RESUMEN
Este artículo analiza la evolución política y organizativa de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), un partido independentista de izquierda radical de Cataluña cuyos orígenes son próximos a lo que la literatura ha definido como partidos movimiento (e. g., Kitschelt, H. (2006). Movement parties. En R. S. Katz y W. J. Crotty (eds.). Handbook of Party Politics (pp. 278-290). London: Sage Publications.Kitschelt, 2006). Más allá de su caracterización inicial, el principal propósito del artículo es tratar de señalar las razones por las cuales este partido ha sido capaz de adaptarse a importantes cambios en el contexto político derivados de su entrada en el Parlamento regional (2012-2015) y de situarse como un apoyo clave para la gobernabilidad (2015-2017), sin alterar fundamentalmente su modelo organizativo inicial. La principal explicación a este fenómeno tiene que ver con la importancia que dentro de la CUP siguen teniendo sus diversos grupos (locales y regionales), y sobre todo, por las dificultades que estos han tenido para encontrar acomodos satisfactorios entre ellos. En la medida en que estos factores organizativos internos han permitido resistir hasta el momento las presiones de adaptación externa y de institucionalización típicas en los partidos, el caso de la CUP permite entender mejor algunas de las peculiaridades de los partidos movimiento, así como de sus condiciones de cambio y estabilidad organizativa.
Palabras clave: Partidos políticos; Cataluña; CUP; independentismo; palabra.
ABSTRACT
This article analyses the political and organizational evolution of the Candidatura d’Unitat Popular (Popular Unity Candidature, CUP), a secessionist and radical left party from Catalonia that has been widely featured as a movement party (e. g., Kitschelt, H. (2006). Movement parties. En R. S. Katz y W. J. Crotty (eds.). Handbook of Party Politics (pp. 278-290). London: Sage Publications.Kitschelt, 2006). The main aims of the article are to assess its main features, and to point out the factors that might contribute to understand why this party has been able to adapt itself without major organizational transformations, to quite important challenges in its short lifespan, such as its breakthrough in Catalonia’s regional parliament (2012-2015) or the relevance threshold achieved by becoming a key parliamentary partner of the Catalan government (2015-2017). The main explanation to this phenomenon has to do with the importance of several (local and regional) internal groups integrating the party and, particularly, with the difficulties to find consensual solutions to settle their internal differences. Because these internal factors have so far limited external pressures for change and the institutionalization of the party, the CUP’s findings might help to better understand the peculiarities of the party movement model, as well as its conditions of stability and party change.
Keywords: Political parties; Catalonia; CUP; word; secessionism.
SUMARIO
La devastadora crisis económica iniciada en 2008, así como las políticas de austeridad
implantadas durante la última década en buena parte de los países del Sur de Europa,
han tenido notables consecuencias sociales y políticas (e. g. Bosco, A. y Verney, S. (2012). Electoral Epidemic: The Political Cost of Economic
Crisis in Southern Europe, 2010-11. South European Society and Politics, 17 (2), 129-154. Disponible en:
Pensada para dar cuenta de la aparición y transformaciones de los partidos verdes
y de la nueva derecha radical, la emergente literatura sobre los partidos movimiento
ha tendido a subrayar el carácter eminentemente inestable de este modelo de partido.
Esto es debido a la profunda contradicción existente entre la voluntad de unos actores
políticos que pretenden competir en la arena partidista, pero lo hacen partiendo de
postulados y respuestas de acción colectiva y elección social propios de los movimientos
sociales ( Kitschelt, H. (2006). Movement parties. En R. S. Katz y W. J. Crotty (eds.). Handbook of Party Politics (pp. 278-290). London: Sage Publications.Kitschelt, 2006: 278-281). Dicha contradicción ha tendido a resolverse mediante procesos de transformación
organizativa y/o del cambio en la línea política inicial del partido, lo cual ha provocado
que buena parte de la literatura haya tendido a señalar la relevancia que para estos
partidos tienen las presiones funcionales e intraorganizativas causadas por la superación
de determinados umbrales institucionales, especialmente por el acceso a la representación
política o al gobierno; así como también por el eventual impacto en las políticas
públicas, tanto en términos procedimentales como sustantivos (e. g., Gamson, W. A. (1975). The strategy of social protest. Homewood, Ill.: Dorsey Press.Gamson, 1975; Pedersen, M. N. (1982). Towards a new typology of party lifespans and minor parties.
Scandinavian Political Studies, 5 (1), 1-16. Disponible en:
Entre los diferentes partidos españoles que pueden situarse cerca de la categoría
de partido movimiento (e. g., Podemos, Catalunya en Comú, En Marea, Bildu…), destaca el caso de la Candidatura d’Unitat
Popular ( Ubasart, G. (2012a). Candidatures alternatives i populars a Catalunya: cosntruint democràcia. Barcelona: Icaria.Ubasart, 2012a; Ubasart, G. (2012b). Municipalismo alternativo y popular. ¿Hacia una consolidación
de las tesis del nuevo localismo y la politización del mundo local? Revista de Estudios Políticos, 157, 135-162.2012b; Martín, I. (2015). Podemos y otros modelos de partido-movimiento. Revista Española de Sociología, 24, 107-114.Martín, 2015; Barberà, O. (2017). La Candidatura d’Unitat Popular (CUP): el auge del independentismo
de izquierda radical en Cataluña. En S. Forti, A. Gonzàlez i Vilalta y E. Ucelay-Da
Cal (eds.). El proceso separatista en Cataluña (pp. 205-224). Granada: Comares.Barberà, 2017; Díaz-Montiel, A. (2018). La Candidatura de Unidad Popular (CUP): origen, estructura
y modelo originario. Política y Gobernanza. Revista de Investigaciones y Análisis Político, 2, 101-127.Díaz-Montiel, 2018). Como se mostrará con más detalle en las próximas secciones, la CUP parece mantener
casi intacto su espíritu originario pese a haber transcurrido ya más de diez años
desde su fundación y más de seis (y dos legislaturas diferentes) de su acceso al Parlamento
de Cataluña. Tanto es así que, pese a haber sido clave para garantizar la mayoría
parlamentaria de Junts pel Sí (JxSí) entre 2015 y 2017, los medios de comunicación
todavía tienden a calificarla como antisistema. ¿Por qué la CUP ha sido capaz de resistir al paso del tiempo e importantes cambios
contextuales sin grandes variaciones en su modelo organizativo, cuando la teoría existente
sugiere que debería suceder lo contrario? Esta aparente paradoja hace de la CUP un
caso desviado ( Lijphart, A. (1971). Comparative Politics and the Comparative Method. American Political Science Review, 65 (03), 682-693. Disponible en:
El propósito de este artículo es doble. Por un lado, se trata de señalar en qué medida la CUP puede ser caracterizada como un partido movimiento, especialmente en sus orígenes. Por el otro, se pretende analizar dos etapas de su reciente evolución política, con el objetivo de mostrar las posibles interacciones entre los cambios en el contexto y la transformación de su organización interna. Para ello, las páginas que siguen revisan con más detalle la teoría existente sobre la particular inestabilidad de este modelo de partido, así como las razones y posibles límites de su transformación. Después de analizar los orígenes de la CUP y su encaje con dicho modelo, el artículo se centra en la vinculación entre los cambios en el contexto político y la trayectoria organizativa del partido. Finalmente, un apartado dedicado a la discusión hace un breve balance de estas transformaciones y su significado teórico, y por último, unas breves conclusiones que sirven para recapitular las principales ideas del texto.
La literatura sobre los modelos de partido ha estado dominada en las últimas décadas
por la interpretación funcionalista de Katz y Mair. Constatando una creciente desvinculación
entre partidos políticos y sociedad civil organizada, estos autores sugirieron que
la política partidista estaba destinada a ser considerada un servicio público y a
estar fundamentalmente vinculada a la protección del Estado ( Katz, R. S. y Mair, P. (1995). Changing Models of Party Organization and Party Democracy:
The Emergence of the Cartel Party. Party Politics, 1 (1), 5-28. Disponible en:
Casi en paralelo a la publicación de las tesis de Katz y Mair, otros investigadores
apuntaron a la aparición de nuevos modelos de partido que presagiaban, por lo contrario,
cierto resurgimiento de la sociedad civil (e. g., Poguntke, T. (1987). The organization of a participatory party. The German Greens.
