RESUMEN

Conocemos bien los resultados familiares, educativos y laborales de la revolución silenciosa protagonizada por las mujeres (‍Esping-Andersen, 2009), pero desconocemos en gran medida los procesos más íntimos de estos cambios sociales. Este artículo tiene como primer objetivo describir los microprocesos del empoderamiento de mujeres baby boomer en España. Se presentan los resultados de una investigación cualitativa sobre el empoderamiento de diez mujeres que muestran los cambios en las vidas íntimas. El análisis de los microprocesos de empoderamiento familiar ofrece una explicación a nivel individual y de pareja de los grandes cambios familiares en España a partir la Transición democrática. El segundo objetivo es realizar una propuesta teórica del proceso de empoderamiento femenino a partir del análisis de microacciones de la convivencia en pareja. A pesar de las particularidades vitales se ha podido identificar un esquema general de microacciones que son reacciones a los micromachismos y se conceptualizan como microfeminismo.

Palabras clave: Micromachismo; microfeminismo; empoderamiento de las mujeres; desigualdad de género; divorcio.

ABSTRACT

We know well the family, educational and work results of the silent revolution led by women (‍Esping-Andersen, 2009), but we are largely unaware of the most intimate processes of these social changes. The first objective of this article is to describe the micro processes of empowerment of baby-boomer women in Spain. The results of a qualitative investigation on the empowerment of 10 women are presented, showing the changes in intimate lives. This analysis of the micro-processes of family empowerment offers an explanation at the individual and couple level of the major family changes in Spain since the Democratic Transition. The second objective is to make a theoretical proposal of the process of female empowerment based on the analysis of micro-actions of living together as a couple. Despite the vital particularities, it has been possible to identify a general scheme of micro-actions that are reactions to micromachisms and are conceptualized as microfeminisms.

Keywords: Micromachismo; microfeminism; women’s empowerment; gender inequality; divorce.

Cómo citar este artículo / Citation: Martín de Vidales Llorente, L. M. (2024). Procesos de empoderamiento femenino y microfeminismos en parejas heterosexuales en España. IgualdadES, 11, 225-‍248 doi: https://doi.org/10.18042/cepc/IgdES.11.08

I. INTRODUCCIÓN[Subir]

Los trabajos anteriores que estudian el empoderamiento femenino analizan fundamentalmente casos de mujeres en colectivos estigmatizados, de mujeres migrantes, de mujeres con carencias económicas que necesitan políticas específicas para empoderarse o de mujeres en condiciones precarias en zonas con limitados accesos a los recursos necesarios y con cargas familiares (algunos ejemplos: ‍Asensio Belenguer y Lacalzada De Mateo, 2015; ‍Cano Isaza y Orlando, 2014; ‍Cheston y Kuhn, 2002; ‍Kabeer, 1999; ‍Robinson Trápaga et al., 2019; ‍Rowlands, 1997).

La investigación base de este artículo ha sido diseñada con el objetivo de analizar el proceso del empoderamiento de diez mujeres de la generación baby boomer socializadas durante la Transición democrática española. Estas mujeres debían haber pasado por al menos una ruptura de pareja con convivencia, vivir en un entorno urbano y tener un nivel académico medio o alto. Las mujeres también debían estar empleadas en la actualidad o haberlo estado en el pasado.

Para preparar las entrevistas revisé escritos sobre masculinidades y género hechas por hombres para conocer el estado de estas investigaciones en el ámbito académico (algunos ejemplos en inglés: ‍Connell, 2003; ‍Holter, 2014; ‍Scambor et al., 2014; ‍Tienari y Taylor, 2019). Estos escritos me hicieron intuir que las mujeres podrían no reaccionar a los micromachismos de la misma forma que lo pudieron haber hecho las madres y que las respuestas podrían ser novedosas.

Esto sugirió que era necesario analizar también las interacciones personales en el ámbito de la pareja a partir de dos tipos de microacciones: los micromachismos (‍Bonino Méndez, 1996, ‍2005) y lo que hemos llamado microfeminismos de las mujeres que estaban emanando de los relatos. El objetivo nuevo es llegar a una propuesta teórica del proceso de empoderamiento femenino a partir de la perspectiva de los dos tipos de microacciones, lo que permite crear un cuerpo más estable del propio proceso donde las reacciones de las mujeres como microfeminismos responden a un diseño y a una esencia diferente a la de los micromachismos.

El análisis confirma que estas mujeres detectan los micromachismos de los varones en el ámbito privado de la pareja y sus relatos los describen con la suficiente precisión para ser clasificados conforme al trabajo de Bonino. Los microfeminismos son respuestas que rechazan el control, la dominación masculina y también el mandato de que los micromachismos tengan que ser cotidianos y aceptables.

Por tanto una aportación importante de la investigación es que los microfeminismos representan una nueva variable para el estudio del proceso del empoderamiento como parte del empoderamiento educativo y económico que muchas mujeres de esta generación de baby boomers han conseguido.

II. MOTIVACIÓN[Subir]

Mi motivación ha sido mi propia experiencia; la generación de mujeres seleccionada es la mía. Nuestra socialización se realizó bajo la influencia de las ideas de la Transición, que fue una etapa de muchos cambios sociales; un factor histórico que pudo haber condicionado nuestros proyectos vitales para que fueran de corte feminista, de independencia y con un desarrollo personal claro.

