RESUMEN
La gestión de las administraciones públicas se encuentra en proceso de transformación,
tal y como otras dimensiones de la política, dentro de un entorno en que se están
produciendo importantes cambios en la base tecnológica de nuestras sociedades. Este
artículo ofrece una aproximación teórica, así como evidencia empírica acerca de los
cambios recientes en la gestión pública contemporánea derivados de la adopción, uso
y difusión de las tecnologías sociales dentro de las organizaciones públicas. En concreto,
se sostiene la emergencia de un nuevo paradigma en la gestión pública denominado gobernanza
inteligente (smart governance), que se compara con otros paradigmas previos en base a unos fundamentos nuevos, sobre
todo: valores derivados de la filosofía 2.0, datos abiertos y transparencia, redes
sociales digitales, orientación hacia la incorporación de la ciudadanía y el conocimiento
externo a las organizaciones en los procesos de adopción de decisiones públicas y
nuevas dinámicas de colaboración entre empleados y organizaciones públicas (Criado, J. I. (ed.) (2016). Nuevas tendencias en la gestión pública. Madrid: Instituto Nacional de Administración Pública. Criado, 2016; Noveck, B. S. (2015). Smart Citizens, Smarter State. Cambridge, MA: Hardvard University Press. Disponible en:
Palabras clave: Gestión pública; gobernanza; colaboración; innovación pública; gobierno abierto; tegnologías sociales; participación 2.0;
ABSTRACT
Management of public administrations is in a process of transformation, as also occurs
in other political dimensions, within a context of change in the technological base
of our societies. This article offers a theoretical approach, as well as empirical
evidence, regarding recent moves in contemporary public management derived from the
adoption, use, and diffusion of social media technologies in public organizations.
This article supports the idea of an emerging paradigm in public management denoted
as ‘smart governance’, which is compared with previous paradigms on the basis of renewed
principles including values derived from philosophy 2.0, open data and transparency,
social media platforms, a focus on citizen participation and external knowledge in
the decision-making process, and new collaboration dynamics among public employees
and organizations (Criado, J. I. (ed.) (2016). Nuevas tendencias en la gestión pública. Madrid: Instituto Nacional de Administración Pública. Criado, 2016; Noveck, B. S. (2015). Smart Citizens, Smarter State. Cambridge, MA: Hardvard University Press. Disponible en:
Keywords: Public management; governance; collaboration; public innovation; open government; social technologies; participation 2.0;
SUMARIO
Este artículo se adentra en los cambios que están iniciándose en un buen número de administraciones públicas contemporáneas como consecuencia de la incorporación de la última generación de tecnologías de información y comunicación (TIC), las denominadas tecnologías sociales. Este trabajo sostiene que la gestión pública se halla en un proceso de transformación, tal y como se manifiesta en otros órdenes de la vida económica, social, cultural o política, como resultado del proceso de adaptación a la nueva ola de cambio tecnológico en marcha, cimentada sobre unas nuevas bases de carácter abierto, colaborativo y relacional. A pesar de que no es posible establecer el alcance de los resultados de tales transformaciones, ni sus implicaciones en el desarrollo futuro de las administraciones públicas, este artículo anuncia que ese proceso de cambio en la gestión de las administraciones públicas implica la llegada de un nuevo paradigma, denominado gobernanza pública inteligente. En línea con lo ya apuntado por la literatura internacional, este paradigma todavía emergente se fundamentaría en nuevas capacidades organizativas e implicaciones para la relación entre administraciones públicas y ciudadanía, la existencia de una serie de tecnologías sociales, así como la adopción de unos valores nuevos de funcionamiento en el sector público más horizontales, abiertos al entorno y con una clara orientación a la innovación.
Desde una perspectiva teórica, existe abundante literatura que muestra que la evolución
de la gestión de las administraciones públicas ha transitado de la mano de las transformaciones
en las sociedades contemporáneas, especialmente, aquellas relacionadas con los cambios
tecnológicos. De hecho, diversos autores han mostrado su interés por entender las
interacciones entre las TIC y las administraciones públicas para, a su vez, ser capaces
de comprender sus implicaciones en la gestión pública contemporánea utilizando enfoques
propios de las ciencias sociales (Bekkers, V. J. J. M. y Korteland, E. (2006). Governance, ICT and the Innovation Agenda
of Public Administration: A Comparison of some European Policy Initiatives. En V.
J. J. M. Bekkers, H. van Duivenboden y M. Thaens (eds.). Information and Communication Technology and Public Innovation (pp. 22-50). Amsterdam: IOS Press.Bekkers y Korteland, 2006; Criado, J. I., Sandoval-Almazán, R. y Gil-García, R. (2013). Government Innovation
through Social Media. Government Information Quarterly, 30 (4), 320-328. Disponible en:
Concretamente, este artículo explora el alcance del concepto gobernanza pública inteligente
(smart governance), desde la hipótesis de que se trata de un nuevo paradigma en la gestión pública.
Hasta el momento, diferentes autores han planteado algunos aspectos sectoriales del
concepto, tales como la participación (Charalabidis, Y. y Loukis, E. (2012). Participative Public Policy Making Through Multiple
Social Media Platforms Utilization. International Journal of Electronic Government Research, 8 (3), 78-97. Disponible en:
Metodológicamente, este artículo pretende combinar una aproximación teórica y empírica a la realidad de la gestión de las tecnologías en las administraciones públicas contemporáneas. En un contexto en el que las tecnologías sociales se han abierto camino en nuestras sociedades, las siguientes páginas tratan de conectar la teoría de la gestión pública, a través de una revisión de los principales paradigmas desarrollados durante las últimas décadas, con evidencia que se deriva del análisis exploratorio de cuatro casos: dos plataformas sociales de crowdsourcing ciudadano (Challenge.gov y SantanderCityBrain) y dos plataformas sociales para la innovación abierta entre empleados públicos (GitHub y NovaGob). En estos cuatro casos se traslucen algunas de las características diferenciales del paradigma de la gobernanza pública inteligente, aunque a través de esta estrategia investigadora no se pretenden ofrecer generalizaciones, ni una confirmación de la existencia de un nuevo paradigma en la gestión pública. De una manera más modesta, se aspira a una aproximación sistemática a un objeto de estudio que se encuentra en proceso de consolidación, contribuyendo con ello al debate sobre la smart governance, cada vez más presente en la literatura internacional.
