras no probabilísticas, se procuró utilizar tamaños muestrales relativamente grandes para mejorar la calidad de las estimaciones. A esto debe añadirse que si bien el uso de muestras no probabilísticas puede acarrear distorsiones preocupantes y pérdida de exactitud para las estimaciones producidas en el marco de estudios de alcance descriptivo (por ejemplo, cuando el objetivo consiste en determinar la prevalencia de algún fenómeno), esto resulta menos problemático cuando se trata de estudios de carácter explicativo, como en el presente caso, pues aunque es posible que las distribuciones a nivel muestral de las variables analizadas se desvíen de sus valores poblacionales, esto no necesariamente impide la detección efectiva de patrones de asociación entre variables (‍Corbetta, 2007). Además, de existir interacciones entre las relaciones encontradas y algún grupo poblacional en concreto, esto queda cubierto al especificar el segmento poblacional que está siendo representado con mayor peso en la investigación, y para el cual los resultados estadísticos constituyen una mejor aproximación a la realidad (‍Sarstedt et al., 2018). En este trabajo se trata de la población urbana, joven y mayormente con formación universitaria.

Por último, el carácter transversal repetido del estudio, con muestras recopiladas en una secuencia de distintos años, favorece la rigurosidad con que se evalúa el fenómeno de interés, permitiendo una lectura más amplia de los patrones explicativos de la membrecía a partidos políticos y movimientos sociales que potencialmente operan en la realidad política ecuatoriana.

2. Procedimiento[Subir]

En cada año, el levantamiento de datos se basó en la aplicación presencial de la Encuesta general de opinión y participación política desarrollada por el Grupo de Investigaciones Psicosociales (GIPS) de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS), sede Quito. El proceso de encuestado se efectuó con la colaboración de estudiantes de la carrera de Psicología de la UPS, quienes se desempeñaron como encuestadores. Al respecto, previo a cada proceso de recolección de datos, los estudiantes colaboradores fueron debidamente capacitados en el marco de la asignatura de Investigación Cuantitativa, donde recibieron formación en aspectos como protocolos de encuestado y procedimientos de tabulación. Con el fin de asegurar la calidad y veracidad de los datos, los procesos de recolección se organizaron en torno a la designación de coordinadores de encuestado, quienes se encargaron de monitorear y constatar que los estudiantes apliquen la encuesta de forma adecuada, ya sea mediante acompañamiento in situ en los lugares previamente designados para el levantamiento de información (en los procesos de muestreo accidental) o a través de verificación telefónica (cuando los encuestadores aplicaron el instrumento por conveniencia). Cabe mencionar que, si bien las encuestas fueron anónimas, en los casos en que no se pudo asegurar el acompañamiento in situ de los coordinadores de encuestado se solicitó que los encuestadores registraran un número telefónico de contacto de las personas participantes y un pseudónimo (a fin de asegurar anonimidad) para que los coordinadores pudiesen confirmar posteriormente si dichas personas efectivamente respondieron la encuesta, evitando así que los encuestadores presenten cuestionarios falsos.

En cuanto a las consideraciones éticas, las personas que consintieron participar en el estudio fueron debidamente informadas sobre los fines de la investigación y las respectivas garantías de confidencialidad. Dado que este estudio se limitó únicamente a la recolección de información por medio de una encuesta, puede considerarse como una investigación de riesgo mínimo, cumpliendo así con las normas éticas para el trabajo con seres humanos establecidas en la Declaración de Helsinki.

3. Variables dependientes[Subir]

Para la pertenencia a partidos políticos se consultó a los participantes si, en el momento de aplicarse la encuesta, eran miembros o no de un partido político[4]. En el caso de la membrecía a movimientos sociales se preguntó por la pertenencia a las siguientes agrupaciones políticas: organizaciones ambientalistas o ecológicas, asociaciones de mujeres o feministas, grupos de defensa de los derechos de los animales, grupos de acción social comunitaria, asociaciones de economía popular y solidaria, organizaciones de consumidores, sindicatos y asociaciones profesionales. En este sentido, la medición de la pertenencia a movimientos sociales se centra en las organizaciones que normalmente estructuran el componente organizacional de los distintos tipos de movimientos que tienen presencia en el escenario político de América Latina y Ecuador, tanto en la esfera de los movimientos tradicionales como de los nuevos movimientos sociales (‍Almeida y Cordero-Ulate, 2017).

4. Variables independientes [Subir]

El ingreso familiar de los participantes se evaluó a partir de diez intervalos de ingreso, que van desde «1 Salario Básico Unificado (SBU) o menos» hasta «Más de 9 SBU», considerando el SBU establecido legalmente en cada año[5]. El nivel de escolaridad se midió a través de categorías ordenadas que van desde «Sin instrucción formal» hasta «Postgrado (maestría, doctorado)». La información socioeconómica se completó con el registro del sexo y la edad de los participantes.