III. OBJETIVO DE LA INVESTIGACIÓN[Subir]

El objetivo es reconstruir el proceso de empoderamiento de las mujeres analizando dos tipos de microacciones: los micromachismos del varón y los microfeminismos de la mujer.

IV. PERSPECTIVA TEÓRICA[Subir]

Hay dos conceptos relevantes para el análisis y para la investigación: el empoderamiento y las microacciones dentro de la pareja. Es necesario que las aproximaciones teóricas de ambos conceptos conserven la perspectiva de esta investigación, poniendo atención en que las ideas teóricas no deben condicionar ni limitar la investigación, el análisis posterior y las conclusiones.

1. Definición de microacción[Subir]

El sufijo micro hace referencia al nivel de interacción personal del modelo de estructura de género propuesto por Risman (‍2018); también al análisis de la evolución de la desigualdad de género en el proceso de cambio social de Sullivan et al. (2018). Su uso necesita una puntualización: Risman se refiere al nivel individual de interacción referido a la socialización y a las identidades, mientras que Sullivan et al. hablan del nivel micro como el nivel individual y social. El concepto de mi propuesta utiliza en el lenguaje el prefijo micro para el nivel individual de la socialización de género y a las identidades.

2. Empoderamiento[Subir]

Para San Pedro (‍2006) no hay una definición única y homologada de empoderamiento, por lo que recomienda buscar un concepto propio. No obstante, San Pedro relaciona el poder con la toma de conciencia de los propios intereses. Por su lado, Kabeer (‍1999) relaciona el empoderamiento con un cambio para poder tomar decisiones estratégicas que antes fueron negadas. Esta autora relaciona la toma de decisiones con tres dimensiones: recursos, agencia y logros. Kabeer escribe que los recursos necesarios pueden ser de diferente índole según el objetivo: humanos, económicos, sociales u otros. En esta, línea West y Zimmerman (‍1987) confirman las ideas anteriores, remarcando la importancia de no reducir el estudio sobre el empoderamiento solo a una única variable ni contemplarlo solo desde una perspectiva de logro por el riesgo de condicionar el foco de estudio. Otro aspecto es que la idea de empoderamiento no debe analizarse solo como un proceso lineal y unidireccional; en este sentido, Young (‍1994) recomienda también analizar las diferentes vertientes que deben considerarse en el proceso.

Estas ideas teóricas precisan un diseño metodológico que no solo no condicione ni limite la recogida del relato, sino que motive a las mujeres a hablar con confianza.

V. METODOLOGÍA[Subir]

La reconstrucción del proceso de empoderamiento del tipo de mujer seleccionada necesita una metodología que indague sobre el efecto en sus trayectorias vitales de las ideas del periodo histórico en que se socializaron por las importantes transformaciones en los diferentes ámbitos de lo social para la igualdad de género (‍Threlfall, 2009).

Otro aspecto fundamental para una investigación cualitativa es garantizar que la identidad de la persona participante queda oculta.

1. Selección de las participantes[Subir]

Las participantes debían ser mujeres que nacieron entrada la década de los sesenta hasta mediados de la década de los setenta del siglo xx. Debían tener un nivel académico medio o alto y estar empleadas en la actualidad o haberlo estado en el pasado. Los recursos educativos y la experiencia laboral se presentan de cara al diseño de la investigación como dos variables relevantes que facilitan el empoderamiento; en otras palabras, en el caso de una ruptura de pareja deseada por ella sería un indicador de empoderamiento porque la mujer lo lleva a la práctica despojándose de lo que para ella es una tutela masculina. Los otros requisitos buscan la homogeneidad entre las participantes para el análisis: las mujeres seleccionadas deben tener al menos una ruptura de pareja con convivencia con un hombre y vivir en un entorno urbano. La maternidad no ha sido un requisito para la selección de las participantes.

Para localizar a las mujeres, recurrí a la técnica de la bola de nieve. Tres mujeres de mi confianza me pusieron en contacto con otras mujeres que cumplían los requisitos y que aceptaron participar en la investigación; a su vez, estas me proporcionaron otros contactos de mujeres para continuar el trabajo de campo.

2. Seudonimización de las participantes[Subir]

En relación con la necesidad de seudonimizar las identidades de las mujeres, Bogdan y Taylor hablan de la necesidad de anonimato de las personas que participan, ya que desvelar las identidades auténticas puede ser no solo ilegal, sino que los relatos podrían ocultar detalles relevantes (‍Taylor y Bogdan, 1987: 112). Las mujeres reciben para el análisis un nombre ficticio; su edad, su nivel académico y su profesión quedan ocultos dentro de una generalización estadística. Los nombres de otras personas mencionadas también se seudonimizan, así como otros detalles que emanen de forma espontánea y que pudieran facilitar identificar a la mujer.

Estos son los resultados de la seudonimización y ocultación:

Tabla 1.