El artículo se divide de la siguiente manera, a partir de la presente sección. En la siguiente se ofrece un recorrido por las principales corrientes que han inspirado la gestión pública contemporánea, desde la Administración Pública tradicional, pasando por la nueva gestión pública o la gobernanza pública, hasta lo que denominamos aquí gobernanza inteligente, tratando de evaluar sus dimensiones clave y las aportaciones más relevantes a las administraciones públicas contemporáneas. A continuación, y de cara a entender mejor las nuevas tendencias en la gestión pública, se explica sucintamente cómo se ha producido la intersección entre las TIC y la gestión pública durante las últimas décadas, de cara a reconocer la situación actual en la que una nueva ola de innovación tecnológica estaría transformando las oportunidades de las administraciones públicas, gracias a su coincidencia con unos valores asociados a la colaboración, la filosofía de la web 2.0 o el redescubrimiento del open government (y sus pilares de transparencia, participación y colaboración). A continuación, se presenta el análisis de los cuatro casos mencionados que todavía se encuentran en una fase emergente, pero que ya permiten vislumbrar el alcance y algunos resultados derivados de su implementación. Para concluir, el artículo se completa con unas reflexiones que resumen las principales contribuciones del artículo y abren nuevas líneas de trabajo para el futuro en el ámbito de las relaciones entre administraciones públicas y TIC.
Las últimas cuatro décadas han experimentado un intenso debate en la gestión pública
en relación al origen de las reformas administrativas y herramientas aplicadas en
el sector público, no solo en el ámbito de la OCDE, sino también en los países emergentes.
A partir de finales de los años setenta, el modelo de Administración Pública inspirada
en el ideal burocrático weberiano o Administración Pública tradicional (APT), parecía
no encajar bien con el desarrollo de los Estados de bienestar y la expansión de las
burocracias públicas para la prestación de servicios generalistas (educativos, sanitarios,
etc.), que iban más allá de la garantía de derechos y libertades, fundamento de las
administraciones públicas del siglo xix y principios del xx. Así, al calor ideológico de los cambios en los gobiernos de
Thatcher en el Reino Unido y Reagan en los Estados Unidos se empezaron a plantear
ideas alternativas. Por un lado, se comenzó a hablar de la necesidad de incorporar
instrumentos y lógicas de acción importados del sector privado bajo la rúbrica de
la nueva gestión pública (NGP) (Aucoin, P. (1995). The New Public Management. Canada in Comparative Perspective. Montreal: Institute for Research on Public Policy.Aucoin, 1995; Barzelay, M. (2001). The New Public Management. Improving Research and Policy Dialogue. Berkeley: University of California Press.Barzelay, 2001; Boyne, G. A. (2002). Researching the New Public Management. En K. McLaughlin, S. P.
Osborne y E. Ferlie (eds.). New Public Management. Current Trends and Future Prospects (pp. 324-338). London: Routledge.Boyne, 2002; Christensen, T. y Laegreid, P. (eds.) (2007). The whole-of-government approach to
public sector reform. Public Administration Review, 67 (6), 1059-1066. Disponible en:
Junto con esos dos grandes paradigmas en la gestión pública, en paralelo se ha desencadenado
un proceso de revolución tecnológica de enorme calado. En línea con lo que Castells
(Castells, M. (2001). La era de la información. La sociedad red. 2ª ed. Madrid: Alianza.2001) identificó hace casi dos décadas como era de la información o sociedad red, con
el cambio de milenio, la llegada de ese fenómeno a la gestión pública se ha producido
a través de conceptos como administración electrónica, gobierno electrónico o gobierno
digital (Criado, J. I. (2009). Entre sueños utópicos y visiones pesimistas. Madrid: Instituto Nacional de Administración Pública. Criado, 2009; Heeks, R. (2006). Implementing and Managing e-Government. An International Text. London: Sage.Heeks, 2006; Kraemer, K. L. y King, J. L. (2003). Information Technology and Administrative Reform:
Will the Time After e-Government Be Different? Ponencia presentada en Heinrich Reinermann Schrift Fest, 29 de septiembre, Post Graduate School of Administration, Speyer.Kraemer y King, 2003; Scholl, H. J. y Scholl, M. C. (2014). Smart Governance: A Roadmap for Research and
Practice. iConference 2014 Proceedings: Breaking Down Walls. Culture — Context — Computing, 1, 163-176.Scholl, 2014; Yildiz, M. (2007). E-government Research. Reviewing the Literature, Limitations, and
Ways Forward. Government Information Quarterly, 24 (3), 646-665. Disponible en:
Administración Pública Tradicional | Nueva Gestión Pública | Gobernanza Pública | Gobernanza Pública Inteligente | |
---|---|---|---|---|
Filosofía de referencia | Teoría política liberal. Modelo burocrático weberiano | Teoría económica. Gerencialismo (taylorismo) y nueva economía institucional | Teoría política democrática. Enfoques contingentes | Teoría política democrática. Open government. Economía colaborativa |
Idea fuerza | Cumplimiento de normas y reglas | Búsqueda de la eficiencia económica | Construcción de coaliciones para lograr acuerdos sobre las necesidades sociales | Creación de valor público a través de la colaboración con la ciudadanía |
Tipo de Estado y Administración Pública | Estado garante / administración burocrática | Estado regulador / administración postburocrática | Estado regulador / administración postburocrática | Estado abierto y delgado / lean state / administración abierta, transparente y colaborativa |
Papel del gobierno | Remar | Timonear | Timonear / construir redes | Construir redes / crear valor público |
Modelo de interacción social | Jerarquía | Mercado | Red | Comunidad |
Diseño organizativo | Unidades administrativas integradas | Desagregación de unidades en agencias (agencialización) | Administración pública en red y partenariados público-privados | Administración pública en red y como plataforma / halocracia |
Directivos públicos | Garantes del cumplimiento de las normas y el procedimiento | Emprendedores para mejorar los resultados en términos de eficiencia económica | Dinamizadores de redes de políticas públicas | Innovadores expertos en detectar nichos de creación de valor público y co-creación con la ciudadanía |
Instrumentos para solucionar los problemas públicos | Programas públicos altamente regulados | Herramientas de gestión empresarial | Redes de actores prestadores de servicios públicos | Herramientas de la web 2.0 (apps, redes sociales, plataformas colaborativas, etc.), big data y laboratorios de innovación |
Papel de la ciudadanía | Usuario | Cliente | Ciudadano-cliente | Ciudadano co-productor |