European Journal of Political Research, 15 (6), 609-633. Disponible en:
Kitschelt ( Kitschelt, H. (2006). Movement parties. En R. S. Katz y W. J. Crotty (eds.). Handbook of Party Politics (pp. 278-290). London: Sage Publications.2006) es quien ha ofrecido la mejor explicación de las peculiaridades asociadas al concepto de partido movimiento. Partiendo de la distinción de Aldrich ( Aldrich, J. H. (1995). Why parties? The origin and transformation of party politics in America. Chicago: University of Chicago Press.1995) entre el grado (alto o bajo) en que los distintos actores políticos invierten en la solución de problemas de acción colectiva (organización) y de problemas de elección social (programas), Kitschelt constata que lo característico de este tipo de partidos es que se sitúan, de hecho, en el tipo de soluciones que idealmente corresponden a otra categoría de actores políticos, los movimientos sociales. De tal forma, los partidos movimiento suelen presentar un bajo grado de desarrollo, centrando su inversión tanto en la solución de problemas de acción colectiva como de elección social. Lo mismo sucede si se examina su ámbito principal de actuación, que tiende a centrarse en la protesta y movilización extrainstitucional, mientras que el ámbito natural de acción de los partidos políticos acostumbra a llevarse a cabo dentro de las instituciones ( Kitschelt, H. (2006). Movement parties. En R. S. Katz y W. J. Crotty (eds.). Handbook of Party Politics (pp. 278-290). London: Sage Publications.Kitschelt, 2006: 278-281). Estas discordancias entre unas formas de actuación y organización propias de los movimientos sociales y la apuesta por participar en un contexto de incentivos y presiones típicas de la competición partidista tienden a generar inestabilidad. Por ello la literatura ha tendido a considerar a los partidos movimiento como fenómenos transitorios y con dificultades para mantenerse como tales en el tiempo. Así pues, cabe esperar que estas «coaliciones de activistas que emanan de los movimientos sociales y que tratan de aplicar sus prácticas organizativas y estrategias en la arena de la competición electoral» ( Kitschelt, H. (2006). Movement parties. En R. S. Katz y W. J. Crotty (eds.). Handbook of Party Politics (pp. 278-290). London: Sage Publications.Kitschelt, 2006: 280 [trad. propia]) tiendan a evolucionan hacia otros modelos de partido o volver al ámbito de actuación de los movimientos sociales. ( Kitschelt, H. (2006). Movement parties. En R. S. Katz y W. J. Crotty (eds.). Handbook of Party Politics (pp. 278-290). London: Sage Publications.Kitschelt, 2006: 288; Della Porta, D. et al. (2017). Movement parties against austerity. Cambridge: Polity Press.Della Porta et al., 2017: 7).
Aunque el concepto es suficientemente amplio para ser aplicado a distintos momentos
históricos y contextos geográficos, la caracterización de los partidos movimiento
ha estado muy vinculada a las soluciones organizativas adoptadas inicialmente por
la izquierda libertaria en Europa Occidental y, más particularmente, por el concepto
de basisdemokratie de los partidos verdes. Este ha sido asociado a liderazgos colectivos y separación
de cargos, mandato imperativo, rotación de cargos, prohibición de acumulación de mandatos,
limitación de sueldos y la publicidad de las reuniones ( Poguntke, T. (1987). The organization of a participatory party. The German Greens.
European Journal of Political Research, 15 (6), 609-633. Disponible en:
La inestabilidad y, por ende, la transitoriedad de este modelo de partido hace particularmente
relevante entender las teorías del cambio por las que tiende a mutar hacia otras formas
organizativas. Della Porta y sus colegas sostienen que los cambios en la organización,
las estrategias y los repertorios de actuación de los partidos movimiento están fundamentalmente
vinculados a la interacción entre las dinámicas propias de la competición partidista
y las de los movimientos sociales ( Della Porta, D. et al. (2017). Movement parties against austerity. Cambridge: Polity Press.Della Porta et al., 2017: 22-24). Por su parte, Kitschelt ( Kitschelt, H. (2006). Movement parties. En R. S. Katz y W. J. Crotty (eds.). Handbook of Party Politics (pp. 278-290). London: Sage Publications.2006: 281-285) ha remitido a las grandes líneas de investigación tradicional: a) las teorías de
la institucionalización, que ponen énfasis en distintas dimensiones (por ejemplo,
rutinización, autonomía organizativa, reificación e infusión de valor) de la consolidación
organizativa del partido (e. g., Michels, R. (1915). Political Parties: A Sociological Study of The Oligarchical Tendencies of Modern Democracy.
New York: Hearst’s International Library.Michels, 1915; Panebianco, A. (1990). Modelos de partido. Madrid: Alianza Editorial.Panebianco, 1990; Randall, V. y Svåsand, L. (2002). Party Institutionalization in New Democracies. Party Politics, 8 (1), 5-29. Disponible en:
En contra de lo señalado anteriormente, la principal expectativa de este trabajo es
que la fuerte presencia, ya desde sus orígenes, de miembros colectivos (grupos, eventualmente,
partidos) en este tipo de partidos movimiento supondrá un fuerte contrapeso a esas
presiones derivadas de su proceso de institucionalización o de la competición partidista
que se señalaban anteriormente. Los mecanismos por los que las dinámicas organizativas
internas pueden frenar las presiones ambientales han sido ampliamente estudiados tanto
en las alianzas políticas ( Duverger, M. (1957). Los partidos políticos. México: Fondo de Cultura Económica.Duverger, 1957: 349-377; Panebianco, A. (1990). Modelos de partido. Madrid: Alianza Editorial.Panebianco, 1990: 411-417) como, más recientemente, en partidos caracterizados por la notable presencia de
miembros de carácter colectivo en su interior (e. g., Bolleyer, N. (2013). New parties in old party systems. Persistence and decline in Seventeen democracies.
Oxford: Oxford University Press.Bolleyer, 2013; Gutiérrez, J. M. y Llamazares, I. (2016). Collective members in West European political
parties. Revista Internacional de Sociología, 74 (2), e030. Disponible en:
Según Gutiérrez y Llamazares ( Gutiérrez, J. M. y Llamazares, I. (2016). Collective members in West European political
parties. Revista Internacional de Sociología, 74 (2), e030. Disponible en: http://doi.org/10.3989/ris.2016.74.2.030.
Bolleyer, N. (2013). New parties in old party systems. Persistence and decline in Seventeen democracies.
Oxford: Oxford University Press.
Los apartados que siguen tratarán de ilustrar la validez de estas expectativas a través
del caso de la CUP en Cataluña. Como se ha señalado en la introducción y se demostrará
en las páginas que siguen, el caso de estudio se ha seleccionado por tratarse de un
partido cuya evolución parece apartarse de lo establecido hasta el momento por la
literatura sobre los partidos movimiento. Tanto el análisis empírico como el marco
conceptual del artículo están pensados para señalar las razones por las que el caso
no se ajusta a las previsiones de la literatura y, a su vez, tratar de refinarla.
Desde este punto de vista, el objetivo del estudio de caso es testar y a su vez refinar
teoría una existente ( Lijphart, A. (1971). Comparative Politics and the Comparative Method. American Political Science Review, 65 (03), 682-693. Disponible en:
El resto del trabajo presentará los principales aspectos del modelo genético de la CUP, así como de su organización inicial. Posteriormente, se analizarán los principales cambios producidos por su acceso a las instituciones y el incremento de su relevancia política en 2012, 2015 y 2017. La discusión explorará en qué medida estos cambios han tendido a ser minimizados por dinámicas internas favoreciendo, de este modo, su notable continuidad organizativa. Unas breves conclusiones recapitularán todo lo expuesto y propondrán futuras vías de investigación.
El movimiento independentista de izquierda radical se encontró en una situación minoritaria
testimonial durante el período que va desde la Transición política hasta finales de
los años 2000 Para una evolución global del movimiento independentista en Cataluña véanse los trabajos
de Rubiralta ( Rubiralta, F. (2004) Una Història de l’independentisme polític català: de Francesc Macià a Josep Lluís
Carod-Rovira. Lleida: Pagès.
Buch, R. (2007). L’Esquerra independentista avui. Barcelona: Columna.
Una parte del independentismo de izquierdas radical catalán de los años ochenta simpatizó
con los métodos violentos. El rechazo social del atentado de ETA en Hipercor (1987)
y la persecución judicial de algunos de sus implicados pusieron fin a esta vía.
Es en este testimonialismo donde deben situarse los antecedentes políticos de la CUP.