Datos de las participantes seudomizados

Nombre Edad (rango) Nivel académico Profesión Criaturas Lugar de las entrevistas
Zara 57-62 Titulación universitaria TPCA 0 CP
Yaiza 49-56 Titulación universitaria TPCA 1: 6-‍12 años
2: 2-‍5 años
DE
Xana 49-56 Titulación universitaria TPCA 1: 2-‍5 años
2: 2-‍5 años
3: 2-‍5 años
DE
Wendy 57-62 Titulación universitaria TPCA 0 DE
Valentina 49-56 Estudios universitarios sin titulación TPCA 1: 2-‍5 años
2: 2-‍5 años
DE
Úrsula 57-62 Titulación universitaria TPCA 1: Adolescente CP
Trinidad 49-56 Titulación universitaria TPCA 2: 6-‍12 años DE
Sonia 49-56 Titulación universitaria TPCA 0 Telefónica
Raquel 57-62 Titulación universitaria Autónoma 1: 6-‍12 años DE
Queca 49-56 Titulación universitaria TPCA 1: 6-‍12 años CP
Nota: edad (rango de edad de la participante en el momento de la entrevista; TPCA (trabajadora por cuenta ajena); criaturas (número de hijos y rango de edad de los hijos/hijas en el momento de la separación); lugar de las entrevistas (CP: casa participante; DE: oficina entrevistadora); telefónica (opción propuesta por la participante tras diversos retrasos por agenda de la mujer).

Fuente: elaboración propia.

3. Investigación cualitativa: relatos de vida, guion temático y codificación[Subir]

La metodología más adecuada es la investigación cualitativa con recogida de relatos de vida para indagar sobre la socialización de la mujer, su proyecto vital y su relación o relaciones de pareja.

El diseño del guion temático es decisivo para alcanzar los objetivos y evitar resultados fallidos. El guion temático en la investigación indaga sobre sus proyectos vitales gestados en la infancia y en la adolescencia y sobre su relación de pareja. Se respetaron los deseos de las mujeres de no hablar de temas en los que ellas no se sentían cómodas; sin embargo, las negativas a relatar algunos episodios sobre su relación de pareja han sido analizadas para encontrar una justificación para el análisis.

El guion temático ha sido la guía para la posterior codificación. Era necesario considerar que el análisis se basa en relatos de narración libre, por lo que la codificación clasifica las citas siguiendo los objetivos para una comparación coherente. Tomé en consideración la idea de Cornejo et al. (‍2008), que apunta que la producción de un relato de vida puede generar algunos efectos en la persona que narra su experiencia porque esta significa, resignifica y da sentido a su experiencia con implicaciones que pueden ser novedosas, relevantes y necesarias.

4. Las entrevistas[Subir]

Las entrevistas se han realizado entre septiembre del 2022 y agosto del 2023. Las participantes, como recoge la tabla 1, eligieron el lugar donde se celebraron, que debía reunir requisitos para posibilitar el diálogo y el registro del relato sin ruidos o distorsiones de fondo. De modo esquemático, estas fueron algunas de las consideraciones relevantes y necesarias para el trabajo de campo y su análisis posterior:

  • Recogida de los relatos. Se utilizó una grabadora de voz y los relatos fueron posteriormente transcritos. El trabajo de codificación y la ayuda al análisis se realizó con el programa atlas.ti versión 23.3.0.

  • El proyecto y recorrido vital. Las entrevistas indagan sobre el proyecto vital, intentando entender las prioridades estipuladas ya en la infancia y en la adolescencia. El proyecto vital es, como indica García Rubio (‍2007), uno sus puntos de anclaje más relevantes para sus referencias identitarias y es fundamental a la hora de contextualizar y entender el sentido de los relatos de vida en la narración.

  • Gestión de los contenidos. Las entrevistas recogen el punto de vista de las mujeres como la fuente necesaria para reconstruir los procesos conducentes a la búsqueda de independencia económica y emocional durante el proceso vital narrado. Esto implica también analizar la construcción de nuevas relaciones de pareja tras la experiencia de un proceso de empoderamiento.

5. Las voces de las madres y de los varones[Subir]

Hay un par de cuestiones que podrían surgir durante la lectura de este artículo. ¿Debieron haberse incluido en la investigación las voces de las madres y las de los varones? La investigación no se diseñó para escuchar estas voces por las siguientes razones:

  • Con relación a las madres hay dos asuntos. Martín Palomo (‍2013) habla de las transferencias culturales y simbólicas intergeneracionales entre mujeres de una misma familia, por lo que el proyecto vital de las mujeres tiene necesariamente fuertes influencias de lo aprendido de las madres. Pero la idea que con más fuerza sugirió no incluir en la investigación las voces de las madres fue que es esperable que estas sean personas en un rango de edad avanzado, por lo que pueden haber fallecido o que por su edad tengan deterioros de alguna naturaleza que limiten y condicionen su participación.

  • En lo referido a escuchar la voz de los hombres, encontré algunas dificultades, tanto personales como metodológicas. A nivel personal, algunas mujeres posiblemente no accederían a participar en la investigación si fuera un requisito entrevistar a sus exmaridos o exparejas. Esto limitaría la investigación a seleccionar mujeres con una buena o muy buena relación con sus exparejas, y la relación con las exparejas no fue un condicionante para la selección. A nivel metodológico, el diseño de la investigación presentaba también otras dificultades. Pierre Bourdieu afirma que las mujeres conocen mucho más detalladamente el mundo de los hombres, mientras que para ellos el conocimiento del mundo de las mujeres se apoya mayoritariamente en estereotipos (‍Van Stolk y Wouters, 1987; ‍Bourdieu 2000: 47).

  • Otra dificultad metodológica está en las diferentes interpretaciones de la acción. El sentido atribuido no tiene necesariamente que ser recíproco porque cada una de las partes hace su diseño de la acción sin que ambos la interpreten igual (‍Weber, 2014: 151-‍159). Para comprender el empoderamiento interesaba conocer la interpretación que ellas hacen del comportamiento de él, pero para este objetivo de conocimiento no es relevante lo que ellos pensaran.

