Ecocene Politics de Mihnea Tănăsescu es una obra central para los denominados critical studies en ciencias sociales. Viene a ocupar un lugar relevante y ya permanente en los trabajos de teoría política verde y, sin duda alguna, habrá de convertirse en un clásico presente de los estudios sobre la idea de Ecoceno.

El profesor Tănăsescu obtuvo una licenciatura en Ecología Humana (2006) en el College of the Atlantic (Maine, Estados Unidos) y una maestría (2009) en Filosofía Continental de la New School for Social Research (Nueva York). Obtuvo su doctorado en Ciencias Políticas de la Vrije Universiteit Brussel (2013), con una disertación centrada en la relación entre la representación y los derechos de la naturaleza en la constitución ecuatoriana de 2008. Es actualmente científico titular en la Fund for Scientific Research (FNRS) en Bélgica. Su investigación se ha enfocado en el significado de la representación en relación con el concepto de derechos, especialmente cuando se aplica a entidades o seres no humanos. Su investigación actual continúa la elaboración del concepto de representación política y se extiende hacia la política de restauración ecológica. Sus principales intereses son la política de la naturaleza, la ética ambiental, la representación política de los no humanos, la ética de la restauración, la reintroducción de especies y la política ambiental.

La presente obra de Tănăsescu, de un tono enciclopédico, no tanto por la extensión, sino por la transversalidad disciplinaria al tiempo de por la capacidad del autor para proponer y entrelazar temas de debate, es de obligada lectura para los estudiosos del Antropoceno y las dificultades de adaptación de los debates teóricos en torno al mismo con prácticas concretas y contemporáneas. El libro de Tănăsescu es enormemente sugerente por la cantidad y relevancia de temas que son objeto de estudio para la teoría política, tales como la reciprocidad, vulnerabilidad, el mutualismo, la responsabilidad o la obligación políticas.

La tesis principal del autor es que tenemos que inaugurar el contrapunto a la era del Antropoceno, que es la era del Ecoceno (‍Sörlin, 2017). Es decir, la preocupación central de la sociedad ya no será el desarrollo y crecimiento sostenible, sino la ecología, el Ecoceno, que garantice el mantenimiento de toda la vida. Y a ello deben servir la economía y la política, el sistema en su conjunto (‍Osborne, 2023)

La primera parte del libro comienza examinando las raíces históricas y filosóficas del Ecoceno, rastreando sus orígenes hasta los movimientos ambientalistas del siglo xx y el discurso emergente sobre fronteras planetarias y límites ecológicos. Sostiene el autor que el Antropoceno, marcado por la dominación y explotación humana de la Tierra, ha llevado a la degradación ambiental y la desigualdad social, lo que requiere un cambio hacia el Ecoceno como una alternativa más sostenible y ética. En esta primera propuesta se adivina un fuerte posicionamiento crítico al desarrollo de la actividad humana sobre la Tierra que, sin llegar a ser una crítica decolonial expresa, podría acercarse a lo que Charles Mills denominaba los horrores consentidos o ignorados por la «ignorancia blanca» (‍Mills, 2007)

El autor describe a continuación los principios clave de la política del Ecoceno, enfatizando la importancia de la sabiduría ecológica, la justicia social y la democracia participativa. Sostiene que abordar desafíos globales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el agotamiento de los recursos requiere un enfoque holístico que priorice el bienestar tanto de las personas como del planeta.

Tănăsescu explora igualmente varios estudios de casos y ejemplos de políticas del Ecoceno en acción, destacando movimientos de base, prácticas indígenas e iniciativas políticas innovadoras destinadas a promover la sostenibilidad y la resiliencia. Examina el papel de la tecnología, las estructuras de gobernanza y los valores culturales en la configuración de las sociedades del Ecoceno e identifica obstáculos y oportunidades clave para la transición a este nuevo paradigma. A lo largo del libro, Tănăsescu destaca ejemplos inspiradores de quienes están trabajando para promover la realidad del Ecoceno en todo el mundo, desde comunidades locales que practican la agricultura regenerativa hasta empresas que adoptan prácticas comerciales sostenibles, o incluso performatividades artísticas (‍Veerdonk, 2018; ‍Kupers, 2020). Todos estos casos demostrarían que un futuro más ecológico y justo es posible, aunque, como veremos a continuación, sin anclarnos en pauta basada en la esperanza insustancial y hueca ni en la utopía paralizante.

Es en los capítulos finales donde Tănăsescu ofrece recomendaciones prácticas tanto a nivel individual como en el ámbito de las comunidades y de los formuladores de políticas que buscan promover la política del Ecoceno, y donde afloran la mayor parte de los debates que merecen ser destacados y que presentamos a continuación.