El interés en la política se midió a través del ítem «Personalmente, ¿Qué tan interesado diría Ud. que está en la política usualmente?», con las siguientes opciones de respuesta: 1 (Nada interesado), 2 (Poco interesado), 3 (Algo interesado) y 4 (Muy interesado). Para evaluar la ideología política se solicitó a los participantes autoposicionarse en un continuo de diez puntos que va desde 1 (Izquierda) hasta 10 (Derecha). En cuanto a la eficacia política interna, se tomó como referencia la escala adaptada por Zumárraga-Espinosa (‍2020), que consta de cuatro ítems con una escala de valoración que va desde 1 (Totalmente en desacuerdo) hasta 5 (Totalmente de acuerdo). Los ítems de esta escala son los siguientes: a) «siento que tengo una muy buena comprensión de las cuestiones políticas importantes que afronta nuestro país actualmente»; b) «me considero suficientemente preparado como para participar en política»; c) «siento que podría hacer tan buen trabajo en la función pública como la mayoría de la gente», y d) «siento que estoy mejor informado sobre los asuntos del gobierno y la política que la mayoría de la gente». En todas las muestras analizadas, dicho instrumento presentó niveles satisfactorios de fiabilidad, con un coeficiente Alfa de Cronbach (α) que osciló entre .79 y .81.

Por otra parte, la confianza interpersonal se midió mediante el ítem «En términos generales, ¿diría usted que se puede confiar en la mayoría de las personas o que no se puede ser tan confiado al tratar con la gente?», compuesto por las siguientes opciones de respuesta: 1 (Casi nunca se puede confiar en la gente), 2 (Solo a veces se puede confiar al tratar con la mayoría de las personas), 3 (Usualmente se puede confiar en la gente) y 4 (Casi siempre se puede confiar en la mayoría de las personas). Asimismo, los participantes reportaron su grado de confianza en el Gobierno de turno a través de las siguientes alternativas de respuesta: 1 (Nada), 2 (Poca), 3 (Algo) y 4 (Mucha). La satisfacción con el funcionamiento de la democracia se evaluó a través del reactivo «¿Qué tan democrático es el Gobierno en Ecuador hoy en día?», utilizando una escala de valoración que va desde 1 (No es nada democrático) hasta 5 (Completamente democrático).

Las normas subjetivas se valoraron por medio del ítem «Desde su perspectiva, ¿qué tan importante es mantenerse informado e involucrarse en cuestiones políticas para sus familiares, amigos y compañeros de trabajo?», contemplando las siguientes alternativas de respuesta: 1 (Nada importante), 2 (Poco importante), 3 (Algo importante) y 4 (Muy importante). Por último, para medir el reclutamiento online se consultó la frecuencia con que los participantes han sido contactados a través del internet por candidatos, voceros de campaña, partidos y movimientos políticos con el propósito de solicitar apoyo para sus acciones e iniciativas políticas. Las opciones de respuesta planteadas fueron: 1 (Nunca), 2 (A veces), 3 (Normalmente), 4 (Casi siempre) y 5 (Siempre).

Los reactivos empleados para medir la ideología política, la confianza interpersonal, la confianza en el Gobierno y la satisfacción con la democracia se elaboraron tomando como referencia el formato de cuestionario de la Encuesta Mundial de Valores (World Value Survey), versión Ecuador [6.ª ronda, 2013]. Por su parte, el reactivo correspondiente al interés en la política se basó en el cuestionario utilizado por el Programa Internacional de Encuestas Sociales (International Social Survey Programme), versión Ciudadanía II, 2014. Finalmente, la medición de las normas subjetivas tomó como referencia el trabajo de Bošnjak et al. (2008).

5. Análisis de datos[Subir]

Se seleccionó la técnica de regresión múltiple de tipo logística binaria para explorar, de modo comparativo, el efecto de los predictores propuestos sobre la probabilidad de membrecía a partidos políticos y movimientos sociales. Dado esto, y con el fin de facilitar la interpretación de los resultados arrojados por esta técnica estadística, se procedió a recategorizar las variables de estudio. La tabla 2 muestra la recategorización de cada variable y su respectiva información descriptiva según la muestra correspondiente.

Tabla 2.