6. El punto de saturación[Subir]

Taylor y Bogdan indican que el punto de saturación es el momento en que los datos recogidos empiezan a ser repetitivos y dejan de aportar aprehensiones relevantes sin introducir cambios en los escenarios y en los objetivos de estudio (‍Taylor y Bogdan, 1987: 35, 90). El punto de saturación conforme al diseño de la investigación lo definen la posición de la mujer frente a su propia independencia; las ideas no negociables y las líneas rojas recogidas en los proyectos vitales para desarrollar sus proyectos y poder satisfacer las necesidades propias. Cuando se repitieron las mismas ideas por parte de las entrevistadas se alcanzó este punto.

VI. ANÁLISIS DEL PROCESO DE EMPODERAMIENTO, DE LOS MICROFEMINISMOS Y DE LOS MICROMACHISMOS[Subir]

A continuación, se presenta en primer lugar la propuesta teórica que surge del análisis del discurso de las mujeres y después se ilustra el proceso de empoderamiento con detalles y citas.

1. Proceso de empoderamiento[Subir]

Según la propuesta de Kabeer (‍1999), las narraciones deben dejar evidencias de las tres dimensiones del empoderamiento: los recursos, la agencia o la capacidad de transformar las condiciones de vida y el logro. El análisis lo confirma:

  • Recursos. Las mujeres aprenden en edades tempranas las habilidades para en la edad adulta ser personas independientes y las transforman en recursos educativos y económicos.

  • Agencia. La capacidad de transformar condiciones de su vida puede originarse en el proyecto vital.

  • Logro. Las mujeres llegan a gestionar los objetivos de su proyecto vital, su autonomía, su independencia personal y económica controlando posibles dependencias emocionales del varón.

Sin embargo, y sin contradecir lo anterior, las narraciones muestran que el proceso del empoderamiento responde a un esquema algo más complejo. La capacidad de transformar tiene origen en el proyecto vital y va acompañada de reflexiones, reacciones y evaluaciones que justifican y contextualizan el proceso; también lo evalúan tomando lo que conceptualizamos como microacciones. En otras palabras, la investigación ha permitido detectar las fases a partir de las ideas comunes presentes en los discursos de las participantes, lo que facilita reconstruir un ciclo a partir de hitos, acciones o comportamientos que van marcando un avance del proceso. El análisis deja ver también que el ciclo de empoderamiento se inicia incluso antes de la propia relación. El proceso de empoderamiento se gesta con el proyecto vital donde quedan marcadas tanto las líneas que seguir como también las líneas rojas que no quieren traspasar.

A continuación, defino las fases según las conclusiones de los relatos, para continuar con dos esquemas que pretenden aportar un imagen visual de la construcción del proceso.

1.1. El proyecto vital[Subir]

A través del proyecto vital estas mujeres definen en la infancia y en la adolescencia cómo debe construirse su vida en la edad adulta, previendo los recursos que precisarán para seguir su proyecto de vida. Todas las participantes afirman haber decidido en la infancia y/o en la adolescencia estudiar en la universidad, mantenerse económicamente independientes y también algunos planteamientos sobre el matrimonio y la maternidad. El proyecto vital es, según Martínez Sahuquillo (‍2006), una fuente primaria de la identidad para las personas, aunque no descarta la posibilidad de que se produzca una evolución a partir de una reinterpretación de la experiencia en un vaivén de resistirse y de modificar dicho proyecto. Las narraciones confirman que las mujeres ciertamente mantienen un diálogo con su proyecto vital y que sus experiencias introducen modificaciones que ellas aplican en relaciones posteriores. Más adelante volveré sobre esto.

1.2. El malestar[Subir]

El malestar en este contexto aparece vinculado a contradicciones y decepciones. Para León Calderón (‍2022), el descontento tiene relación en las sociedades más modernas con las limitaciones implícitas de las expectativas. Relacionado con esto, las participantes Xana, Yaiza y Queca relatan cómo sus maridos no respetan los acuerdos verbales con relación a la convivencia, con el consiguiente malestar. Algunas de estas limitaciones o decepciones tienen relación también con las ideas que integran el contrato implícito que ellas diseñan para la relación de pareja. Toda relación está gobernada por un contrato, en ocasiones implícito, donde está recogido lo que para la persona es esperable. El ámbito del contrato implícito para Aguirre Miguélez (‍2014) incluye actitudes y comportamientos de las que no se habla, pero que se esperan. Esta autora afirma que al no haberse acordado los términos de un contrato implícito no es posible una revisión y eso dificulta la negociación llegando la decepción que conduce al malestar. Las microacciones del varón y las reacciones de la mujer serían el contenido de la no negociación o de la negociación implícita.

1.3. La reflexión[Subir]

Según el Diccionario de la RAE, reflexionar es pensar atentamente sobre algo. La reflexión en este contexto realiza un juicio sobre la disonancia entre los acuerdos, el contrato implícito emanado del proyecto vital y las experiencias. La defensa del contrato implícito aparece cuando hay acciones que no se esperan y que no son aceptables. El juicio realizado o reflexión propone alternativas para devolver el consenso y desechar aquello que no es negociable. Zara habla de tener que ceder siempre ella; su reflexión tiene que ver con que sus prioridades se infravaloran en la relación. Sonia reflexiona sobre las imposiciones de su marido sobre decisiones que según esta mujer solo le corresponden a ella.

