"De Concordantia Catholica" es la obra más extensa de Nicolás de Cusa y, quizá, las más importante. Mas no sería posible captar toda su fuerza si desconociéramos su circunstancia histórica.
El Cusano estaba obsesivamente dominado por la idea de la unidad. Él veía que en el infinito no se dan opuestos, era uno de sus básicos principios filosóficos. La visión infinita del horizonte del mar, a su vuelta de Constantinopla, le dio esta visión grandiosa, y surgió en su mente y en su pluma la célebre "Concordantia oppositorum".
Pero al mismo tiempo veía que la realidad concreta del Imperio y la Iglesia no era el infinito; habían de darse discrepancias, luchas y opuestos...
La circunstancia histórica que rodea al Cusano es compleja, caótica y, a veces, dramática. Europa está más amenazada que nunca por el este, por la doble amenaza de los otomanos y los bohemios, amenaza política y religiosa...
Contra los que en Roma no veían más que una crisis circunstancial superable por una serie de reformas limitadas, el norte europeo, particularmente los alemanes, cuyo portavoz fue Cesarini, veían algo más profundo y consideraban la crisis y el estado del espíritu cristiano como el fin de la misma cristiandad, sin adivinar otra salida que la unión de todas las fuerzas y, en primer lugar, de la Iglesia y del Imperio, en un concilio universal, con una reforma profunda y total, impuesta por el Imperio, la Iglesia y el concilio. La Concordantia es esta tesis reformadora.