Recodificación e información descriptiva de variables de estudio

Variable Criterio de agrupación Categorías Porcentajes ( %)
n1
(2017)
n2
(2018)
n3
(2019)
Membrecía a partidos políticos Pertenece 6.1 % 4.0 % 2.5 %
No pertenece 93.9 % 96.0 % 97.5 %
Membrecía a movimientos sociales Pertenece a una o más de las agrupaciones políticas contempladas Pertenece 14.1 % 17.0 % 17.5 %
No pertenece a ninguna de las agrupaciones políticas contempladas No pertenece 85.9 % 83.0 % 82.5 %
Sexo Masculino 53.1 % 50.3 % 49.4 %
Femenino 46.9 % 49.7 % 50.6 %
Edad De 18 a 30 años Joven 51.0 % 58.8 % 41.2 %
De 31 a 60 años Adulto 44.8 % 37.8 % 50.1 %
61 años o más Adulto mayor 4.2 % 3.4 % 8.7 %
Ingresos familiares De 0 hasta 3 SBU Ingresos bajos 67.5 % 70.2 % 66.7 %
Más de 3 SBU hasta 7 SBU Ingresos medios 27.9 % 24.2 % 27.7 %
Más de 7 SBU Ingresos altos 4.6 % 5.6 % 5.6 %
Nivel educativo Sin instrucción formal, Primaria, Secundaria, Bachillerato Sin estudios universitarios 57.8 % 44.5 % 47.8 %
Universidad incompleta, universidad completa con título, postgrado Estudios universitarios o más 42.2 % 55.5 % 52.2 %
Interés en la política Nada interesado Mínimo 12.8 % 20.3 % 24.5 %
Poco interesado, algo interesado Moderado 67.3 % 69.8 % 64.4 %
Muy interesado Alto 19.9 % 9.9 % 11.1 %
Ideología política De 1 a 3 Izquierda 22.8 % 17.1 % 20.1 %
De 4 a 7 Centro 61.1 % 69.1 % 68.6 %
De 8 a 10 Derecha 16.1 % 13.8 % 11.3 %
Eficacia política interna De 4 a 8 Baja 19.6 % 30.5 % 49.0 %
De 9 a 15 Moderada 70.5 % 63.6 % 40.7 %
De 16 a 20 Alta 9.9 % 5.9 % 10.3 %
Confianza interpersonal 0 Baja 32.8 % 30.3 % 30.3 %
De 1 a 2 Media 64.0 % 65.1 % 65.3 %
3 Alta 3.2 % 4.6 % 4.4 %
Normas subjetivas Nada importante Mínima 4.3 % 5.9 % 8.8 %
Poco importante, algo importante Moderada 63.2 % 65.7 % 66.6 %
Muy importante Alta 32.5 % 28.4 % 24.6 %
Satisfacción con la democracia De 1 a 2 Baja 44.5 % 27.0 % 37.4 %
3 Media 31.0 % 41.4 % 40.0 %
De 4 a 5 Alta 24.5 % 31.6 % 22.6 %
Confianza en el Gobierno Nada Mínima 34.2 % 3.6 % 1.1 %
Poca, algo Moderada 55.9 % 71.4 % 55.9 %
Mucha Alta 9.9 % 25.0 % 43.0 %
Reclutamiento online De 1 a 2 Baja exposición 88.8 % 82.5 % 83.9 %
3 Exposición media 6.0 % 11.1 % 9.2 %
De 4 a 5 Alta exposición 5.2 % 6.4 % 6.9 %

Fuente: datos recolectados por el Grupo de Investigaciones Psicosociales (GIPS-UPS) en el periodo 2017-‍2019. Elaboración propia.

VII. RESULTADOS [Subir]

1. Membrecía a partidos políticos[Subir]

Partiendo de los predictores planteados, se elaboraron modelos de regresión logística para cada muestra de estudio en los que la pertenencia a partidos políticos era la variable dependiente. Los resultados de los análisis de regresión logística efectuados se muestran en la tabla 3. Como puede observarse, tanto la eficacia política interna como el reclutamiento online son las variables que presentan una influencia significativa más consistente sobre la pertenencia a un partido político.

En el caso de la eficacia política interna, se evidencia un efecto positivo sobre la probabilidad de ser miembro de un partido político. Por ejemplo, considerando el año 2018 e invirtiendo la interpretación de los OR a favor de la categoría de referencia, quienes cuentan con un nivel alto de autoeficacia política poseen 5.88 veces más probabilidad de pertenecer a un partido político que aquellos con baja autoeficacia política (OR = .17), y 3.23 más probabilidad con respecto a quienes reportan niveles medios de autoeficacia política (OR = .31).

Del mismo modo, los datos del 2017 y 2018 indican que el contacto online con intentos de movilización provenientes de agrupaciones políticas se relaciona positivamente con la membrecía a partidos político. En cuanto a la ideología política, puede detectarse un patrón de influencia favorable a posturas políticas más extremas, frente a posicionamientos correspondientes al centro del espectro político-ideológico. Al respecto, los resultados revelan efectos significativos y positivos para las personas que mantienen una tendencia política de derecha, siendo quienes se encuentran más propensas a convertirse en miembros de partidos políticos. Por ejemplo, los datos del año 2019 muestran que los participantes que tienen una postura política de derecha son 3.81 veces más propensos a unirse a partidos políticos que quienes reportan una ideología política de centro (OR = 3.81).

Tabla 3.

