La fotografía de unas mujeres jóvenes leyendo sentadas en unos bancos de madera en un frondoso jardín ilustra la portada del libro Ellas. Las estudiantes de la Residencia de Señoritas. La imagen tiene una carga simbólica por lo que representa y por lo que suscita: una sugerente invitación a adentrarnos a la lectura de un magnífico estudio sobre las estudiantes de la Residencia de Señoritas escrito por Encarnación Lemus López, catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Huelva.

Desde las primeras páginas del libro iniciamos un viaje en el tiempo sobre las trayectorias personales y profesionales de las jóvenes residentes, a través del hilo de la correspondencia personal entre las estudiantes y sus familiares, los progenitores o las alumnas y la dirección del centro, principalmente, depositada en el Archivo de la Residencia de Señoritas y en los expedientes de la Junta para la Ampliación de Estudios. Las fuentes de la investigación son amplias y además de las cartas se han consultado, entre otros, el Archivo Histórico Nacional (Sección Universidades) y el Archivo General de la Administración. A estas fuentes documentales se suma la fuente oral, el testimonio de algunos familiares o conocidos de las estudiantes.

La Residencia de Estudiantes se creó en el año 1915 como una apuesta académica y cultural de la Junta para la Ampliación de Estudios del Ministerio de Instrucción Pública, y respondía a los postulados de la moderna pedagogía liderados por la Institución Libre de Enseñanza desde finales del siglo xix en España. Su directora fue María de Maeztu (1881-‍1948), una destacada pedagoga y humanista que logró que la Residencia fuera no solo un alojamiento, sino un destacado centro de enseñanza desde su creación hasta la fecha de su cierre, el trágico verano de 1936 tras el estallido de la Guerra Civil española.

El estudio realizado por Encarnación Lemus parte de las investigaciones llevadas a cabo sobre la Residencia de Señoritas, y da un paso más allá en el conocimiento histórico de la misma. La utilización de las cartas, como fuente principal de la investigación, permite poner a las residentes en el centro de atención del estudio y escuchar sus palabras. Y es que la correspondencia se nos presenta como un valioso regalo para adentrarnos en los ámbitos más personales y subjetivos que estaban detrás de la decisión de unas jóvenes, y de sus familias para ir a Madrid a estudiar, conocer sus aspiraciones académicas y personales, sus deseos más íntimos, sus miedos, y las diferentes circunstancias que tuvieron que superar.

En la Residencia de Señoritas tuvieron cabida no solo las estudiantes en la Universidad Central, sino que también fueron residentes quienes estudiaban en otras instituciones académicas como la Escuela Superior de Magisterio o el Real Conservatorio, entre otras, así como algunas jóvenes que preparaban oposiciones. Cabe recordar que en el año 1910 se permitió oficialmente el acceso libre de las mujeres a la educación superior, lo que favoreció una mayor presencia de las mismas en las aulas universitarias.

La obra está organizada en seis capítulos, y en cada uno de ellos la autora desgrana diferentes temas que nos permiten un mayor conocimiento sobre las residentes, el contexto histórico de la época, el entramando sociocultural, las mentalidades, las circunstancias personales que rodeaban a las jóvenes, así como las trayectorias profesionales y personales de años después de salir de la Residencia. En el primer capítulo, «Padres e hijas», podemos conocer el pacto que se fraguó entre ambos para que fueran a estudiar a Madrid, el papel de los padres, de sus preocupaciones por lo que entonces consideraban peligroso para sus hijas: el viaje, las compañías, la salud y la honorabilidad, entre otras cuestiones. Los temores que manifestaban muchas madres, quienes generalmente veían más riesgos para sus hijas. En la decisión final de ir a Madrid a estudiar y alojarse en la Residencia primaron varias cuestiones: la búsqueda de una educación integral que favoreciera su crecimiento personal o profesional, así como el deseo de lograr una independencia económica gracias a unos estudios. Las cartas nos muestran lo contentas que estaban las residentes una vez ya instaladas en Madrid, pero también el seguimiento puntual que hacían muchos padres del «aprovechamiento y comportamiento de sus hijas», a través de una interesante correspondencia entre ellos y María de Maeztu. Sus preocupaciones también se centraban en su vida social y amorosa, conscientes de que la Residencia ofrecía a las jóvenes una sociabilidad más distinguida que la que podían tener en sus lugares de origen.

En el capítulo dos, «El dinero importa», nos adentramos en otro aspecto del análisis sociológico de las estudiantes de la Residencia: el contexto socioeconómico de sus familias. Muchas de las jóvenes procedían de familias con solventes recursos económicos, pero en otros casos tenían que hacer un gran esfuerzo para poder financiar la estancia de las hijas en Madrid durante los años de duración de sus estudios. En algunas cartas dirigidas a Maeztu queda todo eso reflejado, así como la comparación que algunos progenitores establecían entre sus hijas y sus hijos varones en el aprovechamiento de los estudios, y la oportunidad académica y vital que les ofrecían sus padres. María de Maeztu, conocedora de las soluciones que ofrecían los colleges estadounidenses a esta situación, permitió a las residentes incorporarse a las múltiples tareas del centro y recibir por ello una ayuda económica que les permitiera poder seguir haciendo frente a los gastos de su estancia en Madrid. Otras jóvenes nunca iniciaron su deseado viaje a la capital pues no podían permitirse el «lujo de estudiar».

La muerte y la enfermedad están presentes en el tercer capítulo, «El dolor». A través de los escritos podemos ver la presencia del sufrimiento en la vida de las residentes y de la recepción del mismo. Los dos últimos capítulos, «Ser, tener y parecer. Las caras del éxito», y «Grandes aventuras», nos muestran las trayectorias profesionales y personales de las residentes, sus contactos con instituciones españolas y extranjeras, muy especialmente con el Instituto Internacional Americano. A través de la trayectoria de algunas de las estudiantes nos adentramos en sus éxitos académicos o profesionales, pero también en las vicisitudes que el estallido del la Guerra Civil, el exilio o la dictadura provocaron en sus vidas.

La biografía colectiva realizada por Encarnación Lemus nos acerca a una época y a unas protagonistas, las modernas de provincias, a las que merece la pena conocer y comprender desde una perspectiva más personal, como descubrimos leyendo entre las líneas de sus cartas. El excelente estudio ha sido reconocido con la concesión del Premio Nacional de Historia 2023, un merecido galardón a una investigación que supone, en palabras del jurado, «una mirada renovada sobre una de las instituciones clave en la incorporación de las mujeres al proceso de modernización social de España».