Basándose en el trabajo de Glenn sobre el mito de la escuela pública en los Países Bajos, Estados Unidos y Francia, y en dos estudios de la autora sobre los sistemas educativos español e italiano, este artículo constata un modo difundido de concebir las escuelas pública y privada como lugares de lo universal y lo particular, según una comprensión de lo público y lo privado ligada a la noción de neutralidad de la escuela pública. Para aclarar este concepto, se examinan la jurisprudencia del Tribunal Constitucional español y la doctrina. Su examen revela que la noción de neutralidad se usa en diversos sentidos y con intenciones opuestas, a menudo en positivo. Pero no faltan críticas a esta noción dignas de atención. El estudio de conceptos como neutralidad liberal/laicidad republicana, neutralidad-abstención/neutralidad-confrontación, pluralismo interno/externo, ideario constitucional y adoctrinamiento permite considerar la oportunidad de pasar del neutralismo al pluralismo. La lógica del pluralismo parece más acorde con la naturaleza de la educación y la libertad de enseñanza, pero no exime de buscar consensos amplios en educación. La solución a los conflictos no puede provenir de la inhibición política, pero tampoco de uno de los modelos en discusión antes del consenso constitucional.
Based on Glenn’s work on the myth of the common school in the Netherlands, the USA and France, and on two previous analyses of the Italian and the Spanish educational systems, this paper shows how the understanding of the public and the private as universal and particular spaces respectively has gradually prevailed. This distinction is linked to neutrality as the ideological conception that must dominate in the public school. The paper studies the jurisprudence of the Spanish Constitutional Court and its doctrine, so as to clarify the concept of neutrality. The analysis reveals that the concept of neutrality is used in many different, even opposing, ways. Whilst often regarded positively, some criticism of the concept deserves our attention. Examination of notions such as liberal and republican laity, neutrality-abstention and neutrality-confrontation, internal and external pluralism, constitutional ideology and indoctrination, allows us to consider the possibility of passing from neutralism to pluralism. The logic of pluralism seems more aligned to the nature of education and the freedom of teaching, but without exempting us from seeking broad consensus. It is argued that the solution to educational conflicts will neither emerge from a context of political inhibition, nor from one of the models under discussion prior to the constitutional consensus.