Predictores de la pertenencia a partidos políticos (2017, 2018, 2019)

Predictores n1(2017) n2(2018) n3(2019)
β OR β OR β OR
Modelo del voluntarismo cívico
Sexo (CR=Femenino)
Masculino .52[+] 1.68 -.24 .79 .21 1.23
Edad (CR=Joven)
Adulto -.22 .80 .24 1.27 -.28 .76
Adulto mayor .23 1.26 1.00[+] 2.73 .34 1.40
Ingresos familiares (CR=Ingresos bajos)
Ingresos medios -.69[*] .50 -.19 .83 -1.38[*] .25
Ingresos altos -.06 .94 -.62 .54 -1.44 .24
Reclutamiento online (CR=Baja exposición)
Exposición media 1.16[**] 3.19 .94[*] 2.56 .12 1.12
Alta exposición 1.15[*] 3.16 2.33[***] 10.26 -.45 .64
Modelo de vinculación cognitiva
Nivel educativo (CR=Sin estudios universitarios)
Estudios universitarios o más .30 1.36 -.29 .75 .25 1.28
Interés en la política (CR=Alto)
Mínimo -1.05 .35 -.96[+] .38 -2.17[+] .11
Moderado -.42 .66 -.62 .54 -.92 .40
Eficacia política interna (CR=Alta)
Baja -1.04[+] .35 -1.77[**] .17 -1.76[*] .17
Moderada -.41 .66 -1.18[**] .31 -1.25[*] .29
Ideología Política (CR=Centro)
Izquierda .31 1.37 .25 1.28 .56 1.74
Derecha .17 1.18 .80[*] 2.22 1.34[*] 3.81
Satisfacción con la democracia (CR=Alta)
Baja .39 1.47 .07 1.07 .48 1.61
Media -.36 .70 -.31 .73 .80 2.22
Confianza en el Gobierno (CR=Alta)
Mínima -1.38[*] .25 -1.08 .34 2.11 8.27
Moderada -1.34[**] .26 .18 1.20 -.44 .65
Confianza interpersonal (CR=Baja)
Media .78[*] 2.17 .23 1.25 1.19 3.30
Alta .03 1.03 -.45 .64 1.82 6.17
Teoría del comportamiento planificado
Normas Subjetivas (CR=Alta)
Mínima .77 2.15 .64 1.90 .07 1.07
Moderada -.16 .85 -.11 .90 -.38 .68
R² de Nagelkerke .178 .194 .267
Nota: [+] p < .10; [*] p < .05; [**] p < .01; [***] p < .001 CR: Categoría de referencia, OR: Odds Ratio.

Fuente: datos recolectados por el Grupo de Investigaciones Psicosociales (GIPS-UPS) en el periodo 2017-‍2019. Elaboración propia.

Con respecto a los factores socioeconómicos, se observan probabilidades significativamente diferenciadas entre quienes pertenecen a hogares de ingresos bajos y medios, siendo los primeros más proclives a enrolarse en partidos políticos. Esto sugiere que las bases de miembros de los partidos políticos ecuatorianos, al menos en lo que respecta a las zonas urbanas, se encuentran compuestas mayoritariamente por personas provenientes de sectores populares y de clase media-baja. Interpretación que se refuerza al examinar, de manera más amplia, el signo de todos los coeficientes β correspondientes a la relación entre ingresos familiares y membrecía a partidos. En contraste, el sexo, la edad y el nivel educativo no ejercen efectos significativos sobre la membrecía a partidos políticos.

Finalmente, la información del año 2017 aporta evidencia que apoya la existencia de efectos por parte de la confianza en el Gobierno y la confianza interpersonal. En este sentido, mientras menor es la confianza en el Gobierno de turno, la probabilidad de membrecía partidista disminuye. Por ejemplo, quienes reportan una confianza en el Gobierno alta tienen cuatro veces más probabilidad de pertenecer a partidos políticos que aquellos con baja confianza hacia el gobierno (OR = 25), y 3.85 más probabilidad frente a quienes reportan un nivel de confianza medio (OR = .26). Asimismo, la confianza interpersonal parece favorecer la pertenencia a partidos políticos, aunque se trata de un predictor menos consistente.

2. Membrecía a movimientos sociales[Subir]

La tabla 4 presenta los resultados del análisis de regresión logística para la membrecía a organizaciones de movimientos sociales. En este caso, la variable dependiente se construyó de la siguiente forma: la categoría pertenencia incluye ser miembro de alguno de los tipos de movimientos sociales considerados en el estudio, que van desde agrupaciones tradicionales como sindicatos y asociaciones profesionales, hasta nuevos movimientos sociales como grupos proambientales, feministas y a favor de los derechos animales, entre otros. La categoría no pertenencia, en cambio, implica que el participante no es miembro de ninguno de los movimientos sociales enlistados.

Tabla 4.