En general, las mujeres participantes reflexionan sobre sus propias acciones, sobre las alternativas, sobre las acciones de varón y sobre lo que para ellas son actitudes inaceptables de su pareja.

1.4. La acción o reacción[Subir]

La mujer diseña una acción con objetivos conciliadores. Dos ejemplos son las acciones para evitar algún conflicto esperado a partir de una decisión adoptada con anterioridad y las reacciones que se oponen de forma abierta a acciones que no son aceptables.

Estas reacciones son microfeminismos sobre las que volveré más adelante. Las reacciones de las mujeres están adaptadas a la acción o acciones que produjeron el malestar. Así, Queca recurre al sexo para reconducir una situación que para ella resulta conflictiva, pero con potencial de ser solucionada, mientras que Xana se siente impotente frente a las acciones del marido y propone visitar un profesional que les ayude a reconducir la relación de pareja. Cada reacción puede necesitar responder a más de una acción que produjo malestar y donde la reflexión diseña una reacción conjunta.

1.5. La evaluación[Subir]

Si las reacciones son efectivas podría llegarse al consenso. Cuando no es así, la mujer habla de un malestar que incluso llega a invadir otros ámbitos. Sonia observa que su marido emprende una serie de acciones que los distancia; Raquel y Yaiza concluyen que sus respectivos maridos no se involucran en la familia y que ellas no van a soportar todo el peso. El malestar en esta fase se expande, el respeto mutuo que soportaba la relación se diluye o desaparece. El resultado de la evaluación lleva a una decisión donde la mujer está priorizándose ella y aquello que le es importante, incluso obviando una cierta dependencia emocional del varón.

1.6. La ruptura[Subir]

La ruptura puede definirse como el momento donde se alcanza el empoderamiento o el logro, aunque esto no implica que sea un momento de felicidad. El resultado de la evaluación y la ruptura lo sintetizan algunas mujeres como un «hasta aquí» o un «se acabó». La interrupción definitiva de la convivencia frena de forma más o menos progresiva los conflictos que condujeron a la separación. Valentina habla de una ruptura difícil para ella a nivel emocional, pero necesaria. Xana se cuestiona si con su primer marido debió haber aguantado más para, a continuación, afirmar que ella es así y que hizo lo que tenía que hacer. Trinidad define como dura la separación, especialmente porque tenían una criatura que cuidar, pero en su relato ella también valora la ruptura como un paso necesario. En algunos casos la ruptura viene de parte del varón; la no oposición de la mujer es un indicio de que ella también la valora como necesaria.

1.7. Después de la ruptura[Subir]

Las mujeres no abandonan su proyecto vital, aunque sí incorporan experiencias que introducen cambios. Esto significa que de cara a relaciones posteriores las expectativas podrán ser rediseñadas con un esquema diferente respecto a la relación anterior.

Ellas han recuperado una independencia y una autonomía que sentían perdidas. El trabajo de campo confirma que nueve de las diez participantes optan por una relación posterior sin convivencia, mientras que dos de ellas no tienen en el momento de la entrevista una relación, pero la no convivencia es algo no negociable. Zara afirma que aceptaría vivir con su pareja si redactan un contrato sobre los términos de la convivencia en un documento escrito que ambos deben firmar con el compromiso de cumplirlo.

1.8. Análisis esquemático el ciclo[Subir]

El análisis del ciclo puede presentarse a nivel esquemático desde dos perspectivas. Malo Pé (‍2010) diferencia entre dos categorías de recepción de la acción: lo emocional y la conciencia reflexiva. Lo emocional se refiere a la propia subjetividad que genera una reflexión simultánea a la experiencia, mientras que la conciencia reflexiva es posterior a la recepción de la acción. Para las participantes, lo emocional está estrechamente ligado con el malestar por algún incumplimiento del contrato implícito, lo que es motor de avances de las fases.

Figura 1.

Las fases del empoderamiento: lo emocional

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Fuente: elaboración propia.

Según la figura 1, las etapas o fases del empoderamiento se configuran como un continuo que emerge del proyecto vital y cuya evolución está vinculada a lo emocional. La aparición de una nueva fase emana a partir de acciones que producen malestar. A su vez, el surgimiento de una nueva fase no elimina las anteriores: el malestar se mantiene durante todo el proceso, la reflexión no es una acción puntual, habrá diversas reacciones, etc.

La segunda perspectiva contempla el proceso desde la conciencia reflexiva, lo que activa la relación entre fases, con el proyecto vital y con el propio empoderamiento.

Figura 2.

El proceso de empoderamiento: La conciencia reflexiva

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Fuente: elaboración propia.

El malestar lo relatan las participantes como la primera fase que aparece con las primeras contradicciones y decepciones por disonancias con el proyecto vital. El proyecto vital es el origen de lo aceptable y de la lógica que estructura los acuerdos y contratos implícitos.

La conciencia reflexiva del proceso vincula las fases, las relaciona con el proyecto vital y con el empoderamiento. El proyecto vital y el empoderamiento crean un marco con los límites del proceso para la persona. La figura 2 muestra el malestar como un estado que está presente en todo el proceso y que está vinculado con todas las fases. Las fases de reflexión, reacción y evaluación son intentos de reducir el malestar y se vinculan entre ellas en una dirección descendente hacia la ruptura. La reflexión, la reacción y la evaluación están diseñadas a partir del proyecto vital y le reportan sus experiencias, de ahí la flecha de dos direcciones.

