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Resumen
A finales del siglo xix se elaboró, especialmente en Barcelona, un discurso sobre Cataluña como patria única de los catalanes que tuvo en un grupo de jóvenes intelectuales sus más dedicados propagandistas. El encuentro con políticos, industriales, sacerdotes, juristas, en empresas colectivas introdujo en esta manera de ser intelectual un elemento ausente por completo entre sus contemporáneos del 98. Estos no son meros literatos, o arquitectos, o médicos,
que puedan estar preocupados como cada cual por los males de su patria. Se trata, por el contrario, de una gente cuya preocupación por la patria se traduce en acción profesional o colectiva desarrollada desde instituciones culturales creadas al efecto. Lo que escriben si son literatos, las casas o palacios que construyen, o las iglesas y monasterios que reforman, si son arquitectos, los pleitos que defienden si son abogados, están relacionados con lo que pretenden hacer en orden a la recuperación de la nación catalana desde las instituciones que administran y dirigen. No son meros ideólogos, tampoco se limitan a una acción de protesta; buscan formas de movilización, despertar a una nación que juzgan dormida de modo que se ponga en movimiento. Sus retóricas son incomprensibles si sólo se ve en ellas una evolución de ideas casi predestinadas a culminar en una síntesis final; aunque se presenten como culminación de un renacer de la nación, son en realidad los artífices de una nueva identidad nacional.
que puedan estar preocupados como cada cual por los males de su patria. Se trata, por el contrario, de una gente cuya preocupación por la patria se traduce en acción profesional o colectiva desarrollada desde instituciones culturales creadas al efecto. Lo que escriben si son literatos, las casas o palacios que construyen, o las iglesas y monasterios que reforman, si son arquitectos, los pleitos que defienden si son abogados, están relacionados con lo que pretenden hacer en orden a la recuperación de la nación catalana desde las instituciones que administran y dirigen. No son meros ideólogos, tampoco se limitan a una acción de protesta; buscan formas de movilización, despertar a una nación que juzgan dormida de modo que se ponga en movimiento. Sus retóricas son incomprensibles si sólo se ve en ellas una evolución de ideas casi predestinadas a culminar en una síntesis final; aunque se presenten como culminación de un renacer de la nación, son en realidad los artífices de una nueva identidad nacional.