Predictores de la pertenencia a movimientos sociales (2017, 2018, 2019)

Predictores n1(2017) n2(2018) n3(2019)
β OR β OR β OR
Modelo del voluntarismo cívico
Sexo (CR=Femenino)
Masculino -.06 .94 -.13 .88 .48[*] 1.61
Edad (CR=Joven)
Adulto .07 1.07 .16 1.17 .48[*] 1.62
Adulto mayor .40 1.49 .50 1.65 .14 1.15
Ingresos familiares (CR=Ingresos bajos)
Ingresos medios .28 1.32 .06 1.06 .22 1.24
Ingresos altos .17 1.19 .37 1.45 1.00[**] 2.73
Reclutamiento online (CR=Baja exposición)
Exposición media 1.27[***] 3.56 1.18[***] 3.24 .48 1.61
Alta exposición .85[*] 2.35 1.18[***] 3.26 .78[*] 2.19
Modelo de vinculación cognitiva
Nivel educativo (CR=Sin estudios universitarios)
Estudios universitarios o más .38[*] 1.47 .24 1.26 .31 1.36
Interés en la política (CR=Alto)
Mínimo .04 1.04 -.60[*] .55 -.26 .77
Moderado -.06 .95 -.31 .73 .28 1.32
Eficacia política interna (CR=Alta)
Baja -1.60[***] .20 -.63[*] .54 -1.16[***] .31
Moderada -.92[**] .40 -.31 .73 -1.13[***] .32
Ideología política (CR=Centro)
Izquierda .23 1.26 -.16 .86 .32 1.38
Derecha -.35 .71 .20 1.22 .29 1.33
Satisfacción con la democracia (CR=Alta)
Baja -.06 .95 .53[**] 1.70 .26 1.30
Media -.21 .81 .08 1.08 .25 1.29
Confianza en el Gobierno (CR=Alta)
Mínima .26 1.30 .13 1.14 .11 1.12
Moderada .32 1.37 -.18 .84 .10 1.10
Confianza interpersonal (CR=Baja)
Media .52[*] 1.68 .02 1.02 .29 1.34
Alta -.002 .99 .17 1.19 .90[*] 2.47
Teoría del comportamiento planificado
Normas Subjetivas (CR=Alta)
Mínima -.44 .65 .24 1.27 -.31 .73
Moderada .22 1.24 .01 1.01 -.45[*] .64
R² de Nagelkerke .121 .103 .176
Nota: [+] p < .10; [*] p < .05; [**] p < .01; [***] p < .001 CR: Categoría de referencia, OR: Odds Ratio.

Fuente: datos recolectados por el Grupo de Investigaciones Psicosociales (GIPS-UPS) en el periodo 2017-‍2019. Elaboración propia.

Al igual que sucede con la membrecía a partidos políticos, la eficacia política interna y el reclutamiento online son los factores que predicen de manera más consistente la probabilidad de pertenecer a algún movimiento social. Los dos predictores ofrecen efectos positivos y significativos. Así, se observa que quienes registran menores niveles de autoeficacia política tienen, a su vez, menor probabilidad de pertenecer a movimientos sociales.

Por su parte, quienes se exponen con mayor frecuencia a los intentos y acciones movilizadoras producidas por actores o agrupaciones políticas, se encuentran más propensos a enrolarse en movimientos sociales. Por ejemplo, según los resultados del año 2018, las personas que se exponen moderadamente a acciones de reclutamiento online tienen 3.24 más probabilidad de pertenecer a algún movimiento social que quienes reportan una baja exposición (OR = 3.24). Asimismo, quienes reportan una exposición alta están 3.26 más propensos a convertirse en miembros de uno o más movimientos sociales (OR = 3.26).

A diferencia de lo ocurrido al examinar la pertenencia a partidos políticos, los resultados sugieren un efecto positivo de los ingresos familiares sobre la membrecía a movimientos sociales. En el caso 2019, los participantes de mayor estrato presentan una probabilidad significativamente más alta de membrecía a movimientos sociales que aquellos situados en un menor nivel de ingresos (OR = 2.73). Los datos de ese año también proporcionar evidencia de respaldo para efectos significativos del sexo y la edad, siendo los hombres adultos quienes cuentan con mayor probabilidad de ser miembros de algún movimiento social. Si bien el ingreso, la edad y el sexo muestran menor consistencia en términos de influencia significativa, es posible esbozar la existencia de un perfil socioeconómico de membrecía a movimientos sociales, mismo se completaría con el efecto significativo del nivel educativo.

Según el estudio del año 2017, el grado de escolaridad ejerce un efecto positivo y significativo sobre la probabilidad de pertenecer a algún movimiento social, siendo, para quienes cuentan con estudios universitarios o de cuarto nivel, 1.47 más probable pertenecer a movimientos sociales en comparación con aquellas personas que carecen de estudios universitarios (OR = 1.47).