Rol de las TIC | TIC para la automatización de tareas | TIC para la digitalización y la eficiencia | TIC para mejorar la relación con el entorno | TIC para la innovación pública colaborativa y la creación de valor público |
Fuente: Elaboración propia en base a ideas de Arenilla (Arenilla, M. (coord.) (2011). Crisis y Reforma de la Administración Pública. La Coruña: Netbiblo. 2012), Criado (Criado, J. I. (2009). Entre sueños utópicos y visiones pesimistas. Madrid: Instituto Nacional de Administración Pública. 2009), Hood (Hood, C. (1991). A Public Management for All Seasons? Public Administration, 69 (1): 3-19. Disponible en:
Los sucesivos paradigmas en la gestión publica caracterizados en la tabla 1 (APT, NGP, gobernanza pública o GPI) como tipos ideales, se fundamentan en la identificación de una serie de dimensiones que han ido penetrando, con diferentes ritmos e intensidades, en distintos contextos y niveles de gobierno, a lo largo de las últimas décadas, sin que ello signifique que se trate de modelos completamente exhaustivos o totalmente excluyentes entre sí. De hecho, no cabe duda de que en los países con las economías más desarrolladas las administraciones públicas han ido adoptando principios, herramientas, instrumentos, etc., de gestión pública procedentes de varios de los tipos ideales identificados, sin que ello impida afirmar, por ejemplo, el alto impacto de la NGP dentro de los países anglosajones durante los años ochenta y noventa del siglo pasado, o el reciente liderazgo de los Estados Unidos en el desarrollo de las bases del modelo de GPI, bajo el mandato presidencial de Obama. En casos como el español, la prevalencia de dinámicas de funcionamiento procedimentalistas basadas en la APT ha provocado que la aceptación de determinados aspectos procedentes de otros paradigmas se haya producido de una manera desigual (dentro de un mismo nivel de gobierno) y parcial (en aquellas administraciones públicas donde se han asumido determinadas prácticas postburocráticas). Por consiguiente, resulta necesario concretar algo más los aspectos definidos en la tabla 1 de cara a conocer el posible alcance de cada uno de los paradigmas definidos.
A lo largo del siglo xx y hasta la década de los años setenta, la APT tuvo su momento de mayor auge. Lo anterior no impide afirmar su vigencia en cierta medida como paradigma de referencia en determinados contextos y su propia evolución hacia lo que se ha venido a denominar nuevo servicio público. El modelo de la APT surge en el momento de florecimiento de la teoría política liberal, bajo el predominio del modelo burocrático weberiano, que cuenta como eje central de interés el cumplimiento estricto de las normas para garantizar la igualdad de trato de los usuarios para, al menos en teoría, evitar cualquier discrecionalidad del poder público y del funcionariado. En consonancia con ello, el tipo de Estado sobre el que se asienta este modelo es netamente garantista en cuanto a su papel de control sobre el cumplimiento del ordenamiento jurídico, lo que lleva a la existencia de un tipo de administración pública altamente burocratizada y apegada al procedimiento. El papel del gobierno acorde con este paradigma se identifica con la metáfora de llevar los remos (de una embarcación), es decir, asumir las funciones básicas de gestión en un momento en que todavía el Estado de bienestar se encuentra en fase emergente. La jerarquía es el sistema de relación social de referencia y las estructuras ministeriales compactas forman parte del diseño organizativo preferido bajo este paradigma. Otros aspectos clave de este modelo de gestión pública se refieren al papel del directivo público como garante de la norma y el recto cumplimiento del procedimiento administrativo, así como la consideración de las personas receptoras de los servicios públicos como usuarias cuya relación con las organizaciones públicas es meramente reactiva.
Este modelo mantiene su interés para el sector público, bien porque en algunos casos
no se ha llegado realmente a configurar una administración pública burocrática, bien
porque han surgido voces que han alentado una actualización del modelo al mundo contemporáneo.
En efecto, diversos países, sobre todo en vías de desarrollo, no han sido capaces
de asentar burocracias según la lógica weberiana, lo que ha supuesto una vía abierta
a la adopción de otros modelos administrativos, sin disponer de los anticuerpos para
eludir algunos de sus potenciales problemas, especialmente, la corrupción y la falta
de capacidad profesional y directiva (Ramió, C. (2001). Los problemas de la implantación de la nueva gestión pública en
las Administraciones públicas latinas: modelo de Estado y cultura institucional. Reforma y Democracia, 21.Ramió, 2001). Al mismo tiempo, autores como Denhardt y Denhardt (Denhardt, R. B. y Denhardt, J. V. (2000). The New Public Service: Serving Rather than
Steering. Public Administration Review, 60 (6), 549-559. Disponible en:
El segundo de los modelos de gestión pública identificados aquí se refiere a la NGP. Ya se ha mencionado anteriormente el origen de este paradigma en un momento de puesta en cuestión de los Estados de bienestar, no solo desde el punto de vista de su sostenimiento económico, sino también desde la perspectiva de la gestión operativa de los servicios públicos. En consecuencia con ello, la NGP se inscribe en una filosofía economicista, que entronca con el taylorismo de principios de siglo, pero también con la nueva economía institucional, que en los setenta del siglo pasado adquiere un papel predominante en busca de la eficiencia económica como eje vertebrador de la actividad de las organizaciones públicas. Desde este punto de partida, el Estado va adquiriendo entonces un papel regulador, quedando vaciado de funciones, en la medida que se asume que el sector privado es más eficiente en el control de los recursos para la solución de problemas públicos. Desde una perspectiva organizativa, se genera un intento por desagregar las estructuras burocráticas tradicionalmente unitarias (ministerios), en aras de la creación de organizaciones de misión (agencias, organismos autónomos, empresas públicas, etc.) a las que proponer objetivos mensurables y, a la vez, exigibles a sus directivos, de manera que empieza a gozar de éxito el concepto administración pública postburocrática. Adicionalmente, este modelo se inspira en la imagen del directivo público emprendedor, tal y como la dibujaron en su día Osborne y Gaebler (Osborne, D., Gaebler, T. (1992). Reinventing Government. How the Entrepreneurial Spirit is Transforming the Public Sector. New York: Addison-Wesley Publishing Company, Inc. 1992), así como la noción de ciudadano-cliente, aspectos que incidían en la necesidad de introducir dinámicas empresariales en las administraciones públicas.