Su precedente inmediato, en diciembre de 1986, fue la creación de la Assemblea Municipal
de l’Esquerra Independentista (AMEI). En este contexto, la AMEI nació como una plataforma
de coordinación del disperso movimiento independentista de izquierda radical en el
ámbito de las instituciones locales ( Jòdar, J. de y Fernández, D. (2012). Cop de CUP: viatge a l’ànima i a les arrels de les Candidatures d’Unitat Popular.
Barcelona: L’Arquer.Jòdar y Fernández, 2012: 44-48). Aunque existían candidaturas del independentismo de izquierda radical desde las
primeras elecciones locales, es la AMEI quien las impulsó (a veces incluso sin las
siglas CUP) en diferentes municipios catalanes. En 1987 se obtuvieron unos 50 concejales
y alrededor de 11 000 votos; en las elecciones municipales de 1991 el apoyo bajó a
40 concejales y unos 3000 votos; en 1995 la debilidad del movimiento favoreció los
acuerdos de coalición con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) e Iniciativa per
Catalunya Verds (ICV), que aumentaron el apoyo hasta los 20 000 votos y unos 40 concejales;
en 1999 volvieron a repetirse los acuerdos con ERC e ICV que reportaron una cifra
similar de votos, pero solo la mitad de concejales Dado que las candidaturas no se articulan en torno a una organización o sigla exclusiva
siempre hay diferencias importantes en el momento de contar la representación obtenida.
Las cifras son de Bolaño ( Bolaño, T. (2016). Extremo nordeste: la CUP: los últimos bolcheviques de Occidente. Barcelona: Península.
Culla, J. B. (2017). El tsunami. Com i per què el sistema de partits català ha esdevingut irreconeixible.
Barcelona: Pòrtic.
A principios del siglo xxi empezaron a producirse cambios que favorecieron la expansión del movimiento independentista. La consolidación del autogobierno produjo un cambio de valores entre las generaciones socializadas a partir de los años ochenta, lo que favoreció un crecimiento del independentismo que se aceleró considerablemente a partir de la crisis económica y de la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010 ( Argelaguet, J. (2014). From Autonomism to Independentism: The Growth of Secessionism in Catalonia (2010-2013). En J. Lluch (ed.). Constitutionalism and the Politics of Accommodation in Multinational Democracies (pp. 108-131). Basingstoke; Nueva York: Palgave Macmillan.Argelaguet, 2014). El contexto político también cambió significativamente desde mediados de la primera década del nuevo siglo. La reforma del Estatuto de Autonomía abrió importantes diferencias entre ERC y el PSC y puso fin al Gobierno presidido por Pasqual Maragall. De ahí que no tardasen en producirse diferentes escisiones, emergiendo nuevos proyectos independentistas de izquierda moderada como Reagrupament o, sobre todo, Solidaritat Catalana per la Independència (SCI), que en 2010 consiguió representación en el Parlamento de Cataluña. La presencia de SCI fue testimonial, pero sus empeños por situar el independentismo en la agenda política sí tuvieron un notable éxito ( Culla, J. B. (2013). Esquerra Republicana de Catalunya 1931-2012: una història política. Barcelona: La Campana.Culla, 2013: 700-705).
Por su parte, el movimiento independentista de izquierda radical resurgió por un nuevo proceso de confluencia, llamado Procés de Vinaròs, de los dos principales partidos que lo lideraban: Independentistes dels Països Catalans (IPC), refundado ahora en torno al Moviment de Defensa de la Terra (MDT), y el Partit Socialista d’Alliberament Nacional (PSAN), reconvertido en Endavant-Organització Socialista d’Alliberament Nacional (Endavant- OSAN) ( Deulonder, X. (2005) Historia del MDT. Una organització independentista radical durant els anys 80 i 90. Barcelona: Llibres de l’Índex.Deulonder, 2005; Buch, R. (2007). L’Esquerra independentista avui. Barcelona: Columna.Buch, 2007). Aunque la confluencia duró varios años (de 2000 a 2002), no condujo a una unificación organizativa de los dos partidos y los diversos grupos municipalistas involucrados. Sin embargo, sí permitió desterrar para siempre la vía violenta y definir una estrategia común: la acción política (institucional y social) desde el ámbito local ( Jòdar, J. de y Fernández, D. (2012). Cop de CUP: viatge a l’ànima i a les arrels de les Candidatures d’Unitat Popular. Barcelona: L’Arquer.Jòdar y Fernández, 2012: 65-71). La AMEI fue el órgano encargado inicialmente de coordinar dicha estrategia. En las elecciones municipales de 2003 los frutos de esta coordinación fueron todavía modestos: se obtuvieron unos 25 000 votos y unos 40 concejales en toda Cataluña ( Bolaño, T. (2016). Extremo nordeste: la CUP: los últimos bolcheviques de Occidente. Barcelona: Península.Bolaño, 2016: 74). Estos resultados permitieron la consolidación de un proyecto que, a partir de abril de 2005, dejó de pivotar sobre la AMEI para hacerlo a través de una primera Asamblea Nacional Extraordinaria de las Candidatures d’Unitat Popular, donde participaron los distintos partidos y grupos que apoyaban la iniciativa.
A partir del anteriormente citado Procés de Vinaròs, la estrategia inicial de las
CUP se centraría en desarrollar el independentismo desde el ámbito local y por medios
pacíficos. Para ello se optó por combinar la representación institucional local con
la movilización de una amplia variedad de grupos y asociaciones locales, todos ellos
cercanos al independentismo de izquierdas. Este proceso estuvo liderado por los dos
principales partidos que trataban de estructurar el movimiento, el MDT y Endavant-OSAN,
pero en él participaron también una notable cantidad de candidaturas y grupos locales
que funcionaban de modo muy autónomo. Las dinámicas partidistas y organizativas impidieron
que tanto los partidos como los grupos y candidaturas locales pudieran avanzar hacia
un proceso de unificación completo. Además, el acuerdo sobre la estrategia política
no impidió debates recurrentes sobre el impulso de iniciativas políticas más allá
del ámbito local. Estos enfrentaban al MDT y grupos afines, dispuestos a dar el salto
a la política catalana, con Endavant-OSAN y otras organizaciones próximas, que eran
partidarios de mantener el rumbo inicial ( Culla, J. B. (2017). El tsunami. Com i per què el sistema de partits català ha esdevingut irreconeixible.
Barcelona: Pòrtic.Culla, 2017: 234-240). Más allá del impulso del MDT y Endavant-OSAN, los casals (ateneos) independentistas y los grupos políticos locales que se esparcieron por toda
Cataluña también tuvieron un papel clave en todo este proceso ( Buch, R. (2007). L’Esquerra independentista avui. Barcelona: Columna.Buch, 2007: 109-165). Con el tiempo, los grupos pertenecientes al mundo municipalista y vinculado a movimientos
sociales y vecinales constituyeron una especie de tercera vía que mediaba entre los
planteamientos de los dos partidos. Esta lógica de coordinación entre entidades políticas
ya preexistentes, partidos regionales y locales, asociaciones y grupos de interés
diversos, sitúa a la CUP como un típico partido extraparlamentario en el sentido teorizado
por Duverger ( Duverger, M. (1957). Los partidos políticos. México: Fondo de Cultura Económica.1957). También encaja bien en esta categoría el desapego por la actividad electoral y
parlamentaria de la que el partido ha hecho gala desde sus inicios Como señalaba recientemente Anna Gabriel, una de sus dirigentes: «No estamos aquí
para ir a elecciones. Venimos del municipalismo y entramos en el Parlament en 2012
por un contexto determinado y no por el afán de ocupar escaños. […] La política va
mucho más allá de ir a votar y hay muchas maneras de expresarse políticamente» ( El País (2017). «Vamos tarde con el referéndum y ya no hay excusa para no convocarlo» (Entrevista
a Anna Gabriel), 16 de abril. Disponible en: https://bit.ly/2OTSvcb.
La segunda Asamblea, celebrada en Manlleu en 2008, sirvió para que las CUP dejase
de ser una plataforma de coordinación entre pequeños partidos extraparlamentarios
y diversas organizaciones y asociaciones de raíz local y se convirtiese en un partido
político. Es decir, dejase de ser las CUP para ser la CUP. Los estatutos de 2008 dotaron a la CUP de la estructura organizativa formal propia
de un partido de masas. Dicha estructura otorgaba un papel muy relevante a las asambleas
locales ( CUP (2008). Estatuts interns. Disponible en:
Las particularidades de la etapa fundacional, marcada por la presencia de diversos
grupos políticos y sociales con carácter autónomo tanto a nivel regional (Endant-OSAN,
MDT) como local, dejó una profunda huella en la CUP. Su primer modelo organizativo,
muy cercano a la noción de partido indirecto ( Duverger, M. (1957). Los partidos políticos. México: Fondo de Cultura Económica.Duverger, 1957) o de creación externa ( Bolleyer, N. (2013). New parties in old party systems. Persistence and decline in Seventeen democracies.