La confianza interpersonal también produce efectos significativos y positivos, aunque moderadamente consistentes, sobre la pertenencia a movimientos sociales. Los resultados del año 2019 indican que los participantes que tienen una confianza alta en otros son 2.47 veces más propensos a enrolarse en un movimiento social que quienes tienen una confianza interpersonal baja (OR = 2.47). En cuanto a las normas subjetivas, únicamente los datos del año 2019 proporcionan evidencia de una relación significativa, siendo las personas que perciben que su círculo social cercano atribuye una importancia alta a la actividad política quienes, a su vez, registran mayor probabilidad de pertenecer a movimientos sociales. Finalmente, en el caso 2018 se observa que quienes poseen baja satisfacción con la democracia tienen una probabilidad de membrecía significativamente mayor que aquellos que reportan una satisfacción alta (OR = 1.70).

VIII. CONCLUSIONES [Subir]

El presente trabajo se propuso explorar los determinantes individuales de la membrecía a partidos políticos y movimientos sociales en el contexto político ecuatoriano, tomando como aproximación inicial el caso del DMQ y partiendo de los aportes teóricos efectuados por el modelo del voluntarismo cívico, el modelo de vinculación cognitiva y la teoría del comportamiento planificado. Así, una vez descrito el perfil de las muestras analizadas, cabe mencionar que los resultados empíricos obtenidos son representativos, en mayor medida, del grupo poblacional que corresponde a personas jóvenes, bien educadas y que residen en zonas urbanas.

Contemplando dicha especificación, una lectura comparativa de los hallazgos empíricos obtenidos apunta hacia la existencia de patrones explicativos que, aunque convergen en cierta medida, poseen claros rasgos distintivos. Factores como la eficacia política interna y el grado de exposición online a intentos de reclutamiento, generados por agrupaciones políticas, constituyen predictores comunes que favorecen de manera consistente la pertenencia tanto a partidos políticos como movimientos sociales. Esto pone de manifiesto la relevancia generalizada del sentido de autoeficacia política individual y el factor microestructural, concerniente al acceso a oportunidades efectivas de movilización (invitaciones, convocatorias, etc.), a la hora de explicar por qué ciertas personas deciden ser miembros de organizaciones políticas. Sobre esto último, parece razonable suponer que el reclutamiento online opera como un determinante particularmente relevante para la pertenencia a grupos políticos en las zonas urbanas, puesto que existe mayor accesibilidad a internet por parte de la población, siendo necesario evaluar si este hallazgo puede replicarse también al analizar el fenómeno de membrecía política en zonas rurales.

Igualmente, el fenómeno de membrecía evidencia perfiles de propensión diferenciados según el tipo de agrupación política. En el caso de los partidos políticos, las personas con ideología política de derecha, mayor confianza en el Gobierno de turno, y con un menor nivel de ingresos, tiene más probabilidades de volverse miembros. En consecuencia, es posible afirmar que la ley de May efectivamente funciona en el entorno político ecuatoriano, aunque principalmente para el extremismo político hacia la derecha; lo cual en parte podría explicarse por el fortalecimiento que la derecha política ecuatoriana comenzó a experimentar en los últimos años del correismo y, especialmente, durante el mandato de Lenin Moreno, culminando con el triunfo presidencial del partido de derecha CREO (Movimiento Creando Oportunidades) y su candidato, Guillermo Lasso, en el año 2021. Asimismo, los resultados sugieren que los partidos políticos tienden a configurar sus bases de miembros con una presencia mayoritaria de personas de estratos populares y clase media-baja, lo cual, considerando la pérdida continúa de confianza que han experimentado estas instituciones en los últimos años, podría implicar un reclutamiento estratégico de este tipo de personas para fines netamente electorales.

Por otro lado, los hallazgos del estudio permitieron esbozar con mayor claridad un perfil socioeconómico de pertenencia a organizaciones de movimientos sociales, siendo los participantes varones, adultos, de mayores ingresos y con al menos estudios universitarios, quienes mostraron mayor propensión a pertenecer a algún movimiento social. Constatar dichas inclinaciones en el perfil de membrecía, no obstante, resulta un tanto preocupante en términos de democratización de la participación política y la representación de intereses de la ciudadanía, más aún cuando se supone que los movimientos sociales cumplen la función de canalizar aquellas demandas sociales de los grupos que tradicionalmente se encuentran más marginados de la política (‍Peruzzotti, 2008). Además, una menor satisfacción con el funcionamiento de la democracia eleva la propensión a formar parte de estos grupos políticos, lo cual tiene sentido con una menor confianza y preferencia por las vías institucionalizadas de participación política. Ocurre justo lo contrario con la relación positiva entre confianza en el Gobierno y pertenencia a partidos políticos. Complementariamente, los datos analizados también respaldan, en cierta medida, a las normas subjetivas y la confianza interpersonal como predictores positivos de la membrecía a movimientos sociales.