Se argumenta que las ideas políticas deben ser congruentes con el pensamiento ecológico, el cual se caracteriza por tres componentes principales: cambio, azar y localidad. Esto significa que las estructuras ecológicas están constantemente cambiando, son susceptibles a eventos impredecibles y ocurren en lugares específicos. Desde esta base ecológica pero también filosófica se plantean varias implicaciones para la política.

En primer lugar, se enfatiza la importancia de pensar en la política en términos locales en lugar de centrarse únicamente en una visión global. Pero esos lugares locales no pueden estar fundados en la idea de esencialismo o nativismo porque correríamos el riesgo de que el discurso de la protección medioambiental fuera coaptado por la extrema derecha o por formas varias de ecofascismo.

En la misma línea comunitaria, la reciprocidad y el mutualismo aparecen como conceptos políticos que pueden ser congruentes con la ecología. Se mencionan diversas formas de relacionarse con el cambio que pueden inspirar la acción política, como las tradiciones maoríes que consideran a su entorno como parte de su familia y practican la reciprocidad. Además, se explora el concepto de mutualismo tanto en la biología como en la teoría política, destacando la interrelación entre ambos campos.

En relación con la reciprocidad y el mutualismo discurre el concepto de responsabilidad, que plantea que los humanos deben asumir la corresponsabilidad individual por el medio ambiente, aunque esta idea puede tener distintas interpretaciones. Desde una perspectiva ecológica, se argumenta que ningún ser humano puede ser responsable de todo el planeta, sino únicamente de las relaciones limitadas en las que participa. Por lo tanto, se sugiere que la responsabilidad primordial es hacia el bienestar de los seres humanos, pero que este bienestar solo puede lograrse mediante la restauración de relaciones significativas con el entorno natural.

Resulta evidente en este sentido que estamos inmersos en lo que se presenta como una acción políticamente relevante en la era de la Ecoceno. Es una idea que nos pone en diálogo con algunas de las propuestas clásicas de la teoría antiespecista. Debemos, por tanto, entablar una conexión de diálogo con el resto de especies con quien compartimos el hábitat (‍Cole, 2018). Más allá del logos humano, de la racionalidad sapiens, debemos entendernos en nuestras formas complejas y diversas de vida, en contraposición con la visión utilitarista y, cómo no, especista (supremacista) de la especie humana. Algo que los teóricos antiespecistas y las filosofías políticas no occidentales (‍Krenak, 2023) llevan décadas informando, pero que parece que la teoría política occidental ha «descubierto» solo más recientemente (‍Nussbaum, 2023; ‍Rosa 2023).

Se concluye que al asumir la responsabilidad por el bienestar de los demás, los humanos también pueden reciprocarse con el entorno natural. Se propone que una forma de lograrlo es mediante la restauración ecológica, no solo como una solución técnica para reparar el daño ambiental, sino como una oportunidad para reimaginar relaciones basadas en el entendimiento ecológico. Ailton Krenak aboga en esta línea por una relación de respeto y reciprocidad con el mundo natural. El libro invita a repensar nuestras concepciones de progreso y a valorar la diversidad cultural y biológica como fundamentos de una vida plena y significativa. A través de su narrativa poética y provocativa, Krenak desafía las narrativas dominantes y nos recuerda la importancia de vivir en armonía con la tierra y todas sus criaturas (‍Krenak, 2023).

Fomentar una ética de cuidado es otra de las propuestas concreta que aparece en las líneas de trabajo de Ecocene Politics. La instauración de comunidades que cuidan no son nuevas, pero han adquirido una relevancia académica novedosa en los últimos años (‍Care Collective, 2020). Los cuidados colectivos abogan por una transformación en la manera en que valoramos y organizamos el cuidado en la sociedad, promoviendo comunidades que cuidan y políticas de interdependencia que reconozcan la importancia fundamental del cuidado para el bienestar humano y social, como única y perentoria forma de entender nuestra relación con el entorno medioambiental del que somos parte.

En tercer gran elemento de debate defiende la idea de que el pensamiento ecológico no puede ser utópico, ya que los cambios impredecibles hacen que los proyectos utópicos sean poco realistas y poco estables. Se destaca, por el contrario, que la política ecológica debe aceptar la incertidumbre como parte inherente de los procesos ambientales, y no buscar soluciones que pretendan devolvernos a una supuesta estabilidad pasada que nunca existió.