La salida del proceso reduce progresivamente el malestar y permite la recuperación del poder perdido; el empoderamiento devuelve la independencia y la autonomía y también aporta conocimiento a través de la experiencia.

2. Dos tipos de microacciones en el proceso: los microfeminismos y los micromachismos[Subir]

El trabajo de campo confirma comportamientos del varón que perpetúan la dominación masculina; son los micromachismos. También ha sido posible detectar unos microfeminismos, acciones de la mujer que se oponen a los micromachismos.

La estructura que sigue este epígrafe comienza revisando los microfeminismos para su clasificación. El siguiente punto analiza generalidades de los micromachismos en los relatos. Tanto los microfeminismos como los micromachismos aparecen juntos en los relatos. El último punto recoge algunas citas o conclusiones de los relatos que vinculan ambos en la narración.

2.1. Microfeminismos[Subir]

El análisis de los relatos confirma que las mujeres no aceptan los micromachismos, sino que ofrecen una resistencia a partir de unas microacciones que se activan con el malestar. Estas microacciones, los microfeminismos, solo se generan en presencia de micromachismos y son relatados con la suficiente precisión para identificarlos y clasificarlos según dos criterios: el primero se refiere al momento en que se gestan en la línea temporal, mientras que el segundo tiene relación con su tipología. No debe excluirse que cada microfeminismo pueda ser clasificado bajo más de una categoría.

a) Microfeminismos según su diseño en la línea temporal

Los relatos dejan ver que los microfeminismos pueden clasificarse en la línea temporal como anticipatorios o coyunturales:

  • Microfeminismos anticipatorios son microacciones que se diseñan en un momento anterior al inicio de la propia relación. Un ejemplo lo deja Úrsula cuando afirma que ella siempre dijo que nunca sería la criada de ningún hombre. Raquel relata que en el momento que vio que su pareja no iba a involucrarse en lo doméstico contrató a una persona antes de que se iniciara algún conflicto por esa razón. Lo doméstico es el ejemplo paradigmático de microfeminismo anticipatorio que aplican las mujeres antes de que produzcan malestar. Algunas de las mujeres entrevistadas rehacen su vida tras la ruptura y la mayoría de las participantes deciden que la nueva relación de pareja será sin convivencia; este es un microfeminismo anticipatorio diseñado antes de la nueva relación, que evita un alto espectro de micromachismos y conflictos esperados de la convivencia.

  • Microfeminismos coyunturales. Son microacciones que la mujer diseña para responder a micromachismos imprevistos que le producen malestar y que muestran la tendencia de alejarla de su proyecto vital. Los microfeminismos coyunturales pueden no ser una reacción inmediata. Un ejemplo lo deja Xana: su tercer marido tiene conductas del tipo controlador en lo referido a sus contactos sociales. La respuesta inmediata es manifestarle al varón su malestar, pero el microfeminismo coyuntural consiste en asistir a un terapeuta. Zara tiene una relación de pareja sin convivencia y cuando ella lo visita en su casa ella reacciona con manifiesta ironía frente al caos doméstico de limpieza y orden. La reacción de Zara tiene una componente anticipatoria, que es la negativa de la mujer a asumir lo doméstico en casa de su pareja, y una componente coyuntural, que es su reacción irónica frente al caos lo que motiva al varón a resolverlo.

b) Microfeminismo según su tipología

La clasificación de los microfeminismos según su tipología hace referencia a la esencia de la propia reacción y a la naturaleza de aquello que ha generado el malestar. Según esto pueden ser clasificadas en integrativas, de independencia o encubiertas:

  • Microfeminismos integrativos. La intención de la mujer es incorporar al hombre en tareas etiquetadas como femeninas, fundamentalmente en lo doméstico y en la familia, algo que aporta beneficios a los hombres. Holter afirma que en los países con más igualdad los hombres se implican en mayor medida en las tareas del hogar y en los cuidados, las tasas de bienestar de los varones son estadísticamente mejores y se observa un menor porcentaje de depresión masculina. Las narraciones recogidas indican con unanimidad que las mujeres quieren que el varón participe en lo doméstico. Pero con relación a los cuidados y la crianza, los relatos no muestran una estructura homogénea. Yaiza habla de la implicación que tuvo su exmarido en la crianza del primer hijo, pero que al segundo no lo atendió con el mismo empeño, lo que supuso para la pareja importantes conflictos. Raquel, Úrsula, Valentina y Trinidad relatan que sus exmaridos sí que se implicaban con las criaturas para llevarlos y recogerlos de la guardería o colegio, pero cada mujer lo afrontó de diferente forma. Raquel decidió tomar una reducción de jornada laboral para atender a su criatura. Úrsula no renunció a su actividad laboral y siempre repartió las atenciones de su criatura con su marido. El marido de Valentina quiso la custodia tras la separación y se ocupó de las criaturas de ambos. El marido de Trinidad estaba muy implicado con su actividad laboral, pero ella afirma que era un padre cariñoso. La conclusión de esto es que las mujeres activan en el proyecto vital microfeminismos anticipados homogéneos para las tareas de limpieza, pero el reparto del cuidado de los hijos responde a esquemas diferentes donde cada mujer opta por una variante, lo que dificulta hacer un análisis si recurrieron a microfeminismo por estas tareas.