Para finalizar, investigar la pertenencia a partidos políticos resulta de especial relevancia si consideramos la actual tendencia a fortalecer los procesos de democracia interna y brindar más poder de decisión sobre las agendas partidistas a los miembros de estas organizaciones (‍Whiteley, 2011). Tendencia de la que Ecuador no es ajena, pues aunque posee un sistema de partidos poco institucionalizado, existen señales favorables hacia una mayor democracia interna, como el normalizar la realización de elecciones primarias. Del mismo modo, dado que operan con esquemas organizativos más horizontales, los miembros de los grupos que integran los movimientos sociales poseen una significativa capacidad de influencia sobre las agendas y los intereses que se canalizan políticamente, principalmente de forma extrainstitucional. Por lo tanto, y considerando el renovado protagonismo de los movimientos sociales en el Ecuador, resulta de especial interés comprender con amplitud quiénes los conforman y qué sectores gozan de mayor representatividad en estos espacios.

De modo más sustantivo, la relevancia de la presente investigación puede argumentarse en términos empíricos y teóricos. Si bien el estudio empírico de los determinantes de la pertenencia a grupos políticos tiene una presencia relativamente reducida en la literatura (especialmente si se trata de membrecía a organizaciones de movimientos sociales), en comparación con otros tópicos de interés para la ciencia política (‍Van Haute, 2011), estos se concentran principalmente en los contextos políticos de Norteamérica y Europa (‍Alarcón González, 2021; ‍Morales Diez de Ulzurrun, 2001; ‍Scarrow y Gezgor, 2010), y es incluso más aguda la ausencia de este tipo de análisis en el contexto de América Latina. En este sentido, el estudio desarrollado contribuye con evidencia empírica inicial para avanzar hacia un entendimiento científico del fenómeno de membrecía en el caso ecuatoriano, proponiendo patrones explicativos potencialmente aplicables al resto de países de la región (dadas las similitudes entre contextos políticos). Esto a su vez pretende motivar y servir de punto de partida para que nuevos estudios empíricos sobre este tema puedan desarrollarse en el futuro, lo cual posibilite un proceso de acumulación de evidencia necesario para validar diferentes hipótesis explicativas sobre cada tipo de membrecía política. Concretamente en el caso de Ecuador, la baja institucionalización de la ciencia política, tanto en lo formativo como en lo investigativo, demanda un mayor esfuerzo en la generación de estudios cuantitativos que aporten al entendimiento científico de los fenómenos políticos (‍Mejía Acosta et al., 2005), por lo que este trabajo se enmarca en dichos esfuerzos. Conjuntamente, por el lado teórico, esta investigación aporta la identificación de aquellos enfoques explicativos de la membrecía política que, siendo generados en contextos extrarregionales, tienen un grado de aplicabilidad para la realidad política latinoamericana, lo cual puede enriquecer la reflexión teórica sobre el tema a nivel regional.

1. Limitaciones y futuros estudios [Subir]

En relación con las limitaciones del estudio, si bien las debilidades del muestreo no probabilístico se apuntalaron, en cierta medida, mediante el uso de una estrategia de muestreo repetitivo, los hallazgos aquí expuestos deben tomarse con precaución (como ya se ha señalado) y es más probable su aplicabilidad para el segmento poblacional que se corresponde con el perfil de las muestras analizadas. No obstante, conviene recordar que el fin de estudios empíricos de carácter exploratorio, como este, consiste en identificar potenciales factores explicativos del fenómeno de interés, asociaciones estadísticas que por su magnitud y significatividad resultan prometedoras para que futuras investigaciones, más rigurosas y refinadas, se encarguen de estudiarlas con mayor detalle (‍Sarstedt et al., 2018). En consecuencia, se recomienda que próximas investigaciones profundicen en el estudio de los predictores de la pertenencia a grupos políticos empleando, para ello, muestras probabilísticas de representatividad nacional y datos de corte longitudinal. Particularmente, el uso de datos longitudinales permitiría detectar si los hallazgos presentados poseen algún problema de endogeneidad, arrojando más luz sobre el funcionamiento causal de las relaciones entre los predictores significativos encontrados y los respectivos tipos de membrecía política.

En cuanto a las teorías explicativas revisadas en este trabajo, cabe mencionar que la teoría del comportamiento planificado se aplicó únicamente de forma parcial, focalizando el interés en el factor social-microestructural abordado por las normas subjetivas. Por tanto, se recomienda que futuras investigaciones sobre esta temática evalúen el poder explicativo de dicha teoría considerándola en su totalidad, lo cual supone incluir el resto de sus componentes: la actitud hacia la conducta y el control conductual autopercibido (‍Ajzen, 1991). Adicionalmente, se recomienda explorar nuevos marcos teóricos explicativos, pues aunque el presente estudio se concentró en la revisión de aquellos predictores de la membrecía política que operan a nivel individual, queda por incorporar factores de carácter contextual que, según investigaciones previas (‍Morales Diez de Ulzurrun, 2001), juegan un rol crítico para la comprensión del fenómeno de pertenencia a grupos políticos en una realidad política concreta.