Oxford: Oxford University Press.Bolleyer, 2013), se caracterizaba, entre otros elementos, por cierta tolerancia hacia la doble afiliación
( CUP (2008). Estatuts interns. Disponible en:
El régimen de incompatibilidades se limitaba a impedir que sus miembros lo fueran
de partidos que no tuvieran a la CUP como referente institucional, lo que de facto permitía la doble afiliación a MDT, Endavant-OSAN y otros partidos locales.
Según el OPCAT de la UPF la CUP pasó de 217 afiliados en 2009 a cerca de 1912 en
2016. Asimismo, pasó de 198 simpatizantes en 2014 a 338 en 2016:
Parte de estas características se reflejaron también en la sociología y actitudes de su base social. Según una encuesta llevada cabo por Ubasart ( Ubasart, G. (2012a). Candidatures alternatives i populars a Catalunya: cosntruint democràcia. Barcelona: Icaria.2012a y Ubasart, G. (2012b). Municipalismo alternativo y popular. ¿Hacia una consolidación de las tesis del nuevo localismo y la politización del mundo local? Revista de Estudios Políticos, 157, 135-162.2012b) poco antes del acceso de la CUP al Parlamento de Cataluña, un 90 % consideraba que su participación en las candidaturas de la CUP le convertía en un activista local (en vez de un político local), mientras que un 65 % se mostraba muy o bastante de acuerdo con la idea de que participar en estas candidaturas era una manera de trabajar por el municipio. Por otro lado, un 77 % consideraba que la candidatura pertenecía a una organización política (y no cívica) y el 86 % estaba de acuerdo en que las entidades de la sociedad civil debían participar activamente en política. De hecho, más del 75 % de los respondientes pertenecía a entidades cívico-culturales y un 56 %, a movimientos y plataformas.
Además de reflejar el peso de los grupos promotores, la organización de la CUP adoptó
muchas de las medidas típicas de la basisdemokratie. En primer lugar, por el ya mencionado reconocimiento a la importancia de la deliberación
y de las asambleas en su sistema de toma de decisiones. En este sentido, los primeros
estatutos de la CUP establecieron la obligación de celebrar una asamblea anual a la
cual todos los miembros al corriente de pago podían asistir y votar ( CUP (2008). Estatuts interns. Disponible en:
Junto con su compromiso con las basisdemokratie, la CUP también adoptó del modelo de partido movimiento su baja inversión en personal y sedes. La tabla 1 ilustra parcialmente este argumento mostrando la contención en los gastos de personal contratado por la oficina central del partido hasta 2015. Esto podría explicarse por su carácter extraparlamentario (hasta 2012), y la relevancia que en la CUP tenían los cargos públicos locales, pero también por la estrecha conexión del partido con el movimiento independentista de izquierda radical, con el que sin duda compartía numerosos recursos humanos y materiales (e. g., Buch, R. (2007). L’Esquerra independentista avui. Barcelona: Columna.Buch, 2007).
Finalmente, la CUP apostó, con un éxito desigual, por combinar la presencia en las
instituciones con otras actuaciones menos convencionales. De hecho, a lo largo de
la década de los 2000, el partido impulsó tres proyectos destinados a tratar de aumentar
su protagonismo político en la política catalana (e. g., Barberà, O. (2017). La Candidatura d’Unitat Popular (CUP): el auge del independentismo
de izquierda radical en Cataluña. En S. Forti, A. Gonzàlez i Vilalta y E. Ucelay-Da
Cal (eds.). El proceso separatista en Cataluña (pp. 205-224). Granada: Comares.Barberà, 2017; Bolaño, T. (2016). Extremo nordeste: la CUP: los últimos bolcheviques de Occidente. Barcelona: Península.Bolaño, 2016: 76-83; Jòdar, J. de y Fernández, D. (2012). Cop de CUP: viatge a l’ànima i a les arrels de les Candidatures d’Unitat Popular.
Barcelona: L’Arquer.Jòdar y Fernández, 2012: 74-80). El primero fue la presentación de una candidatura a las elecciones europeas de
2004. Esta obtuvo resultados puramente testimoniales (ver tabla 2), lo que pospuso durante casi una década todo intento de competir electoralmente
más allá del nivel local. La segunda iniciativa fue su activa implicación contra la
reforma del Estatuto de Autonomía (apostando, en contra, por la independencia). Pese
a que sus argumentos ganaron fuerza por los recortes al Estatuto inicial en el Congreso
de Diputados, su campaña quedó en buena medida eclipsada por el cambio de posición
de ERC. El tercer proyecto, mucho más exitoso, fue la promoción de diversas consultas
locales sobre la independencia celebradas entre 2009 y 2011 con la colaboración de
diversos grupos y asociaciones de su entorno. Estas consultas permitieron dar visibilidad
a un reconstituido movimiento independentista articulado ahora en torno al llamado
derecho a decidir La primera consulta se realizó en Arenys de Mar (Barcelona) junto con la Plataforma
pel Dret a Decidir (PDD). Sobre estas consultas y el papel de la CUP véanse Vilaregut
( Vilaregut, R. (2012). Memòria i emergència en l’independentisme català. El cas de la Plataforma pel Dret
de Decidir. Bellaterra: Departament de Ciència Política i Dret Públic. Universitat Autònoma de
Barcelona.
Muñoz, J. y Guinjoan, M. (2013). Accounting for internal variation in nationalist
mobilization: Unofficial referendums for independence in Catalonia (2009-11). Nations and Nationalism, 19 (1), 44-67. Disponible en: http://doi.org/10.1111/nana.12006.
Poco antes de las elecciones municipales de 2011, la CUP y su entorno se implicaron activamente en el naciente movimiento del 15-M y los indignados catalanes. A diferencia de los proyectos anteriores, el 15-M no fue fruto de la estrategia de movilización del movimiento independentista de izquierda radical. Sin embargo, la CUP y su entorno supieron ver en él una iniciativa muy próxima a sus postulados tanto por el carácter de sus reivindicaciones antiausteridad y las críticas a los partidos convencionales como por el hecho de tratarse de una protesta ampliamente compartida por la sociedad y fuertemente descentralizada. Las movilizaciones permitieron a la CUP hacer emerger nuevos liderazgos, como el de David Fernández y, sobre todo, vincular el 15-M catalán con el renovado movimiento independentista ( Jòdar, J. de y Fernández, D. (2012). Cop de CUP: viatge a l’ànima i a les arrels de les Candidatures d’Unitat Popular. Barcelona: L’Arquer.Jòdar y Fernández, 2012: 78-80; Bolaño, T. (2016). Extremo nordeste: la CUP: los últimos bolcheviques de Occidente. Barcelona: Península.Bolaño, 2016: 187-189; Culla, J. B. (2017). El tsunami. Com i per què el sistema de partits català ha esdevingut irreconeixible. Barcelona: Pòrtic.Culla, 2017: 240-241).
Gastos totales | Gastos en personal | % Gastos en personal | |
---|---|---|---|
2009 | 28.297,40 € | 0,00 € | 0,00 % |
2010 | 29.484,47 € | 8.102,93 € | 27,00 % |
2011 | 131.465,82 € | 37.319,05 € | 28,00 % |
2012 | 331.816,15 € | 50.553,76 € | 15,00 % |
2013 | 366.599,44 € | 86.134,30 € | 23,00 % |
2014 | 584.425,56 € | 66.089,17 € | 11,00 % |
2015 | 1.566.437,14 € | 287.963,89 € | 18,00 % |
2016 | 2.073.138,36 € | 972.081,00 € | 46,89 % |
2017 | 4.008.833,56 € | 1.187.601,45 € | 29,62 % |
Fuente: OPCAT (UPF), https://bit.ly/2PxiLJM, y elaboración propia.
Como se ha mostrado en el apartado anterior, los orígenes de la CUP se caracterizaron por la variedad de partidos y grupos patrocinadores y un notable compromiso con los principios de la basisdemokratie típico de los partidos movimiento. Este apartado se centra en analizar los procesos de adaptación organizativa y política de la CUP en dos contextos políticos diferentes a los de su momento originario. El primero analiza la entrada de la CUP en el Parlamento catalán. El segundo su acceso al umbral de relevancia en un contexto de fuertes tensiones políticas derivadas del procés secesionista en Cataluña.