La NGP ha inspirado importantes transformaciones en el sector público durante las
últimas tres décadas, con resultados desiguales y, por supuesto, generando efectos
deseados, pero también no deseados, por sus promotores. En términos generales, la
aceptación del paradigma de la NGP en diferentes contextos partió de la base de la
necesidad de actualizar unos patrones de funcionamiento del sector público asentados
en un modelo de gestión pública que había nacido en un mundo diferente. En especial,
países anglosajones como Australia, Nueva Zelanda o Reino Unido, pero también del
entorno europeo continental, incluyendo algunos de los países del sur europeo, plantearon
procesos planificados de modernización administrativa sobre la base de estos principios
(Alba, C. y Navarro, C. (2011). Administrative tradition and reforms in Spain: Adaptation
versus innovation. Public Administration, 89 (3), 783-800. Disponible en:
Por su parte, el concepto gobernanza cuenta con un carácter polisémico dada su aplicación
a diferentes contextos (como las relaciones internacionales), que no ha impedido a
la gobernanza pública (en red) ser considerada uno de los paradigmas desarrollados
durante las últimas décadas en la gestión pública. El origen de este concepto coincide
aproximadamente en el tiempo con el surgimiento de la NGP y cuenta con algunos elementos
comunes derivados de la realidad compartida en la que se inscriben, así como el tipo
de Estado y Administración Pública en que se desarrollan (Bovaird, T. (2005). Public governance: Balancing stakeholder power in a network society.
International Review of Administrative Sciences, 71 (2), 217-228. Disponible en:
Las ideas y análisis en torno a la gobernanza pública y la gobernanza de las redes
no han parado de crecer en los últimos años como consecuencia del incremento de la
complejidad en las sociedades contemporáneas. En este sentido, autores como Klijn
(Klijn, E. (2008). Governance and Governance Networks in Europe. An Assessment of Ten
Years of Research on the Theme. Public Management Review, 10 (4), 505-525. Disponible en:
Dentro de la tabla 1, la GPI representa el enfoque más reciente, que todavía se encuentra en fase de consolidación
a mediados de la segunda década del nuevo siglo, por lo que se trata de una propuesta
en construcción. Desde 2010 se ha producido una aceleración de los cambios derivados
de la nueva ola de innovación tecnológica que se encuentra en la base de una nueva
manera de entender la política, la administración pública y, por tanto, la gestión
pública (Criado, J. I. (2013). Open Government, Social Media y Sector Público. En R. Cotarelo
(ed.). Ciberpolítica. Las Nuevas Formas de Acción Política (pp. 57-78). Valencia: Tirant lo Blanch.Criado, 2013; Subirats, J. (2012). ¿Qué democracia y qué Administración para la nueva época? Internet
y la gestión pública. Ekonomiaz, 80 (2), 70-91. Subirats, 2012). En particular, este modelo se asentaría en unos principios y valores centrados
en la filosofía abierta derivada de la llamada web 2.0 (con la Wikipedia como caso
emblemático), la ética hacker colaborativa (Castells, M. (2013). Comunicación y poder. Madrid: Alianza.Castells, 2013; Himanen, P. (2002). La ética hacker y el espíritu de la sociedad de la información. Barcelona: Destino.Himanen, 2002), y la economía colaborativa o del bien común (ligada a la idea de procomún, más
que a modelos de negocio predadores como Uber), que en el sector público se traduciría
en el movimiento internacional en torno al open government y los pilares de la transparencia, participación y colaboración (Chun, S. A., Shulman, S., Sandoval, R. y Hovy, E. (2010). Government 2.0. Making Connections
between Citizens, Data and Government. Information Polity, 15, 1-9.Chun et al., 2010; Dassen, N. y Cruz, J. (eds.) (2012). Open Government and Targeted Transparency. Trends and Challenges for Latin America
and the Caribbean. Washington D.C.: Inter-American Development Bank.Dassen y Cruz, 2012; Hood, C. (2011). From FOI world to wikileaks world: A new chapter in the transparency
story? Governance, 24 (4), 635-638. Disponible en:
Este modelo surgiría en un momento en que ya pocos desean un Estado sobredimensionado
e inflexible, sino más bien un sector público proporcionado, a la vez que ágil, pero,
sobre todo, inteligente. Lo anterior se traduce en la capacidad de articulación de
la acción de otros actores sociales y la capacidad de integrar lo mejor del entorno
en base a la imagen de una administración pública como plataforma (Lathrop, D. y Ruma, L. (eds.) (2010). Open government. Collaboration, transparency, and participation in practice,Sebastopol, CA: O’Reilly Media.Lathrop y Ruma, 2010). Entonces, aquí la creación de valor público no solo significa que los directivos
públicos sean capaces de identificar nichos de interés, sino también de establecer
espacios de co-creación de servicios públicos con la ciudadanía (Linders, D. (2012). From e-government to we-government: Defining a typology for citizen
coproduction in the age of social media. Government Information Quarterly, 29 (4), 446-454. Disponible en:
El paradigma emergente de la GPI se percibe en las inquietudes y casos de interés
de los académicos y expertos en la administración pública contemporánea. Estos se
orientan a promover procesos de innovación pública abierta y colaborativa para resolver
problemas colectivos junto con la ciudadanía (Challenge.org, SantanderCityBrain, FixMyStreet,
etc.) o para aumentar las capacidades del sector público de cara a superar sus limitaciones