Por último, como se señaló en el apartado metodológico, en este estudio la membrecía se midió desde un enfoque subjetivo mediante una variable dicotómica (miembro/no miembro), tanto para el caso de partidos políticos como de las organizaciones de movimientos sociales. Es decir, se partió de la autoidentificación de las personas como miembros o no de cada tipo de agrupaciones políticas. Por el contrario, una medición objetiva suele fundamentarse en los registros internos, o listados de adherentes, de las diferentes organizaciones políticas. Si bien la literatura sobre partidos políticos ha mostrado que frecuentemente las mediciones objetivas y subjetivas de membrecía tienden a converger (‍Van Haute, 2011), puesto que la medición objetiva también afronta problemas como registros desactualizados o sobreestimados, se recomienda que próximas investigaciones generen evidencia empírica explicativa a partir de mediciones objetivas de la membrecía política. Esto con el fin de detectar similitudes y diferencias con respecto a los resultados arrojados por estudios basados en una medición subjetiva de la membrecía, como es el presente caso. Asimismo, conviene que futuros estudios profundicen en una medición basada en categorías o niveles de pertenencia, diferenciando entre aquellos miembros más y menos comprometidos con las acciones y procesos de toma decisiones de las agrupaciones políticas, siendo recomendable emplear esquemas de medición que evalúen la calidad de las actividades desarrolladas por los miembros al interior de la organización. Particularmente en el caso de los movimientos sociales y sus organizaciones, este tipo de medición puede ayudar a identificar con mayor precisión a los miembros efectivos, dado que por su naturaleza más flexible estos grupos suelen gestionar la membrecía con grados variables de formalización.

NOTAS[Subir]

[1]

En el caso de los movimientos sociales, el abordaje del fenómeno de membrecía debe contemplar ciertas consideraciones. Partiendo de una conceptualización analítica de los movimientos sociales, estos pueden definirse como una red de interacción de una pluralidad de actores (individuos, grupos y/o organizaciones) que comparten una identidad colectiva y se posicionan en un bando común en relación con determinados objetivos e intereses políticos (‍Diani, 1992; ‍Susen, 2010). Es decir, si bien los grupos y organizaciones actúan como el núcleo estructurador de agenda y el motor movilizador de los movimientos sociales (‍Turner, 1981; ‍Susen, 2010), estos últimos constituyen procesos colectivos más amplios que van más allá de las organizaciones que los integran, nutriéndose también de la participación de actores y personas que no necesariamente pertenecen a alguna agrupación social o política (‍Della Porta y Diani, 2011; ‍Diani 1992).

Dado esto, el presente trabajo se concentra en el componente organizacional de los movimientos sociales, analizando la membrecía a los grupos y organizaciones políticas que normalmente configuran los diferentes tipos de movimientos sociales presentes en la escena política contemporánea. En consecuencia, y partiendo de esta delimitación, se puntualiza que la membrecía a movimientos sociales hace referencia específicamente a la pertenencia a organizaciones de movimientos sociales. Asimismo, los términos pertenencia y membrecía se usan de forma indistinta.

[2]

Debe indicarse que la teoría del comportamiento planificado propone que la intención para desarrollar una determinada conducta puede entenderse a partir de tres factores explicativos: actitud frente a la conducta, control autopercibido sobre la conducta y normas subjetivas (‍Ajzen, 1991). No obstante, la presente investigación únicamente evalúa la capacidad predictiva de las normas subjetivas, poniendo interés en el aspecto social de dicha teoría, como complemento a los aspectos individuales ya abordados por los otros dos enfoques explicativos contemplados.

[3]

Es importante indicar que la Asamblea Nacional ecuatoriana se abstuvo de sesionar durante el tiempo que duraron las protestas sociales, dejando a los sectores afectados por el decreto 883 sin un canal de mediación que los representara y canalizara sus preocupaciones ante el ejecutivo (El Comercio, 2019).

[4]

En el presente trabajo se utilizó un enfoque subjetivo o autorreportado, para la medición de la pertenencia a grupos políticos, sea que se trate de partidos políticos o movimientos sociales. Esta técnica consiste en consultar directamente a los ciudadanos si son miembros de las organizaciones políticas de interés (‍Van Haute, 2011). Al respecto, se establece como premisa que el hecho de adherirse y volverse miembro de un grupo político puede considerarse, en sí mismo, un acto de participación política, puesto que independientemente del grado de activismo desplegado al interior de este, la sola adhesión implica apoyo a la organización y sus acciones para influir en el proceso político (‍Morales Diez de Ulzurrun, 2001).

[5]

En Ecuador el SBU para el año 2017 fue de 375 USD, 386 USD en el 2018 y 394 USD en el 2019.

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