Los buenos resultados en las elecciones municipales de 2011, así como la creciente constatación de que el sistema de partidos estaba dando señales de cambio, facilitaron que la CUP decidiera también postularse a la convocatoria adelantada de elecciones autonómicas en 2012. Los resultados de 2012 permitieron que el partido pudiera, por primera vez, acceder al Parlamento catalán con tres escaños (tabla 2). Además, la desaparición de nuevos partidos independentistas, como SCI, dejó espacio para que la CUP tratase de articular en solitario a todo el independentismo de izquierdas más allá de ERC. Sin embargo, la conformación de un Gobierno minoritario de CiU con el apoyo parlamentario de ERC dejó a la CUP muy poca capacidad de influencia política.
La escasa relevancia política del partido en el nuevo escenario parlamentario rebajó sustancialmente los incentivos y potenciales presiones para cambiar radicalmente las líneas maestras de su actuación política. La principal adaptación fue desarrollar una típica actuación tribunicia, que consistió en aparecer como la voz de los indignados catalanes en las instituciones. Su participación en las comisiones de investigación sobre Bankia o el caso Pujol así lo atestiguaron. El principal dilema político de la CUP durante esta breve legislatura (2012-2015) fue tomar posición respecto a la apuesta secesionista iniciada por CiU y ERC. En este sentido, el partido apoyó de modo tácito y siempre con reservas las principales propuestas de la mayoría parlamentaria. Esto fue especialmente visible durante la Declaración de Soberanía de 2013 (un diputado votó afirmativamente, dos se abstuvieron). También en sus reticencias a integrarse en la candidatura unitaria de CDC y ERC para las elecciones de 2015 ( Bolaño, T. (2016). Extremo nordeste: la CUP: los últimos bolcheviques de Occidente. Barcelona: Península.Bolaño, 2016: 88-98; Culla, J. B. (2017). El tsunami. Com i per què el sistema de partits català ha esdevingut irreconeixible. Barcelona: Pòrtic.Culla, 2017: 242-246). Sin embargo, la CUP sí dio su apoyo y se implicó activamente en la organización de las diferentes manifestaciones callejeras convocadas por la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC) y con el proceso participativo del 9 de noviembre de 2014.
Los cambios en el funcionamiento organizativo de la CUP fueron algo más relevantes, aunque básicamente se centraron en reforzar y profundizar su modelo organizativo originario. Como se ha señalado en el apartado anterior, desde sus orígenes la CUP estableció un estricto sistema de incompatibilidades entre cargos orgánicos y electos. La entrada en el Parlamento catalán mostró algunas de las contradicciones de este sistema que no permitía una coordinación eficaz y rápida entre el ritmo de trabajo de los parlamentarios y el Consejo Político. Además, la división funcional también afectaba a la relación entre los parlamentarios y el Secretariado Nacional, porque este no tenía el carácter político de las ejecutivas de otros partidos, más centralizados y jerárquicos. La solución adoptada por la CUP consistió en la creación de un nuevo órgano de coordinación y supervisión de la actividad parlamentaria. El Grupo de Acción Parlamentaria (GAP) fue aprobado en la Asamblea de Olot de 2013 y lo forman representantes de los tres núcleos clave de la CUP: el Secretariado Nacional, las asambleas territoriales y las organizaciones políticas y sociales integradas tanto en la organización (Endavant-OSAN o Poble Lliure, la evolución del MDT) como en la coalición electoral. Dada su composición, la periodicidad semanal de sus reuniones y la creciente importancia de la actividad parlamentaria, el GAP se convirtió rápidamente en uno de los órganos clave del partido.
Por otro lado, sus opacos procesos de selección de candidatos y del Secretariado Nacional también fueron objeto de cierta controversia. Desde sus orígenes, ambos procesos estuvieron marcados por tratar de conciliar una doble lógica: por un lado, la necesidad de respetar la capacidad de iniciativa bottom-up de las distintas asambleas locales y territoriales del partido; por el otro, la representación de las distintas formaciones y grupos que la integraban. En 2012 la selección de su Secretariado Nacional y de los candidatos a las elecciones autonómicas se basó principalmente en la articulación de un amplio consenso sobre los distintos candidatos que luego fue refrendado mediante el modelo asambleario. El principal trade-off de este procedimiento fue la opacidad en la formación de la candidatura y la continuidad de las posiciones de fuerza de los distintos grupos locales y los partidos que la integraban. Esto también mostró la subordinación y limitada capacidad de iniciativa del Secretariado Nacional, el principal órgano ejecutivo del partido. Además, la aparición de nuevos partidos de izquierda radical como Podemos que reivindicaron el uso de medios digitales y de la elección directa de los cargos públicos y orgánicos mediante primarias incrementó todavía más las presiones de cambio para la CUP.
En las elecciones autonómicas de 2015, el sistema de selección de candidatos se sofisticó sustancialmente. Se presentaron 44 candidatos que habían obtenido apoyo en un mínimo del 5 % de las asambleas locales. El cabeza de lista por Barcelona pasó a ser votado por todos los inscritos (afiliados directos, miembros de las organizaciones integradas y simpatizantes). Para este puesto el Secretariado Nacional propuso a Antonio Baños, un independiente que se impuso sin dificultades al resto de candidatos. Los inscritos también pudieron elegir hasta 10 candidatos en Barcelona y 5 en el resto de circunscripciones. El Secretariado Nacional apoyó los nombres de cinco candidatos en Barcelona que fueron elegidos sin mayores problemas. El voto podía ser telemático o presencial y los inscritos no necesariamente tenían que estar registrados como afiliados o simpatizantes. El recuento fue, además, corregido por criterios de género ( CUP (2015). Procés d’elecció del nom de la candidatura i de les persones que formarán les llistes.CUP, 2015).
En las elecciones municipales y autonómicas de 2015, la CUP sacó partido de la acelerada
transformación del sistema de partidos catalán por la ruptura de CiU, la formación
de Junts pel Sí (JxSí) y la integración de ICV en un nuevo proyecto político en torno
a Ada Colau y Podemos. En ambas elecciones los resultados confirmaron un notable crecimiento
del partido en votos, concejales y escaños (tabla 2). Las elecciones autonómicas, concebidas como un plebiscito sobre la independencia,
permitieron a la CUP pasar de más de 125 000 a cerca de 340 000 votos y de 3 a 10
diputados ( Marcet, J. y Medina, L. (2017). La política del proceso: actores y elecciones (2010-2016). El sistema político catalán
en tiempos de crisis y cambio. Barcelona: Institut de Ciències Polítiques i Socials.Marcet y Medina, 2017). Sin embargo, lo más relevante de estas elecciones fue la falta de una mayoría parlamentaria
suficiente para JxSí. La difícil configuración de alternativas situó a la CUP en la
pieza imprescindible para asegurar una mayoría independentista en el Parlamento de
Cataluña Kitschelt ( Kitschelt, H. (2006). Movement parties. En R. S. Katz y W. J. Crotty (eds.). Handbook of Party Politics (pp. 278-290). London: Sage Publications.
2004EU | 2007M | 2011M | 2012PC | 2015M | 2015PC | 2017PC | |||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
% VV | % VV | C | % VV | C | % VV | E | % VV | C | % VV | E | % VV | E | |
Barcelona | 0,28 | 0,63 | 16 | 2,45 | 77 | 3,41 | 3 | 8,14 | 220 | 8,28 | 7 | 4,36 | 3 |
Girona | 0,46 | 0,47 | 2 | 2,73 | 20 | 4,2 | 0 | 6,68 | 84 | 8,58 | 1 | 5,31 | 1 |
Lleida | 0,35 | 0,61 | 1 | 1,17 | 8 | 3,05 | 0 | 5,18 | 31 | 8,15 | 1 | 5,04 | 0 |
Tarragona | 0,17 | 0,23 | 1 | 1,53 | 5 | 3,59 | 0 | 6,28 | 47 | 7,39 | 1 | 4,0 | 0 |
Cataluña | 0,29 | 0,56 | 20 | 2,29 | 110 | 3,48 | 3 | 7,63 | 382 | 8,21 | 10 | 4,45 | 4 |
(Votos) | 6.185 | 16.191 | 65.656 | 126.435 | 237.643 | 337.794 | 193.352 |
Notas: EU: Parlamento Europeo; M: Municipales; PC: Parlamento de Cataluña. C: Concejales; E: Escaños; VV: Voto Válido.