organizativas mediante la colaboración entre empleados públicos (GitHub, NovaGob,
GovLoop, etc.) (Clark, B. J., Brudney, J. y Jang, S. G. (2013). Coproduction of government services
and the new information technology: Investigating the distributional biases. Public Administration Review, 73 (5), 687-701. Disponible en:
Implícitamente, uno de los puntos de partida de este trabajo consiste en superar las
reticencias en la relación de la gestión pública con las tecnologías, sobre todo,
en base a la eliminación de prejuicios deterministas. Al menos desde el cambio de
siglo, las tecnologías de información y comunicación (TIC) e Internet han concitado
parte del interés en el estudio académico y la práctica profesional ligados a las
administraciones públicas (Yildiz, M. (2007). E-government Research. Reviewing the Literature, Limitations, and
Ways Forward. Government Information Quarterly, 24 (3), 646-665. Disponible en:
Aspectos de interés | 1950-1970 | 1980-mediados 1990 | Mediados 1990-2010 | 2010- |
---|---|---|---|---|
Tipo de tecnología | Mainframes | Micro-informática | www | Plataformas sociales |
Idea fuerza | Automatizar | Informatizar | Digitalizar | Innovar |
Tema clave en la gestión de los sistemas de información | Mantener los sistemas de información operativos y funcionando | Controlar y coordinar los sistemas de información en el conjunto de la organización | Adaptar los sistemas de información para alcanzar las necesidades de los clientes organizativos | Involucrar a la comunidad y a los clientes en los procesos de innovación: wikigovernment. Servir como plataforma |
Papel de las TIC | Suplantar | Apoyar | Cambiar | Transformar |
Contenido de los puestos de trabajo | Sustitución de la mano de obra por máquinas | Desarrollo de recursos de información de valor añadido | Cambio de maneras de hacer | Puestos de trabajo fluidos |
Cambio de maneras de pensar y analizar | ||||
Modelos organizativos asociados | Jerarquías organizativas centralizadas | Retos a las fronteras organizativas, tanto internas como externas | Creación de redes organizativas | Creación de redes organizativas. Halocracia |
Normas y culturas | Culturas/normas tradicionales | Nuevas normas estratégicas y operativas; cambio de cultura | Filosofía web 2.0, open government |
Fuente: Elaboración propia a partir de Criado (Criado, J. I. (2009). Entre sueños utópicos y visiones pesimistas. Madrid: Instituto Nacional de Administración Pública. 2009).
En un primer momento, las tecnologías en el sector público solo contaban con un papel limitado, muy en línea con las dinámicas de la APT, orientadas a la automatización de tareas. Ese esquema era propio de unas administraciones públicas que empezaron a incorporar las tecnologías de información a partir de mediados del siglo pasado, con el objetivo de suplantar determinadas actividades y cálculos realizados por seres humanos (Bellamy, C. y Taylor, J. A. (1998). Governing in the Information Age. Buckingham: Open University Press.Bellamy y Taylor, 1998). Las principales herramientas eran los llamados mainframes, que permitieron un importante avance en dos aspectos: primero, desarrollaron la capacidad de las máquinas para realizar tareas de procesamiento numérico a gran escala de forma rápida y, en segundo lugar, mejoraron su capacidad para ser programados (Criado, J. I. (2009). Entre sueños utópicos y visiones pesimistas. Madrid: Instituto Nacional de Administración Pública. Criado, 2009). Por tanto, las tecnologías de información en ese primer momento se convirtieron en el complemento ideal del modelo tradicional de las grandes organizaciones burocráticas y la APT, con valores de la sociedad industrial y con escasa capacidad para ir más allá de suplantar determinadas tareas internas de gestión.
Las dos etapas siguientes coinciden en el tiempo con la aparición y desarrollo de los enfoques de la NGP y la gobernanza pública, de manera que algunos de sus componentes afectan a esos dos paradigmas, si bien de forma diferente. Desde los años ochenta del siglo pasado, la incorporación de los microordenadores dentro de las organizaciones públicas abrió un período que se identifica con la informatización del sector público (Criado, J. I. (2009). Entre sueños utópicos y visiones pesimistas. Madrid: Instituto Nacional de Administración Pública. Criado, 2009). Esto coincidió con el incremento de la capacidad del hardware, «cerebro físico» de los ordenadores, para realizar cada vez mayor número de tareas y el desarrollo de la industria del software, o parte lógica-no física, mediante la creación de productos más fáciles para el usuario no especializado. Con ello se concretó un rápido desarrollo y difusión de la informática a un nivel micro y se pusieron en tela de juicio las estructuras de gestión y organizativas existentes y, muy especialmente, los procesos de trabajo (Danziger, James N. y Kraemer, K. L. (1986). People and Computers. The Impacts of Computing on End Users in Organizations. New York: Columbia University Press.Danziger y Kraemer, 1986). Al mismo tiempo, se produjeron una serie de avances que consolidaron la revolución digital, también dentro de las administraciones públicas, a través de la expansión de las telecomunicaciones. A partir de los años noventa del siglo pasado, las innovaciones en la arquitectura informática y en los sistemas de información no pararon de crecer y estuvieron en la base de los desarrollos actuales de las TIC en las organizaciones públicas.