  • Microfeminismos de independencia son los que mayoritariamente relatan las diez mujeres. Aquí cabe citar la defensa de su derecho a decidir su formación académica, mantener su independencia económica, cuidar y mantener sus vínculos sociales de amistades y familia. Otro ámbito de la búsqueda de independencia está en lo íntimo, donde las mujeres reivindican su derecho a una sexualidad satisfactoria a la que no están dispuestas a renunciar, incluso después de la separación de su pareja. Estas ideas las relatan las mujeres con decisión y de forma explícita. Lo ilustramos con algunos ejemplos recogidos de las narraciones. Queca y Xana se muestran muy molestas cuando sus maridos se interponen en la relación con sus amistades y esto es origen de conflictos. El marido de Sonia pretende controlar y definir el horario de trabajo de ella y los encuentros con su familia. Los relatos narran microfeminismos de independencia de la mujer, que asumen los costes de un posible conflicto con el varón. El microfeminismo de independencia último es el empoderamiento, que pone el foco en sus necesidades de autonomía, independencia y el bienestar propio. Las mujeres entrevistadas tienen un trabajo remunerado y gozan de independencia económica y optan por la ruptura, aceptando la posibilidad de tener que reducir su nivel de vida frente a la alternativa de prolongar una relación de pareja poco o nada satisfactoria.

  • Microfeminismos encubiertos apenas aparecen en los relatos. La justificación de esta ausencia puede buscarse en que la ausencia de un término en el lenguaje para estas acciones dificulte la abstracción, o bien que las participantes pueden no ubicar estas microacciones en el contexto de la relación o quizás, simplemente, que no quieren narrarlos. No obstante, se han recogido algunos ejemplos: Trinidad intentaba que su pareja cambiara sus hábitos de dejar los zapatos tirados en las zonas de paso, algo no solo molesto a nivel estético, sino que conlleva un cierto riesgo de accidentes domésticos. Ante esto, su microfeminismo fue colocarlos estratégicamente para que tropezara él. Queca utilizaba el sexo como herramienta en la relación. El sexo es posiblemente el microfeminismo encubierto de uso universal utilizado en una alto porcentaje de casos, aunque no hablasen de ello.

2.2. Micromachismos en la práctica[Subir]

La participante Úrsula afirma que ella nunca hablaría mal de su exmarido. Wendy no se pronuncia al respecto, pero su narración está marcada por los olvidos de gran parte de la convivencia con su exmarido. Ambos casos los valoro para el análisis en la línea de lo socialmente bien considerado. Ferrer et al. (‍2008) dan cifras para ello de entre el 10 % y el 50 % de los relatos de la población femenina. El impacto en esta investigación es del 20 %, valor que entra dentro del rango. La pregunta es si lo que socialmente está bien considerado pudo haber condicionado los relatos de las otras ocho participantes. Durante las entrevistas no encontré ningún indicio que las otras ocho mujeres ocultasen experiencias de una forma intencionada; al contrario, durante el trabajo de campo tuve la impresión que compartir sus vivencias las aliviaba.

Con relación a los micromachismos, Ferrer et al. (íd.) indican que, en general, son aceptables para los hombres en mucha mayor medida que para las mujeres. La realidad que presentan los relatos es que las mujeres se oponen a los micromachismos; sin embargo, los micromachismos de dominación y de control persisten en la relación a pesar de la resistencia de la mujer. Esto confirma la idea de Ferrer et al. (íd.) de que algunos hombres los consideran aceptables e, incluso, legítimos. La idea que defiende Bonino (‍1996) es que los micromachismos son imperceptibles para los varones, pero que nombrarlos los visibiliza. El propio Bonino habla del malestar que produce a las mujeres, aunque no los detecten claramente. Frydman (‍2021) afirma que es más fácil detectar los micromachismos en otras personas porque la autodetección falla por su anclaje en la sociedad. Independientemente de si la mujer los puede nombrar según la clasificación de Bonino, si el micromachismo es una acción que produce malestar y motiva microfeminismos u otras estrategias de resistencia en la mujer, esto favorece que ellas lo recuerden por el malestar y no por una construcción teórica. Ellas los narran con suficiente precisión en una misma cita con los microfeminismos y ese es el objetivo del siguiente punto, que recoge relatos donde micromachismo y microfeminismo aparecen vinculados.

2.3. Micromachismos vs. microfeminismos[Subir]

Quiero aclarar que este punto no incluye microfeminismos anticipatorios porque estos neutralizan los micromachismos antes de que se produzcan; las mujeres en estos casos no narran el malestar, sino la rapidez con que ponen en práctica la prevención de ese tipo de conflictos.

En algunas citas, las mujeres narran su malestar previo a la acción, mientras que en otras hablan de su acción o relatan una decisión. Como paso previo a las siguientes citas, es necesario considerar la idea de Taylor y Bogdan (‍1987: 159), que afirman que la lectura requiere entender a la mujer. Por ello es necesaria una comprensión de los escenarios y de las personas para comprender las interacciones descritas por la mujer.