Fuente: Departamento de Interior. Generalitat de Cataluña y El País (para 2017).
Uno de los momentos definitorios de la legislatura fue la investidura del presidente
autonómico. La CUP concurrió a las elecciones de 2015 con la promesa de no investir
a Artur Mas, de JxSí, como presidente de la Generalitat. Para el partido, Mas representaba
la quintaesencia del establishment político catalán, así como sus políticas antiausteridad y la corrupción. Sin embargo,
pasadas las elecciones, una parte de su nuevo electorado y de los grupos más partidarios
de dar continuidad a la apuesta independentista empezaron a ver la investidura de
Mas como un mal menor. Dada su nueva posición parlamentaria, la CUP fue obligada a
elegir entre decepcionar a parte de su nuevo electorado y los grupos más secesionistas
o mantenerse firme en uno de sus principales compromisos electorales. Después de unas
complejas negociaciones con JxSí y de un largo proceso de deliberación interna, en
enero de 2016 el Consejo Político y el GAP rechazaron definitivamente la investidura
de Mas. Esto obligó a JxSí a elegir entre nuevas elecciones o la designación de un
candidato alternativo. Finalmente, Mas optó por dimitir, lo que facilitó el apoyo
de la CUP a la investidura Carles Puigdemont ( Culla, J. B. (2017). El tsunami. Com i per què el sistema de partits català ha esdevingut irreconeixible.
Barcelona: Pòrtic.Culla, 2017: 249-251) De hecho, la renuncia de Mas permitió llegar a un ambiguo pacto entre JxSí y la CUP,
por el que algunos diputados de la CUP votaron a favor de la investidura de Carles
Puigdemont y otros dos dimitían como supuesta señal de autocrítica. Además, JxSí presentó
el acuerdo como un pacto de legislatura, hecho que la CUP no aceptó.
Otro de los grandes propósitos de la CUP en las elecciones de 2015 era impulsar una inmediata declaración unilateral de independencia ( Bolaño, T. (2016). Extremo nordeste: la CUP: los últimos bolcheviques de Occidente. Barcelona: Península.e. g. Bolaño, 2016, cap. 5). Aunque esto fue inicialmente descartado, la dirección pronto se dio cuenta de su inmejorable posición para forzar a JxSí a seguir impulsando el procés. Uno de los momentos en los que mejor se visibilizó la influencia de la CUP llegó a finales del verano de 2016, cuando JxSí aceptó llevar a cabo un referéndum vinculante y anticonstitucional sobre la independencia en 2017. Este acuerdo permitió salvar la crisis abierta en la primavera de 2016 por el rechazo de la CUP a los presupuestos de 2016 y la consiguiente moción de confianza presentada por el president Puigdemont. En septiembre de 2017, el apoyo de la CUP fue fundamental para aprobar las dos controvertidas leyes que dieron cobertura jurídica formal a la consulta celebrada el 1 de octubre de 2017. La falta de garantías y las irregularidades de ese proceso quedaron pronto en un segundo plano por la indignación provocada por la intervención policial el día de votación, lo que impulsó a la CUP a pedir la proclamación unilateral de la independencia. Las amenazas por parte del Gobierno central de aplicar el art. 155 de la Constitución todavía reforzaron más si cabe su presión sobre JxSí. En un clima de altísima polarización, de creciente evidencia de los costes económicos, penales y políticos del procés, así como de fuertes tensiones entre ERC y CDC, a finales del mes de octubre de 2017 el Parlamento catalán llegó a proclamar una declaración de independencia. Sin embargo, todo ello quedó en entredicho por tratarse de una mera declaración simbólica y, sobre todo, por la convocatoria, por parte del Gobierno central, de nuevas elecciones autonómicas a través del art. 155 de la Constitución española.
Más allá de su actividad institucional, la CUP continuó activamente implicada en las
distintas manifestaciones convocadas por asociaciones como la ANC u Òmnium Cultural,
así como en la celebración del referéndum del 1 de octubre de 2017. Sin embargo, y
pese a las extraordinarias circunstancias en que se convocaron las elecciones de diciembre
de 2017 (declaración de independencia, aplicación del art. 155 de la Constitución,
etc.), el partido volvió a desmarcarse rápidamente de todo intento de recomposición
de JxSí, o de la formación de una nueva candidatura conjunta de las fuerzas secesionistas En la Asamblea celebrada en Granollers el 12 de noviembre de 2017, se decidió presentarse
en solitario a los comicios del 21 de diciembre, liderando «una candidatura lo más
amplia posible, claramente independentista y de izquierdas», opción que tuvo el apoyo
del 64,05 % de las 1125 personas asistentes ( CUP (2017a). Ponència política de la CUP-CC aprovada per l’Assemblea Nacional Extraordinària
de Granollers (12 de novembre de 2017). Disponible en: http://cup.cat/ponencia-ane-2017.
Todas estas presiones y conflictos también tuvieron su traslación en la dimensión
organizativa, cuestionando la incerteza derivada de un proceso de toma de decisiones
mediante largos procesos asamblearios y deliberativos abiertos a todos sus miembros.
Este mecanismo, que funcionó satisfactoriamente durante los primeros años de vida
del partido, mostró importantes limitaciones cuando la CUP tuvo que tomar decisiones
críticas. El ejemplo más ilustrativo de estas limitaciones fue la incapacidad para
resolver el citado desacuerdo interno en torno a la investidura de Artur Mas. Después
de semanas de deliberaciones territoriales y sectoriales, la CUP celebró dos multitudinarias
asambleas en noviembre (Manresa) y diciembre (Sabadell) de 2015 que no permitieron
tomar una decisión definitiva sobre el tema En la Asamblea celebrada en Sabadell en diciembre de 2015 las votaciones dieron un
empate a 1515 votos, lo que alimentó todo tipo de especulaciones sobre la verosimilitud
del resultado.
Como señalaba Reguant, una de sus dirigentes: «Históricamente siempre ha habido estas
situaciones [de conflicto] pero la diferencia es que ahora la CUP es mucho más grande,
tiene muchos más focos mirándola y se hace mucho más evidente la división. Hay que
abordar internamente cómo se solucionan estos debates. No sólo por la imagen que se
proyecta al exterior sino especialmente por la sensación interna que dejan» ( Eldiario.es (2016). «Planteamos un referéndum unilateral porque el proceso actual tiene incongruencias»
(Entrevista a Eulàlia Reguant), 12 de junio. Disponible en: http://bit.ly/2yyVeRo.
A partir de 2016, la CUP también reforzó sustancialmente el papel de su Secretariado
Nacional. Como ya hemos señalado, hasta entonces este órgano había tenido un perfil
político muy bajo y fundamentalmente centrado en tareas de coordinación. Sin embargo,
la ya citada Asamblea de Esparreguera de 2016 inició un proceso de reforma que, poco
después, se concretó en un nuevo reglamento de selección de la ejecutiva ( CUP (2016b). Reglament procés per a la renovació del secretariat nacional. Àrea d’organització
i economía. Disponible en:
El resto de puestos (4/11) eran de elección individual por la Asamblea y, por tanto,
más sujetos a la lucha de poder entre los grupos integrantes.
A partir de las elecciones de 2015, el sustancial incremento de escaños y de relevancia política de la CUP también comportará un notable aumento de los ingresos públicos. Esto permitirá que el partido aumente los gastos en personal, que en 2017 llegaron a superar el millón de euros (tabla 1). Estos recursos, sin duda, pudieron contribuir para contratar nuevo staff y profesionalizar el partido, aunque también podrían haber servido para desplazar a los órganos centrales a profesionales (o voluntarios) ya vinculados previamente con la CUP en el ámbito local o el asociativo. En cualquier caso, esta tendencia se truncó de modo súbito por el notable revés electoral de 2017, en que el partido volvió a una situación similar a la de la legislatura de 2012-2015. Por lo demás, los mecanismos estatuarios diseñados para garantizar la rotación de su personal directivo y de sus representantes públicos garantizaron sustanciales tasas de renovación. En el caso del grupo parlamentario de la CUP en el Parlamento de Cataluña, la renovación de sus integrantes fue del 100 % en la legislatura 2015-2017 y del 25 % en la legislatura que se inició en 2017.