La aparición de la web y la socialización de Internet supusieron un hito clave para
el desarrollo de una nueva lógica en la gestión de las organizaciones orientada al
cambio en las formas de hacer dentro del sector público. La versión eficientista de
la NGP implicó una utilización de esa capacidad tecnológica para orientarse a la optimización
de los procesos internos, la reducción de determinadas cargas administrativas y la
digitalización de procesos, en una lógica parecida al desarrollo del comercio electrónico
en el sector privado. En otras palabras, se incorporaron en el sector público nuevas
aplicaciones derivadas de Internet y las páginas web que, por obra de sus responsables
y no por las tecnologías en sí mismas, se centraron en promover una versión economicista
del despliegue de las TIC en la gestión pública (Criado, J. I. (2009). Entre sueños utópicos y visiones pesimistas. Madrid: Instituto Nacional de Administración Pública. Criado, 2009). Desde una perspectiva externa y en línea con la gobernanza pública, también es
cierto que las nuevas tecnologías digitales y sistemas de comunicaciones abrieron
las puertas del sector público a otros actores, no solo a través de la puesta a disposición
de información o servicios públicos en línea, sino también como consecuencia del desarrollo
de sistemas de comunicaciones cada vez más sofisticados y la interoperabilidad entre
las administraciones públicas (Criado, J. I., Gascó, M. y Jiménez, C. E. (2011). Interoperabilidad de gobierno electrónico
en Iberoamérica. Estudio comparativo y recomendaciones de futuro. Reforma y Democracia, 50, 77-104.Criado et al., 2011; Pardo, T. A., Nam, T. y Burke, G. B. (2012). E-Government Interoperability: Interaction
of Policy, Management, and Technology Dimensions. Social Science Computer Review, 30 (1), 7-23. Disponible en:
La última fase de innovación tecnológica cuenta con unas características intrínsecas
que están poniendo las bases de verdaderas transformaciones en determinados sectores
económicos (las industrias culturales, viajes, prensa, etc.), en nuevos modelos organizativos
y, parece que también, en la gestión pública. En este último plano, las capacidades
disruptivas de las nuevas tecnologías sociales en el sector público derivan, entre
otros, de factores como: 1) la incorporación de los agentes externos de la organización
a los procesos de adopción de decisiones, 2) las dinámicas colaborativas que se requieren
para poner en marcha determinados proyectos en grupos de trabajo distribuidos (halocracia),
3) la transparencia radical de los procesos de relación con el entorno, 4) la transformación
de las dinámicas de intermediación, 5) la reducción de los costes de puesta a disposición
de la información, 6) así como la evaluación continuada ligada a la trazabilidad de
las acciones en esos nuevos espacios cooperativos digitales (Criado, J. I., Sandoval-Almazán, R. y Gil-García, R. (2013). Government Innovation
through Social Media. Government Information Quarterly, 30 (4), 320-328. Disponible en:
La propuesta teórica de este artículo se completa con una aproximación a cuatro casos
en los que las nuevas tecnologías sociales se han aplicado en torno a la gestión pública
con una lógica ligada a los principios, normas, herramientas y prácticas presentes
en la GPI, tal y como se ha presentando antes. De entrada, hay que subrayar que la
involucración de la ciudadaníaen algunas de estas plataformas sociales desarrolladas
por el sector público todavía no resulta masiva, lo que apela a los debates clásicos
sobre la brecha digital (Criado, J. I. y Barrero, D. F. (2014). Analyzing the Digital Divide and Electronic
Government Demand. An Empirical Research of the Spanish Case. En M. P. Rodríguez-Bolívar
(ed.). Measuring e-Government Efficiency. The Opinions of Public Administrators and Other
Stakeholders (pp. 213-232). New York: Springer.Criado y Barrero, 2014; Helbig, N., Gil-García, J. R. y Ferro, E. (2009). Understanding the Complexity of
Electronic Government: Implications from the Digital Divide Literature. Government Information Quarterly, 26 (1), 89-97. Disponible en:
Las plataformas de crowdsourcing ciudadano se orientan a la generación de procesos de producción e innovación colectiva involucrando a determinados colectivos sociales o bien al conjunto de una comunidad política, sobre todo, en el ámbito local. En concreto, las administraciones públicas que las promueven cuentan con un papel esencial a la hora de establecer las tareas y objetivos generales dentro de una comunidad de participantes voluntarios no expertos, normalmente ciudadanos que ofrecen parte de su tiempo y conocimiento dentro de ese espacio y contribuyen en las dinámicas de solución de problemas públicos que plantea la propia organización. En concreto, se puede tratar de concursos de ideas que las administraciones públicas premian mediante algún tipo de incentivo (económico, puntos o de otro tipo) o la involucración de la ciudadanía a través de diferentes medios en la solución de problemas públicos mediante la incorporación de conocimiento o saberes del entorno. En otras palabras, se puede promover el compromiso cívico con los asuntos públicos, se busca la creación de valor público a través de la colaboración directa con la ciudadanía o se orienta la actuación de la Administración Pública hacia una mayor transparencia y capacidad de colaboración con el entorno. Las plataformas de crowdsourcing ciudadano se orientan a la generación de procesos de producción e innovación colectiva involucrando a determinados colectivos sociales o bien al conjunto de una comunidad política, sobre todo, en el ámbito local. En concreto, las administraciones públicas que las promueven cuentan con un papel esencial a la hora de establecer las tareas y objetivos generales dentro de una comunidad de participantes voluntarios no expertos, normalmente ciudadanos que ofrecen parte de su tiempo y conocimiento dentro de ese espacio y contribuyen en las dinámicas de solución de problemas públicos que plantea la propia organización. En concreto, se puede tratar de concursos de ideas que las administraciones públicas premian mediante algún tipo de incentivo (económico, puntos o de otro tipo) o la involucración de la ciudadanía a través de diferentes medios en la solución de problemas públicos mediante la incorporación de conocimiento o saberes del entorno. En otras palabras, se puede promover el compromiso cívico con los asuntos públicos, se busca la creación de valor público a través de la colaboración directa con la ciudadanía o se orienta la actuación de la Administración Pública hacia una mayor transparencia y capacidad de colaboración con el entorno.
El caso de Challenge.gov es un ejemplo de una experiencia con un recorrido notable
dentro de la Administración Pública en los Estados Unidos de América (EUA). Se trata
de un caso derivado del Memorandum del Presidente Obama sobre Transparencia y Gobierno Abierto (White House (2009). Memorandum for the Heads of Executive Departments and Agencies,
Re: Transparency and Open Government. 21 de enero. Disponible en:
A día de hoy, Challenge.gov se ha convertido en el modelo de plataforma de crowdsourcing ciudadano más importante a nivel internacional. Su lanzamiento se produjo en septiembre
de 2010 y se convirtió en la plataforma social dominante de las agencias federales
para promover competiciones para la identificación de soluciones a problemas sociales
e incorporar el conocimiento existente fuera de las organizaciones públicas (Mergel, I. y Desouza, K. (2013). Implementing open innovation in the public sector:
The case of Challenge.gov. Public Administration Review, 73 (6), 882-890. Disponible en:
Por su parte, el caso de SantanderCityBrain confirma las oportunidades de las plataformas ciudadanas de crowdsourcing dentro del contexto local. En este caso, se trata de una plataforma social desarrollada por el Ayuntamiento de Santander, dirigida a todas las personas, sean o no vecinos de la ciudad, que deseen compartir propuestas, comentar y votar las ideas y proyectos que compartan otros usuarios, con el fin de colaborar en el desarrollo de la ciudad, en general, y la ejecución de su plan estratégico, en particular (Ayuntamiento de Santander, 2016). En este caso, una propuesta que estuvo inicialmente orientada a centrarse en la estrategia ciudad inteligente (smart city), se ha terminado ampliando de manera que el Ayuntamiento en cuestión ha identificado una oportunidad para desarrollar una colaboración más intensa con la ciudadanía a través de la captación de ideas sobre temas variados. Dicho de otra manera, se trata de un caso en el que también se pretende la creación de valor público a través de la construcción de redes y la incorporación a la organización municipal de conocimiento disperso en la sociedad.