Así, se pide una reinvención radical pero consciente y realista de la sociedad basada en principios de gestión ecológica, equidad social y acción colectiva. Destaca la importancia de la educación, el activismo y la solidaridad en la construcción de un mundo más sostenible y justo para las generaciones futuras, en una opción no explícita pero evidente en favor de la justicia intergeneracional (‍Skillington, 2019). De la emergencia podemos pasar al decrecimiento, a transformaciones políticas que combinen la austeridad material con una profundización en la igualdad, la justicia y la autonomía social. Un decrecimiento que en estas páginas se alía con el comunalismo, es decir, con las reflexiones que han pensado en instituciones que, ayer y hoy, tienen potencial de recuperar, construir y organizar los comunes (‍Almazán y Bárcena, 2023).

En este mismo argumento se plantea la necesidad de abordar los desafíos ambientales que enfrentamos y la transición hacia fuentes de energía renovables como medidas cruciales para mitigar los efectos del cambio climático. Sin embargo, se argumenta que incluso si estas acciones tienen éxito, será necesario mucho más que eso para prosperar en entornos profundamente alterados. Se sugiere que una transición energética exitosa requeriría respuestas creativas a los cambios que provocaría en numerosos lugares.

Aunque se reconoce la importancia de reducir las emisiones y adoptar energías renovables, se plantea una crítica sobre la insuficiencia de estas medidas para abordar la magnitud de los desafíos ambientales que enfrentamos. Se argumenta que pensar en el presente como la «era de los humanos» subestima el papel de los procesos ecológicos autónomos que siempre han tenido una influencia dominante en el planeta. La noción de Ecocene, la era de la ecología, implica la necesidad de aprender a vivir con estas fuerzas poderosas.

Se sugiere, por tanto, que a pesar de las tragedias ambientales que ya han ocurrido, aún es posible encontrar significado y construir vidas significativas, al tiempo que se propone que repensar la política desde una perspectiva ecológica y aceptar la realidad de la pérdida ofrece nuevas formas de comprender los desafíos actuales y potencialmente abrir el camino hacia soluciones más efectivas.

Para preservar la vida es importante la tecnociencia, pero igualmente la razón cordial y sensible. En ella se encuentra la base de la ética, la compasión, la espiritualidad y el cuidado fervoroso de la vida. Esta ética del cuidado imbuido de una espiritualidad de la Tierra nos comprometerá con la vida contra el Antropoceno.

En una línea paralela a la de Tănăsescu, Tim Jackson en su Post Growth (‍2021) propone un enfoque de «postcrecimiento» que busca maximizar la felicidad y el bienestar de las personas dentro de los límites ecológicos del planeta. Este enfoque implica repensar la economía para priorizar la equidad, la resiliencia y la regeneración ambiental, en lugar de perseguir un crecimiento económico infinito. Jackson aboga por políticas y prácticas que promuevan la prosperidad sin crecimiento, incluyendo la redistribución de la riqueza, la reducción de la huella ecológica y el fortalecimiento de la democracia participativa (‍Jackson, 2021: 10). Y también en un espacio epistémico común se situaría Harmut Rosa con su apuesta por una relación receptiva y no extractiva con el entorno (‍Rosa, 2023). Para él, la transformación en profundidad de nuestras sociedades solo se logrará si aceptamos entablar una nueva relación con el mundo, marcada por una relación «receptiva» con él.

En este sentido, el papel de la teoría política es quizás la forma más efectiva de contrarrestar el sentimiento generalizado de pérdida que caracteriza los tiempos contemporáneos y futuros. Las descripciones devienen así un medio de recomposición en medio de la descomposición.

En suma, puede afirmarse que Ecocene Politics ofrece una visión convincente de un futuro postantropoceno basado en la conciencia ecológica y la transformación social (‍Barry, 2019) Desafía a los lectores a repensar su relación con el mundo natural y a tomar medidas urgentes para abordar las crisis ecológica y social que enfrenta la humanidad.

Tănăsescu también reconoce en su libro los desafíos y obstáculos que enfrentamos en el camino hacia la Ecocene. Desde la resistencia de los intereses económicos arraigados hasta la apatía generalizada hacia los problemas ambientales, hay numerosos factores que dificultan el cambio hacia un modelo de vida más sostenible. Pero, sobre todo, y como ha venido advirtiendo desde el inicio del texto, no asumir ni la utopía ni la esperanza porque suelen resultar conservadoras e inmovilizadoras, nihilistas cuando no directamente totalizadoras o autoritarias.

En suma, el autor sostiene que la transición hacia la «ecocene» es inevitable y necesaria para garantizar la supervivencia a largo plazo de la humanidad y del planeta. Nos insta a todos a asumir la responsabilidad de nuestro papel en la creación de un futuro más ecológico y a trabajar juntos para construir una sociedad basada en principios de respeto, solidaridad y cuidado mutuo. En última instancia, Ecocene Politics es una llamada a la acción para transformar nuestras relaciones con la naturaleza y forjar un futuro más esperanzador y sostenible para las generaciones venideras.

Bibliografía[Subir]

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