La preparación de las elecciones autonómicas del 21 de diciembre de 2017 estuvo marcada
por un notable desconcierto inicial y la inmediatez de los plazos. Las principales
decisiones respecto a la orientación de la campaña se tomaron en la ya mencionada
Asamblea de Granollers, de noviembre de 2017. Allí se aprobaron también las principales
líneas del programa electoral ( CUP (2017a). Ponència política de la CUP-CC aprovada per l’Assemblea Nacional Extraordinària
de Granollers (12 de novembre de 2017). Disponible en:
Una vez presentados los principales rasgos de la evolución organizativa de la CUP, el propósito de este apartado es hacer un breve balance crítico de los principales hallazgos para vincularlos con las expectativas formuladas en el marco teórico. En este sentido, es conveniente recordar que, frente a las teorías centradas en la adaptación institucional o la competición partidista, el marco teórico trataba de identificar los mecanismos por los que algunos partidos movimiento caracterizados por una sustancial complejidad organizativa (p. ej., relevancia de miembros colectivos) podían resistir buena parte de las presiones de cambio ambiental y retrasar su proceso de institucionalización (o de ruptura). La complejidad organizativa aparecía, de este modo, como un factor de estabilización del modelo originario (al menos, a corto plazo) en un tipo de partido donde la inestabilidad es congénita.
Para tratar de analizar en qué medida el caso de la CUP encaja con estas expectativas, la tabla 3 resume sintéticamente los principales cambios en el contexto político-económico, así como la evolución institucional y organizativa del partido. Dado el énfasis de las secciones precedentes en subrayar los procesos de cambio, la tabla 3 y lo que sigue de sección se centran en señalar la continuidad (o no) de estos con su modelo originario.
En este sentido, es relevante subrayar que no se han producido grandes cambios en la definición de la membresía. Desde sus orígenes la CUP ha mantenido un doble sistema de afiliación que ha convivido hasta la actualidad. En la práctica esto ha permitido que el partido haya podido incluir en su proceso de toma de decisiones a miembros no directamente afiliados al partido y, eventualmente, a simpatizantes externos, como sucedió en las asambleas celebradas en 2015 para decidir la investidura de Mas. Tampoco se han producido muchos cambios en la estructura organizativa. Las estrictas reglas de colegiación, permanencia e incompatibilidades de la etapa formativa del partido se han mantenido tanto para la dirección como para los parlamentarios, lo que ha producido altas tasas de reemplazo y dificultado la consolidación de liderazgos. A partir del ciclo 2015-2017 parece empezar a constatarse la emergencia de ciertas figuras que, por su experiencia y capacidad de gestión, ganan influencia en el proceso decisional. Sin embargo, por el momento esta se mantiene en un plano puramente informal. El cambio más relevante en esta dimensión es el notable crecimiento del staff que acompaña al aumento de la financiación pública a partir de 2015. Estas evidencias sin duda van en contra de nuestra expectativa inicial. Es posible que un análisis más detallado del staff permitiera ver en qué medida este debe ser entendido como un indicador del proceso de profesionalización del partido o de una simbiosis inversa entre este y los grupos que lo conforman (y que aprovechan la bonanza para pasar activos del partido al movimiento, justo al revés que en el proceso formativo).
La búsqueda de acuerdos amplios y, por ello, cierta imprevisibilidad en la toma de decisiones, sigue siendo un elemento definitorio del funcionamiento de la CUP. Sin embargo, los procedimientos han evolucionado de modo sustancial a partir de su acceso a las instituciones. En la etapa formativa, los procesos de selección de candidatos y de liderazgo de la organización eran bastante opacos, lo mismo que sus mecanismos internos para la toma de decisiones clave, que tendían a ser refrendadas en asambleas abiertas a todos los miembros. En las etapas siguientes el asamblearismo se ha combinado con un progresivo aumento de la transparencia mediante el uso de primarias para seleccionar a los candidatos y a la dirección. Para evitar los efectos mayoritarios de estos mecanismos, desde el partido se han seguido impulsando acuerdos respecto a los aspirantes a los puestos clave (cabezas de lista, etc.). Como ya señalamos, el papel de la Asamblea ha tendido a reducirse, especialmente después de los problemas generados durante la fallida investidura de Artur Mas. Por contra, otros órganos representativos como el GAP y el Consejo Político han ganado mayor peso.
Aunque este no ha sido un aspecto tratado en profundidad en este artículo (centrado en la dimensión organizativa), los temas clave sobre los que la CUP se ha presentado a la opinión pública tampoco han cambiado sustancialmente con su llegada a las instituciones. Su escasa relevancia parlamentaria permitió que entre 2012 y 2015 el partido pudiera seguir una típica política tribunicia de denuncia de la corrupción y de las políticas de austeridad. La CUP solo acomodó muy parcialmente su estrategia para incorporarse a las iniciativas del secesionismo mayoritario. A partir de 2016 el partido aprovechó su posición clave en la gobernabilidad para condicionar las actuaciones de JxSí, desde la investidura hasta el impulso de la vía unilateral. Como hemos visto, esto no estuvo exento de contradicciones y limitó el énfasis puesto anteriormente en las problemáticas sociales. Del mismo modo, el paso de la escala local a la autonómica y su entrada en las instituciones no parecen haber alterado sustancialmente la estrecha conexión de la CUP con el movimiento independentista de izquierda radical. El partido ha coevolucionado junto al movimiento independentista local, muy vinculado al 15-M, para de esta forma, y aprovechando el auge del secesionismo, apoyar las movilizaciones impulsadas por organizaciones paraguas como la ANC. A partir de la crisis de octubre de 2017, la CUP ha fomentado su conexión con grupos secesionistas más minoritarios como los Comités de Defensa de la República (CDR).
Características | Etapa formativa | 2012-2015 | 2015-2017 |
---|---|---|---|
Contexto | Crisis económica 11-M Sentencia del Estatut |
Crisis económica Secesionismo emergente |
Recuperación económica Desafío secesionista |
Posición institucional | Extraparlamentaria | Representación, pero irrelevancia | Relevancia |
1. Membresía | Afiliación directa e indirecta | Sin cambios | Sin cambios |
2. Estructura | Mínimo staff y profesionalización Reglas de colegiación, no permanencia e incompatibilidades Alta rotación de dirección y cargos |
Mínimo staff y profesionalización Sin cambios en las reglas y la rotación |
Fuerte crecimiento del staff
Sin cambios en las reglas Alta rotación con emergencia de figuras clave |
3. Toma de decisiones | Poca transparencia e imprevisibilidad Debilidad de la dirección Búsqueda de acuerdos amplios con partidos y grupos integrantes por medios asamblearios |
Mayor transparencia en selección de candidatos: primarias Debilidad de la dirección y creación de nuevas estructuras de dirección (GAP) Énfasis en los acuerdos amplios y asamblearios |
Crisis parcial del modelo asambleario Mayor transparencia en la selección de la dirección: primarias Refuerzo del liderazgo del GAP y del Secretariado Nacional |
4. Competición | Temas centrales: independencia y lucha contra la corrupción y la crisis económica | Sin cambios | Creciente énfasis en la independencia |
5. Movilización | Extraparlamentaria Nivel local Promoción de consultas secesionistas en ayuntamientos Apoyo al 11-M |
Nivel local y autonómico Política tribunicia en el Parlament Apoyo a movilizaciones secesionistas mayoritarias (ANC...) |
Chantaje a JxSí Apoyo a grupos secesionistas y estrategias de movilización minoritarias (CDR) |
Fuente: elaboración propia.
El análisis de los orígenes y de los principales rasgos de la evolución organizativa de la CUP ha permitido caracterizarla como un partido movimiento y tratar de comprender las razones de su peculiar desarrollo. La emergente literatura sobre los partidos movimiento ha señalado los fundamentos teóricos que permiten definirlos como estructuralmente inestables: tal y como indica su mismo nombre, se trata de organizaciones que, imitando la forma de proceder de los movimientos sociales, tratan de competir en la arena partidista y las contradicciones provocadas por ello hacen muy difícil su mantenimiento como tales en el medio plazo. Basándose en teorías sobre la adaptación institucional y la competición partidista, la academia ha tendido a señalar la importancia de los factores externos como los principales motores de su evolución o desaparición. Sin embargo, la trayectoria de la CUP ha puesto de manifiesto que, en algunas circunstancias, las características organizativas iniciales de este tipo de partidos pueden pervivir largamente en el tiempo y resistir a importantes cambios contextuales. En este artículo se ha tratado de argumentar que, en el caso de la CUP, el principal factor que explica su estabilidad organizativa está vinculado a sus orígenes y, más particularmente, al peso que en ella tienen diversos grupos políticos locales y regionales. La complejidad organizativa de la CUP no ha evitado la existencia de importantes crisis internas, pero sí que ha limitado sustancialmente las respuestas políticas y organizativas que se han podido adoptar. De ahí que hoy, casi diez años después de su fundación y después de dos agitadas legislaturas parlamentarias, el partido todavía sea calificado como «antisistema» por muchos observadores políticos.