El caso de SantanderCityBrain es un modelo de desarrollo de una plataforma por parte de una administración local que ha alcanzado un nivel elevado de participación, pero también de concreción del modelo de colaboración abierta con la ciudadanía a través de medios digitales. El número total de ideas planteadas ha superado las 1.300, con más de 2.500 usuarios, entre proponentes de ideas y otro tipo de participantes. Durante 2016 se ha puesto en marcha un concurso de ideas para decidir áreas en las que destinar un millón de euros del presupuesto municipal. Por tanto, se trata también de una iniciativa que se enmarca dentro de la lógica de «concursos y premios», en la que las personas no solo van planteando propuestas a determinados retos (tal y como plantean casos como Decide Madrid) sino que además van adquiriendo puntos a medida que realizan determinadas acciones dentro de la plataforma. Estas acciones pretenden aumentar el compromiso con la participación y son algunas como registrarse, invitar a registrarse a otro ciudadano, compartir una idea, recibir un voto positivo, emitir un voto positivo o poner un comentario en una idea. Este caso se inserta en el concepto de gamificación (o juegos serios), que se trabaja como medio para lograr una mayor participación e involucramiento de la ciudadanía dentro de plataformas sociales de este tipo. Por todo ello, se trata de un caso que también integra los principios, normas, herramientas y prácticas del nuevo paradigma de la GPI.
Las plataformas de colaboración abierta entre empleados públicos suponen una manera
diferente de generación de innovación colaborativa dentro de las administraciones
públicas. En este caso, la innovación se plantea a través de la interacción de empleados
públicos que se encuentran ubicados en organizaciones diferentes y que comparten algún
objetivo común o desean desarrollar algún producto/servicio en colaboración con el
trabajo de otros. En estos casos, la creación de valor se sitúa en la ruptura de las
lógicas tradicionales de trabajo dentro de una organización o el cumplimiento estricto
de las normas, de manera que se trata de desarrollar innovación basada en la integración
de ideas y aportaciones de profesionales que pertenecen a organizaciones diferentes
para solucionar problemáticas compartidas (Levine, S. y Prietula M. J. (2013). Open Collaboration for Innovation: Principles
and Performance. Organization Science, 25 (5), 1414-1433. Disponible en:
El caso de GitHub se ha convertido en una plataforma de creación colaborativa de software en la que participan activamente cada vez más administraciones públicas y profesionales
relacionados con el sector público. Esta comunidad social de programadores se centra
en la reutilización del código creado por otras organizaciones previamente, haciendo
cambios para su adaptación al contexto propio de aplicación. Tal y como ha apuntado
Mergel (Mergel, I. (2015). Open collaboration in the public sector: The case of social coding
on GitHub. Government Information Quarterly, 32 (4), 464-472. Disponible en:
El caso de GitHub demuestra el potencial para la colaboración abierta entre empleados
públicos dentro de una plataforma abierta en la que pueden interaccionar con otros
profesionales del sector para desarrollar proyectos conjuntamente, tanto de software como de otro tipo. Desde su fundación en febrero de 2008, el número de organizaciones
públicas que han desarrollado proyectos de software de manera abierta y colaborativa ha crecido de manera exponencial, incluyendo casos
como la National Aeronautics and Space Administration, General Services Administration,
Department of Veteran Affairs, pero también otros ligados a la reutilización de datos
de la plataforma Data.gov, el repositorio normativo de Congress.gov, la plataforma
de peticiones de WhiteHouse.gov, o más recientemente, el desarrollo de la plataforma
de gobierno abierto del Ayuntamiento de Madrid. Aunque no se dispone de datos específicos
sobre los proyectos relacionados específicamente por organizaciones públicas, se considera
que una parte no despreciable de sus 14 millones de usuarios en todo el mundo tiene
alguna relación con el sector público. Adicionalmente, Mergel (Mergel, I. (2015). Open collaboration in the public sector: The case of social coding
on GitHub. Government Information Quarterly, 32 (4), 464-472. Disponible en:
El caso de NovaGob ofrece un ejemplo de plataforma social vertical especializada en
el sector público en la que interaccionan sus profesionales de una manera abierta
y sin ningún tipo de restricción organizativa. Esta red social profesional especializada
en el ecosistema de lo público dentro del ámbito de habla hispana (inspirada en el
caso de GovLoop en los EUA y Canadá) es una spin-off o EBC de la Universidad Autónoma de Madrid, creada por un grupo de académicos, empleados
públicos y profesionales relacionados con las administraciones públicas. Como han
puesto de manifiesto Criado, Rojas-Martín y Villodre (Criado, J. I., Rojas-Martín, F. y Villodre, J. (2016). Open collaboration among practitioners
and public management researchers in the social media era. The case of NovaGob. Ponencia
presentada en la 20th Annual Conference International Research Symposium on Public
Management, Hong Kong.2016) y GovLab (GovLab (2016). NovaGob. Creating a Community of Spanish Speaking Public Employees across National
and Institutional Borders. GovLab-Smarter state case studies. Disponible en:
El caso de NovaGob también ofrece un ejemplo del poder de la colaboración abierta
entre empleados públicos, si bien con un foco más amplio en cuanto a las oportunidades
de colaboración y los objetivos planteados. Desde la fundación de la red social en
octubre de 2013, NovaGob está cerca de alcanzar los 8.000 miembros registrados en
la plataforma procedentes de todos los países de habla hispana, con casi 200 grupos
de trabajo, 2000 debates, más de 4.500 entradas/posts de blog, 550 eventos sobre administración
pública publicados en una agenda colaborativa, 11 000 novatuits o 250 páginas wiki
creadas. Adicionalmente, los empleados públicos pueden crear un perfil propio, en
el que además de sus datos de referencia profesional o una fotografía, pueden incluir
sus datos curriculares, mostrándose sus conexiones o sus principales acciones de interacción