En un relato sobre la convivencia con su exmarido, Zara habla de tener que ceder y de «chorradas» que la van absorbiendo, pero que para ella también son importantes. Aquí Zara habla de dominación, de control u otro tipo de micromachismos del día a día. La cita termina con un «hasta aquí», que es el microfeminismo final de independencia. Yaiza describe a su marido como un hombre que no participa de las obligaciones de la vida en familia. El malestar habla de una actitud del marido de extrema pasividad. La reacción de Yaiza es que no le va a «sacar las castañas del fuego», lo que anticipa el microfeminismo último de independencia, la ruptura. Raquel, de forma semejante, hace también una evaluación sobre la falta de compromiso de su marido con la familia: Raquel aporta mucho y él no; él usa de forma coercitiva su tiempo y el espacio para él. Esta reflexión anticipa el microfeminismo definitivo, la ruptura por el constante aumento de malestar. Xana deja un relato de malestar por un marido controlador; el micromachismo es del tipo coercitivo o encubierto de hipercontrol. Su reacción es acudir a una terapia. Este microfeminismo puede ser clasificado bajo dos tipologías: de independencia, por recuperar la capacidad de tomar las decisiones que solo le afectan a ella, y encubierto, donde podría llegar a reconducir la relación sin el conflicto. Trinidad se pregunta: «En qué momento llegamos a ese punto de llevarnos así regular y de que [él] diga cosas simplemente para molestarme». La novedad de esta cita es que ella reflexiona sobre el malestar que antecede el microfeminismo y la quizás imperceptible trayectoria de la acción del varón. La reacción podrá ser un microfeminismo de independencia que reacciona a diferentes acciones encubiertas del varón. Sonia habla del malestar que le produce la doble cara que muestra su marido: «Y tú delante de ellos das una cara, pero luego cuando estás conmigo es solamente dar el coñazo. Para mí lo único que consigues es que yo cada día me aleje más de ti». El micromachismo pretende manipular de forma encubierta al entorno social a favor suyo, el varón aplica quizá dobles mensajes del tipo afectivo-agresivo; la respuesta de la mujer es claramente de microfeminismos de independencia y de ruptura. Queca cuenta cómo su marido pone obstáculos a que ella participe de los encuentros anuales con sus amigas de toda la vida. Esta cita indica el malestar que le produce la limitación de su autonomía y la desautorización que recibe del varón. El relato lo presenta como una de las piezas del puzle que anuncian el microfeminismo de independencia del final de la relación.

Las citas anteriores son narraciones espontáneas, relatos con reacciones adaptadas a los micromachismos que no incluyen necesariamente acciones inmediatas; los relatos indican que el malestar anticipa un proceso nuevo o habla de uno en curso. Las situaciones narradas incluyen reflexiones y el logro es la independencia y la reducción del malestar. El malestar y los microfeminismos aplicados se incorporan en el proceso reflexivo que evalúa la relación para interactuar con el proyecto vital.

Hay una cuestión que quizá quede implícita en el análisis: justificar si los microfeminismos son frenos o aceleradores al proceso de empoderamiento. Los microfeminismos son reacciones a los micromachismos y no existen por sí solos. Los microfeminismos cumplen la función de intentar reconducir la relación y disminuir el malestar de la mujer. Los relatos hablan de la dificultad de reconducir el proceso y de disminuir el malestar. No sería correcto valorar los microfeminismos como frenos o como aceleradores, sino que son microacciones de la interacción y microtácticas que construyen el proceso de empoderamiento de la mujer.

VII. CONCLUSIONES[Subir]

Este estudio propone usar un concepto espejo relativo al concepto de micromachismos, los microfeminismos, para comprender cómo funcionan los procesos de empoderamiento femenino a nivel microsociológico. Esta propuesta teórica emerge del análisis de un grupo de mujeres cuyos ciclos vitales se desarrollaron en el contexto específico de la revolución silenciosa de las mujeres en España en las últimas décadas, pero puede tener el potencial de ser aplicado a otros grupos y contextos. Además, puede ser un concepto útil no solo para la sociología del género, sino también para la sociología de la familia; por ejemplo, de cara a entender mejor las crisis familiares, los procesos de ruptura conyugal y el amplio desencuentro entre hombres y mujeres que se ve reflejado en altas tasas de divorcios, de hogares unipersonales, de hogares monomarentales y de convivencias puntuales (living apart together).

Como investigación cualitativa, este análisis pone al descubierto hallazgos y también nuevas cuestiones que una investigación de estas características no puede resolver. Algunas las he mencionado de forma breve a lo largo de este artículo; me refiero a encontrar generalidades sobre los microfeminismos encubiertos por su interés como microacciones que, evitando conflictos, consiguen reducir el malestar y reconducir una situación al consenso. Otro asunto que tampoco queda resuelto son las generalidades sobre los microfeminismos con relación al cuidado de los hijos por mujeres de esta generación que son activas laboralmente, con nivel académico medio o alto y cuyo proyecto vital es de autonomía e independencia.

Una investigación futura debería analizar el empoderamiento de mujeres de generaciones posteriores, comparar los proyectos vitales y sus respuestas como mujeres que no se han socializado bajo la influencia de la fuerza de las ideas de la Transición democrática. Una cuestión es si los logros sociales en materia de género se siguen cuidando por las mujeres más allá de las ideas que expresen o si esos logros se han naturalizado, con el consiguiente riesgos de retrocesos por obviar lo que no es obvio.

Como indicaba una de las participantes de esta investigación, la generación de mujeres boomer disfruta por primera vez de unos derechos y de una autonomía durante toda su vida adulta que no tuvieron generaciones anteriores.

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