Aunque el caso de la CUP pueda considerarse desviado respecto a las teorías existentes, difícilmente es singular. Muchos de los nuevos partidos de protesta a nivel nacional o regional nacidos durante la crisis económica comparten estos mismos rasgos, lo que seguramente obligará a refinar nuestro conocimiento y expectativas sobre este tipo de partidos. En este sentido, parece relevante plantear dos problemas de calado teórico y práctico. El primero tiene que ver con sus dificultades de institucionalización. Esto se debe a que la misma complejidad organizativa que ayuda a mantener buena parte de las características originarias puede constituir un obstáculo para que el partido pueda avanzar en su proceso de institucionalización tanto en términos de rutinas como, sobre todo, en términos de lealtades internas (filtradas por los grupos internos que lo componen). El segundo problema tiene que ver con los impactos de este tipo de partidos para el funcionamiento del sistema político, y en particular sobre la estabilidad gubernamental. Esto es fruto de la contradicción derivada, por un lado, de su carácter «antisistema», y por el otro, de la creciente fragmentación de los sistemas de partidos occidentales, que puede otorgarles, como ha sucedido en el caso catalán, un papel clave en la formación de mayorías parlamentarias.
[1] |
Una manera de llevar la actuación extrainstitucional a las instituciones es mediante lo que Lavau ( Lavau, G. (1981). A quoi sert le parti communiste français? Paris: Fayard.1981) llamó función tribunicia, típica de los partidos comunistas durante los años de la posguerra. |
[2] |
Según Gutiérrez y Llamazares ( Gutiérrez, J. M. y Llamazares, I. (2016). Collective members in West European political
parties. Revista Internacional de Sociología, 74 (2), e030. Disponible en:
|
[3] |
Para una evolución global del movimiento independentista en Cataluña véanse los trabajos de Rubiralta ( Rubiralta, F. (2004) Una Història de l’independentisme polític català: de Francesc Macià a Josep Lluís Carod-Rovira. Lleida: Pagès.2004) y Buch ( Buch, R. (2007). L’Esquerra independentista avui. Barcelona: Columna.2007). |
[4] |
Una parte del independentismo de izquierdas radical catalán de los años ochenta simpatizó con los métodos violentos. El rechazo social del atentado de ETA en Hipercor (1987) y la persecución judicial de algunos de sus implicados pusieron fin a esta vía. |
[5] |
Dado que las candidaturas no se articulan en torno a una organización o sigla exclusiva siempre hay diferencias importantes en el momento de contar la representación obtenida. Las cifras son de Bolaño ( Bolaño, T. (2016). Extremo nordeste: la CUP: los últimos bolcheviques de Occidente. Barcelona: Península.2016: 69-72) y Culla ( Culla, J. B. (2017). El tsunami. Com i per què el sistema de partits català ha esdevingut irreconeixible. Barcelona: Pòrtic.2017: 229-234). |
[6] |
Como señalaba recientemente Anna Gabriel, una de sus dirigentes: «No estamos aquí
para ir a elecciones. Venimos del municipalismo y entramos en el Parlament en 2012
por un contexto determinado y no por el afán de ocupar escaños. […] La política va
mucho más allá de ir a votar y hay muchas maneras de expresarse políticamente» ( El País (2017). «Vamos tarde con el referéndum y ya no hay excusa para no convocarlo» (Entrevista
a Anna Gabriel), 16 de abril. Disponible en:
|
[7] |
El régimen de incompatibilidades se limitaba a impedir que sus miembros lo fueran de partidos que no tuvieran a la CUP como referente institucional, lo que de facto permitía la doble afiliación a MDT, Endavant-OSAN y otros partidos locales. |
[8] |
Según el OPCAT de la UPF la CUP pasó de 217 afiliados en 2009 a cerca de 1912 en 2016. Asimismo, pasó de 198 simpatizantes en 2014 a 338 en 2016: https://bit.ly/2PxiLJM (fecha de consulta: 4 de noviembre de 2017). |
[9] |
La primera consulta se realizó en Arenys de Mar (Barcelona) junto con la Plataforma
pel Dret a Decidir (PDD). Sobre estas consultas y el papel de la CUP véanse Vilaregut
( Vilaregut, R. (2012). Memòria i emergència en l’independentisme català. El cas de la Plataforma pel Dret
de Decidir. Bellaterra: Departament de Ciència Política i Dret Públic. Universitat Autònoma de
Barcelona.2012) y Muñoz y Guinjoan ( Muñoz, J. y Guinjoan, M. (2013). Accounting for internal variation in nationalist
mobilization: Unofficial referendums for independence in Catalonia (2009-11). Nations and Nationalism, 19 (1), 44-67. Disponible en:
|
[10] |
Kitschelt ( Kitschelt, H. (2006). Movement parties. En R. S. Katz y W. J. Crotty (eds.). Handbook of Party Politics (pp. 278-290). London: Sage Publications.2006: 284) ha explicado teóricamente las razones por las que este particular tipo de disyuntivas donde hay inclusión procedimental, pero exclusión sustantiva, son tan relevantes. |
[11] |
De hecho, la renuncia de Mas permitió llegar a un ambiguo pacto entre JxSí y la CUP, por el que algunos diputados de la CUP votaron a favor de la investidura de Carles Puigdemont y otros dos dimitían como supuesta señal de autocrítica. Además, JxSí presentó el acuerdo como un pacto de legislatura, hecho que la CUP no aceptó. |
[12] |
En la Asamblea celebrada en Granollers el 12 de noviembre de 2017, se decidió presentarse
en solitario a los comicios del 21 de diciembre, liderando «una candidatura lo más
amplia posible, claramente independentista y de izquierdas», opción que tuvo el apoyo
del 64,05 % de las 1125 personas asistentes ( CUP (2017a). Ponència política de la CUP-CC aprovada per l’Assemblea Nacional Extraordinària
de Granollers (12 de novembre de 2017). Disponible en:
|
[13] |
En la Asamblea celebrada en Sabadell en diciembre de 2015 las votaciones dieron un empate a 1515 votos, lo que alimentó todo tipo de especulaciones sobre la verosimilitud del resultado. |
[14] |
Como señalaba Reguant, una de sus dirigentes: «Históricamente siempre ha habido estas
situaciones [de conflicto] pero la diferencia es que ahora la CUP es mucho más grande,
tiene muchos más focos mirándola y se hace mucho más evidente la división. Hay que
abordar internamente cómo se solucionan estos debates. No sólo por la imagen que se
proyecta al exterior sino especialmente por la sensación interna que dejan» ( Eldiario.es (2016). «Planteamos un referéndum unilateral porque el proceso actual tiene incongruencias»
(Entrevista a Eulàlia Reguant), 12 de junio. Disponible en:
|
[15] |
El resto de puestos (4/11) eran de elección individual por la Asamblea y, por tanto, más sujetos a la lucha de poder entre los grupos integrantes. |
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Siglas | Nombre |
---|---|
AMEI | Assemblea Municipal de la Esquerra Independentista |
ANC | Assemblea Nacional de Catalunya |
CDC | Convergència Democràtica de Catalunya |
CiU | Convergència i Unió |
CDR | Comités de Defensa de la República |
CUP | Candidatura d’Unitat Popular |
Endavant-OSAN | Endavant-Organització Socialista d’Alliberament Nacional (sucesor del PSAN) |
ERC | Esquerra Republicana de Catalunya |
ETA | Euskadi Ta Askatasuna |
GAP | Grup d’Acció Parlamentària |
IPC | Independentistes dels Països Catalans |
ICV | Iniciativa per Catalunya Verds |
MDT | Moviment en Defensa de la Terra (sucesor del IPC) |
JxSí | Junts pel Sí (ERC+CDC) |
PDD | Plataforma pel Dret a Decidir |
PP | Partido Popular |
PSAN | Partit Socialista d’Alliberament Nacional |
PSC | Partit dels Socialistes de Catalunya |
SCI | Solidaritat Catalana per a la Independència |