en las que participan. Como ha destacado en su estudio GovLab (GovLab (2016). NovaGob. Creating a Community of Spanish Speaking Public Employees across National
and Institutional Borders. GovLab-Smarter state case studies. Disponible en:
Lo importante de todo ello es mostrar que la colaboración abierta entre empleados públicos dispone de un espacio de referencia en el que se desarrollan proyectos específicos, que promueven la innovación en el sector público, superando las limitaciones tradicionales (organizativas, legales, temporales o espaciales), de manera que los intraemprendedores públicos pueden conectarse, compartir sus proyectos y enriquecer a, o ser enriquecidos por, una comunidad activa que crece dentro de un espacio digital de generación de conocimiento y desarrollo de la creatividad. En este caso también se han identificado los principios, normas, herramientas y prácticas del paradigma de la GPI y, al mismo tiempo, se ha puesto de relieve el importante potencial de las tecnologías sociales para configurar una nueva manera de entender la función pública, más centrada en la colaboración interorganizativa y la creación de redes de conocimiento. Lo importante de todo ello es mostrar que la colaboración abierta entre empleados públicos dispone de un espacio de referencia en el que se desarrollan proyectos específicos, que promueven la innovación en el sector público, superando las limitaciones tradicionales (organizativas, legales, temporales o espaciales), de manera que los intraemprendedores públicos pueden conectarse, compartir sus proyectos y enriquecer a, o ser enriquecidos por, una comunidad activa que crece dentro de un espacio digital de generación de conocimiento y desarrollo de la creatividad. En este caso también se han identificado los principios, normas, herramientas y prácticas del paradigma de la GPI y, al mismo tiempo, se ha puesto de relieve el importante potencial de las tecnologías sociales para configurar una nueva manera de entender la función pública, más centrada en la colaboración interorganizativa y la creación de redes de conocimiento.
El presente artículo ha construido una reflexión teórica y ha aportado evidencias sobre las transformaciones en marcha en la gestión pública contemporánea, centrándose para ello en las oportunidades derivadas de la nueva ola de innovación tecnológica y su adopción en el sector público. Por un lado, se ha evidenciado que las últimas cuatro décadas han experimentado importantes debates teóricos en relación con las doctrinas administrativas de referencia en la gestión pública, que han caminado desde la administración pública burocrática weberiana hacia otras propuestas como la nueva gestión pública o la gobernanza pública. Desde un punto de vista teórico, este estudio ha asumido que la evidencia de los últimos años permite vislumbrar la llegada de lo que se ha calificado como gobernanza inteligente o smart governance, un nuevo paradigma en la gestión pública basado en la más reciente ola de innovación tecnológica centrada en las herramientas de social media, unida a principios derivados de la filosofía 2.0 y en línea con una clara orientación hacia prácticas como la incorporación de la ciudadanía en los procesos de adopción de decisiones públicas y con nuevas dinámicas de colaboración entre empleados y organizaciones del sector público. Una vez descritas las bases del nuevo modelo de GPI, el artículo ha profundizado en el papel de las tecnologías en los procesos de transformación de la gestión pública durante las últimas décadas, así como en las características de la nueva ola tecnológica en marcha. A continuación, el artículo ha presentado cuatro casos en relación con, por lado, el crowdsourcing ciudadano, analizando las plataformas Challenge.gov y SantanderCityBrain, y por otro, la colaboración abierta entre empleados públicos, analizando las plataformas GitHub y NovaGob. En todos ellos, se ha evidenciado la existencia de nuevos principios, normas, herramientas y prácticas para el funcionamiento del sector público, pasando de modelos jerárquicos, basados en reglas formales y silos organizativos, hacia un esquema de funcionamiento horizontal, con reglas flexibles y comunidades inter organizativas.
Este artículo ha puesto de manifiesto que las transformaciones de nuestras comunidades
políticas también afectan de una manera directa a las administraciones públicas. Como
sucede en otras dimensiones de la política, tales cambios se encuentran en proceso
de consolidación y solo será posible su incorporación en el sector público si existe
una ciudadanía preparada e inteligente, que apoye y dirija la construcción de un Estado
inteligente (Noveck, B. S. (2015). Smart Citizens, Smarter State. Cambridge, MA: Hardvard University Press. Disponible en:
Futuros trabajos relacionados con las administraciones públicas serán necesarios para identificar el alcance de las promesas y su concreción en una mejor gestión de las políticas y servicios públicos. Por un lado, es imprescindible conocer cómo se están implementando en el sector público proyectos relacionados con datos abiertos, transparencia administrativa, participación 2.0, redes sociales, innovación o colaboración abierta. Aquí se requiere más evidencia empírica sobre las implicaciones de los proyectos en marcha que retórica superficial de emprendedores de políticas, si bien ello solo será posible con análisis de carácter longitudinal y sostenidos en el tiempo. Por otro lado, será necesario ampliar el foco de los análisis, dado que muchas de las iniciativas que se han puesto en marcha tienen un alcance global, tal es el caso de GitHub. Pero al mismo tiempo, otras experiencias se identifican con situaciones locales, dado que la creación de valor público se logra en la medida en que los proyectos sean capaces de solucionar problemas públicos concretos de una comunidad política específica. En definitiva, nos encontramos ante un momento de transición hacia un mundo cuyas claves solo podemos intuir, pero que no cabe duda parecen desafiar los principios, normas, herramientas y prácticas que se han dado por asentadas durante las últimas décadas en el ámbito de la gestión de las administraciones públicas.
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Este artículo se ha beneficiado de la financiación del Programa S2015/HUM-3466 NEW
TRUST-CM (Comunidad de Madrid) y del Proyecto CSO2013-48641-C2-1-R (Ministerio de
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